La victoria de Trump garantiza un Tribunal Supremo conservador durante d¨¦cadas
Como candidato, el republicano prometi¨® revocar el derecho al aborto y amenaz¨® el matrimonio igualitario
El legado del presidente Barack Obama, las grandes reformas con las que ha quedado definido el Estados Unidos actual donde estaba protegido el derecho al aborto, se bloqueaban leyes antiinmigrantes y se reconoci¨® el matrimonio igualitario, fueron apuntaladas en los ¨²ltimos a?os con sentencias del Tribunal Supremo. La victoria de Donald Trump y el liderazgo republicano en la C¨¢mara de Representantes y en el Senado garantizar¨¢n una corte con un impacto quiz¨¢s m¨¢s grande en la direcci¨®n del pa¨ªs por la nueva composici¨®n ideol¨®gica de esta corte, cuya trayectoria predominantemente conservadora de las ¨²ltimas cuatro d¨¦cadas puede durar varias m¨¢s.
Una de las primeras decisiones de Trump como presidente ser¨¢ el nombramiento del sustituto del juez Antonin Scalia, fallecido el pasado mes de febrero. Su triunfo en las elecciones es tambi¨¦n el de la estrategia republicana que durante nueve meses ha bloqueado al magistrado nombrado por Obama, Merrick Garland. As¨ª se apag¨® la ¨²ltima posibilidad de los dem¨®cratas para equilibrar la balanza entre jueces conservadores y progresistas.
Ahora Trump puede ir m¨¢s all¨¢. Al nombramiento del juez que sustituya a Scalia, uno de los m¨¢s conservadores que haya pasado por las salas del Supremo, el republicano tendr¨¢ casi con toda seguridad la oportunidad de nombrar a uno o dos m¨¢s, ya que los jueces Ruth Bader Ginsburg y Stephen Breyer, con 83 y 78 a?os respectivamente, podr¨ªan retirarse durante su primer mandato. Ambos son considerados progresistas, ambos fueron nombrados por dem¨®cratas y ambos ser¨ªan sustituidos por un conservador a elecci¨®n de Trump.
Ese ser¨ªa su legado la m¨¢xima autoridad judicial del pa¨ªs, una mayor¨ªa de seis jueces conservadores y tres progresistas. La herencia de ese Tribunal va m¨¢s all¨¢ del mandato de un presidente y, en el caso de Trump, tendr¨¢ consecuencias en materias que abarcan desde el derecho al aborto hasta las medidas para luchar contra el cambio clim¨¢tico, desde la regulaci¨®n de las armas hasta la inmigraci¨®n. La principal amenaza de esa corte no es que pueda impedir el reconocimiento de nuevos derechos, sino que puede revertir los ya alcanzados.
Durante su etapa como candidato republicano, Trump prometi¨® nombrar jueces ultraconservadores que blinden la Segunda Enmienda de cualquier reforma que intente regular la posesi¨®n de armas, que est¨¦n dispuestos a derogar el derecho al aborto reconocido por la sentencia de 1973 conocida como Roe V. Wade, e incluso revertir el derecho al matrimonio igualitario, legalizado en 2015.
Su compromiso es tan serio que durante la campa?a public¨® una lista de las personas que considerar¨ªa para sustituir al juez Scalia. La lista de 11 nombres -un gesto casi sin precedentes- fue elaborada con la asistencia de think tanks de Washington para demostrar que Trump tambi¨¦n quer¨ªa representar a los republicanos m¨¢s conservadores y esc¨¦pticos sobre sus intenciones. Todos sus candidatos son blancos, ya ejercen en otros tribunales federales o cortes supremas de los Estados y, seg¨²n el entonces aspirante a presidente, ¡°representan el tipo de valores constitucionales en los que yo creo¡±.
El impacto no ser¨¢ inmediato, pero Trump tiene el camino despejado para empezar. En primer lugar, los republicanos cuentan con mayor¨ªa de legisladores en el Senado, la c¨¢mara que debe confirmar a sus nominados a juez en la Corte y que no deber¨ªan encontrar ning¨²n obst¨¢culo a sus nombramientos. En segundo lugar, la maquinaria conservadora prepara desde hace varios a?os demandas contra leyes aprobadas por Obama como las que intentaron parar la reforma migratoria, el matrimonio igualitario, el derecho al aborto o incluso las medidas para luchar contra el cambio clim¨¢tico.
Todas ellas se basaban en los dos mismos argumentos, que Obama se hab¨ªa excedido en sus competencias o que sus reformas violaban la libertad religiosa de los ciudadanos, y lograron ser bloqueadas por el mismo mecanismo que ahora juega a favor de Trump. La mayor¨ªa de jueces moderados y de ideolog¨ªa progresista en el Tribunal rechazaron estudiar algunas de estas demandas y, las que s¨ª salieron adelante, fracasaron ante sentencias avaladas por esa misma coalici¨®n de magistrados. Ahora el presidente electo republicano podr¨¢ elegir jueces que avalen lo mismo, que acepten las demandas y ratifiquen despu¨¦s las leyes que garanticen esos valores conservadores.
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