¡°Mi hermano solo quer¨ªa que no tirasen el pescado a la basura¡±
Aimad tiene 29 a?os y se encuentra en paro. Dice que no quer¨ªa trabajar con el hermano por no implicarse en ning¨²n negocio ilegal
Aimad, hermano del vendedor de pescado Mouhcine Fikri, triturado el 27 de octubre dentro de un cami¨®n de basura en Alhucemas, sostiene en una entrevista con este diario que Fikri se meti¨® en el cami¨®n sin que hubiera pescado. ¡°La media tonelada de pez espada se encontraba a¨²n en la furgoneta de mi hermano. ?l solo intentaba evitar que destruyeran el pescado en lugar de d¨¢rselo a los pobres, como suele hacerse. La persona que accion¨® el mecanismo sab¨ªa que en ese momento dentro del cami¨®n no hab¨ªa pescado¡±.
Los Fikri son una familia de clase media, residentes del pueblo de Imzouren, a 16 kil¨®metros de Alhucemas. Al¨ª, el padre, es un maestro jubilado de 71 a?os, miembro del islamista Partido de la Justicia y Desarrollo (PJD); la madre es ama de casa. Tuvieron nueve hijos y una hija. Siete de ellos, incluido uno casado y su respectiva familia, viven en la misma casa de tres plantas, junto a los padres. Aimad tiene 29 a?os, dos menos que su hermano muerto, posee un diploma en microelectr¨®nica, pero como mucha gente de esta tierra que tanto depende de la pesca, Aimad se encuentra en paro. Dice que no quer¨ªa trabajar con el hermano por no implicarse en ning¨²n negocio ilegal.
"Cuando le requisaron el at¨²n hace unos meses mi hermano lleg¨® a casa y le dijo a mi madre: 'He perdido 30.000 dirhams (3.000 euros), pero no me importa porque el pescado se lo han dado a los pobres'. Eso es lo que se hace cuando se cumple la ley, llevar la mercanc¨ªa al orfanato o la residencia de ancianos. Pero esta vez no hicieron eso, las autoridades se saltaron la ley. Y eso es lo que mi hermano trat¨® de impedir. La mercanc¨ªa le cost¨® esta vez el equivalente a 4.500 euros. Y pod¨ªa venderla por 6.000. Pero no era el dinero lo que le importaba. Con la venta ilegal pod¨ªa ganar mucho dinero en un mes, aunque tambi¨¦n pod¨ªa llevarse tres o cuatro meses sin ganar nada".
En la furgoneta de Mouhcine solo viajaba un ch¨®fer cuando el viernes lo detuvo la polic¨ªa. "El ch¨®fer, contratado por mi hermano, hab¨ªa salido del puerto con el pescado sin ning¨²n problema. Pero se ve que alguien del puerto dio el chivatazo a la polic¨ªa y cuando pas¨® por el pueblo, de camino hacia Casablanca, la polic¨ªa lo detuvo. El ch¨®fer llam¨® a mi hermano y Mouhcine se present¨® en comisar¨ªa junto a tres amigos suyos que tambi¨¦n trabajan en el puerto. Las autoridades llamaron al cami¨®n de la basura con la intenci¨®n de destruir el pescado. Y entonces fue cuando mi hermano y sus tres amigos se subieron al cami¨®n".
"Mi hermano se meti¨® en el contenedor del cami¨®n como si estuviera en una ba?era y dijo: 'Ya me duchar¨¦ despu¨¦s'. Esas fueron sus ¨²ltimas palabras. Solo ten¨ªa el brazo fuera del cami¨®n. Los tres amigos se quedaron sentados fuera. Por eso, cuando se accion¨® la trituradora, los otros tres pudieron saltar. Pero ¨¦l no pudo, porque la m¨¢quina le estruj¨® las piernas".
Muchos vecinos de Alhucemas creen que una autoridad presente en ese momento dijo a un empleado de la basura: "Mach¨¢calo a ¨¦l y a su madre". Pero Aimad Mouhcine lo desmiente. "Lo dice much¨ªsima gente, pero a la hora de la verdad, ning¨²n testigo. Yo he hablado con los tres amigos de mi hermanos, y los tres me dicen que ellos no oyeron nada de eso".
La indignaci¨®n en el Rif es tan grande que a mucha gente le extra?a la mesura con la que la familia ha reaccionado. Este viernes, cuando se cumpl¨ªa una semana de la muerte, se congregaron en la plaza de Alhucemas miles de personas. Era la mayor manifestaci¨®n de las celebradas desde el 27 de octubre en esta ciudad de 60.000 habitantes.
Pero en un momento dado subi¨® al estrado un orador que dijo ser primo de la v¨ªctima. Y asegur¨® que el ministro del Interior, Mohamed Hassad, hab¨ªa advertido al padre de Mouhcine que si hab¨ªa disturbios en las calles estos d¨ªas, ¨¦l ser¨ªa el principal responsable. Aimad Fikri se encontraba presente en la plaza, inadvertido para la mayor¨ªa de la gente.
"Yo no pod¨ªa creerme lo que estaba oyendo", asegura, "No sub¨ª al estrado en ese momento por miedo a que se provocase alguna escena de violencia. Pero ese se?or que habl¨® no es mi primo, yo no lo he visto en la vida. Y, desde luego, desmiento rotundamente que hayamos recibido presiones del ministro. Yo estaba presente cuando el ministro habl¨® con mi padre en nombre del rey. Y lo ¨²nico que hizo fue prometer una investigaci¨®n a fondo, tal como prometi¨® Mohamed VI. Y yo le dije: "si mi hermano incumpli¨® la ley debieron aplicarle la ley en vez de hacer lo que hicieron".
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