¡°?D¨®nde van a meter a todos los migrantes mexicanos?¡±

Valeria Chac¨®n tiene fr¨ªo a pesar de que lleva un jersey que combina con el uniforme de la escuela a la que va. Tiene 16 a?os y desde hace dos camina de Ciudad Ju¨¢rez a El Paso para llegar al colegio privado al que sus padres la inscribieron. Entre sus compa?eros no se habla de otra cosa que de pol¨ªtica estadounidense y ella es sincera con su opini¨®n sobre Trump: ¡°Me estresa porque desprecia a los mexicanos¡±. Sus amigos en el lado estadounidense le han preguntado preocupados qu¨¦ pasar¨ªa si el gobierno le quitara su permiso para estudiar, pero ella responde que estar¨ªa conforme con ir al colegio en M¨¦xico. Hay algo del sue?o americano que Chac¨®n no cree del todo y que explica por qu¨¦ Estados Unidos eligi¨® a Trump como presidente. ¡°Hay mucha gente all¨¢, incluso mexicanos, que hacen comentarios despectivos sobre todo lo que viene de M¨¦xico¡±.

Frente a la garita migratoria, algunas personas se detienen a tomar un caf¨¦ y comer un burrito antes de seguir el camino hasta El Paso. Una decena de vendedores se aposta frente a las casas de cambio que muestran en n¨²meros rojos el valor del peso mexicano frente al d¨®lar. Ricardo Jaquez, de 25 a?os, est¨¢ esperando a sus compa?eros de trabajo. ?l es cocinero de un restaurante mexicano en el lado estadounidense desde hace ocho a?os. ¡°Van muchos morenos¡±, dice para referirse a los clientes afroamericanos del local. La cocina, cuenta, est¨¢ llena de mexicanos y todos est¨¢n temerosos ante la presidencia de Trump, tengan papeles o no. ¡°El nuevo presidente tiene que conocer mejor a los mexicanos y entender que es gente trabajadora que tiene necesidad de cruzar solo para trabajar¡±. Jaquez nunca ha trabajado en M¨¦xico, pero dice que lo har¨ªa en caso de no poder cruzar m¨¢s. La industria maquiladora, que paga un promedio de cuatro d¨®lares al d¨ªa, ser¨ªa su primera opci¨®n.

En el puente fronterizo, los vendedores ambulantes aprovechan la espera en la fila de coches para vender golosinas del lado mexicano del cruce. Luis Aguayo, de 50 a?os, est¨¢ bebiendo todo su caf¨¦ antes de entrar al control migratorio. Va a comprar mercanc¨ªa --que puede ser ropa o utensilios-- que los estadounidenses rechazan en los controles de calidad de las importaciones. M¨¦xico exporta un 80% de sus productos de manufactura a Estados Unidos, as¨ª que Aguayo ha encontrado la forma de aprovechar esa mercanc¨ªa ¡°defectuosa¡± y la lleva de vuelta a Ciudad Ju¨¢rez para venderla. Dos o tres veces por semana atraviesa a El Paso desde hace una d¨¦cada para emprender su particular forma de comercio. ¡°Toda mi vida he vivido en Ju¨¢rez y no me voy porque no me gusta la cultura del otro lado. Los muchachos se exponen a muchos riesgos y yo no quiero eso para mis hijos¡±, dice orgulloso.

Todos los d¨ªas un mill¨®n de personas cruzan de M¨¦xico y a Estados Unidos por alguna de las 58 garitas de la frontera de m¨¢s de 3.000 kil¨®metros. ?ngel Castillo, de 29 a?os, se re¨²ne en el puente con su hermano David que lo visita de Dallas (Texas). Con Trump como presidente ?ngel ha perdido la esperanza de obtener los papeles y no ve en su futuro la posibilidad que durante muchos a?os ha anhelado. ¡°Nos van a dejar sin empleo, va a haber m¨¢s pobreza y m¨¢s violencia en M¨¦xico. ?D¨®nde van a meter a todos los migrantes? Si all¨¢ todo est¨¢ lleno de mexicanos¡±. En la frontera hay tantas dudas como vallas.