Trump en el Despacho Oval
¡°?No era yo el hombre m¨¢s poderoso del mundo?¡±, se preguntaba el magnate
Mi vocaci¨®n como novelista me permite jugar con el tiempo tanto para tratar de echar cubetadas de luz en la historia como para poder adelantarme a los acontecimientos y poder estar c¨®modamente sentado en un sill¨®n apoltronado en el Despacho Oval, el primer d¨ªa de gobierno del presidente Trump. En esa primera ocasi¨®n, pas¨¦ un muy mal rato al verme obligado a contener las carcajadas durante los primeros acuerdos del gabinete con el Jefe de la Casa Blanca.
Trump orden¨® al Secretario de Comercio la imposici¨®n inmediata de un gravamen del 35% a las inversiones de Ford en M¨¦xico. ¡°Imposible, se?or presidente, todas las plantas productoras de autom¨®viles recurren a pa¨ªses en donde la mano de obra es m¨¢s barata y si castigamos a Ford oblig¨¢ndolo a pagar 25 d¨®lares la hora como acontece en Estados Unidos, sacaremos del mercado a un gran motivo de orgullo de la industria norteamericana, ya que Ford paga en M¨¦xico m¨¢s o menos dos d¨®lares la hora. Adem¨¢s, las partes ensambladas en M¨¦xico fueron producidas en nuestro pa¨ªs, se?or presidente. Lo lamento, pero causar¨ªamos p¨¢nico y detonar¨ªamos el desempleo¡¡±.
Trump recibi¨®, a continuaci¨®n, al secretario de Estado y le orden¨® la deportaci¨®n de 11 millones de mexicanos ilegales. ¡°Imposible acceder a sus instrucciones, se?or: esos ilegales levantan las cosechas en California y en Texas y si los regresamos, nuestros campos se van a podrir y los agricultores no podr¨¢n pagar los cr¨¦ditos contratados en los bancos y crearemos un catastr¨®fico efecto domin¨® en nuestro sistema financiero. Lo lamento, pero deportar a los mexicanos ocasionar¨¢ un da?o mayor al existente, adem¨¢s, usted mejor que nadie lo sabe, la industria de la construcci¨®n depende de la mano de obra mexicana, son alba?iles insuperables. ?Qui¨¦n quiere usted que sirva en los restaurantes, sino los mexicanos ilegales? Imposible correrlos. Lo lamento otra vez¡±.
Lo lamento, pero deportar a los mexicanos ocasionar¨¢ un da?o mayor al existente
Momentos m¨¢s tarde Trump, instruy¨® a oficiales de la CIA la destrucci¨®n ISIS: ¡°?Imposible, se?or, ISIS fue creada por nosotros junto con Turqu¨ªa, Arabia Saudita, Qatar y otros aliados m¨¢s! Nos ver¨ªamos fatal con ellos. Nos perder¨ªan la confianza. Cierto que fue una creaci¨®n de los dem¨®cratas, pero si aplastamos a ISIS perderemos fondos del lobbyde gas natural. Imposible, se?or, imposible¡±.
Trump exigi¨® que destruyeran a los talibanes. El director de la CIA, con quien el flamante presidente ten¨ªa fundados motivos de agradecimiento por el da?o hecho a Hillary durante la campa?a al referirse a los correos indebidos, aleg¨® que los talibanes hab¨ªan sido financiados por Estados Unidos para contener a los rusos durante los a?os ochenta. ¡°Ahora tenemos a Pakist¨¢n entretenido con ellos sin la obsesi¨®n de usar sus armas nucleares. Ni pensarlo, se?or presidente, romper¨ªamos un car¨ªsimo equilibrio de fuerzas en la regi¨®n¡±.
Trump adujo entonces que Arabia Saudita financiaba reg¨ªmenes de terror en Medio Oriente, por lo que hab¨ªa llegado la hora de someter a los saud¨ªes y evitar m¨¢s actos terroristas en cualquier parte del mundo. ?Qu¨¦?, contestaron al un¨ªsono los oficiales de mayor alto rango del Pent¨¢gono: ¡°Imposible acceder a sus deseos, se?or presidente, necesitamos el petr¨®leo saudita y si acabamos con los saud¨ªes a saber qui¨¦n se quedar¨ªa con su petr¨®leo y a qui¨¦n se lo vender¨ªan. No hay manera de atacar a Arabia Saudita porque nos dar¨ªamos un balazo en el pie¡¡±.
Trump, ya molesto por la impotencia, demand¨® dise?ar una estrategia para invadir a Ir¨¢n para cancelar el desarrollo de su planta nuclear. La respuesta del Pent¨¢gono tambi¨¦n fue negativa: ¡°Si atacamos nosotros, Rusia no lo permitir¨¢, crearemos un conflicto mayor de consecuencias inimaginables como en Siria y, por el otro lado, Israel debe estar ocupado con los iran¨ªes¡±.
Un Trump ya furioso insisti¨® en la deportaci¨®n de inmigrantes ante los representantes de la patrulla fronteriza. Ah¨ª s¨ª nadie podr¨ªa oponerse. ¡°Si los sacamos de Estados Unidos¡±, contest¨® gravemente uno de ellos, ¡°?qui¨¦n construir¨¢ el muro en la frontera mexicana, se?or?¡±.Mientras incendiaba la madera de la chimenea del sal¨®n oval se pregunt¨® en silencio: ¡°?No era yo el hombre m¨¢s poderoso del mundo¡? ?Qu¨¦ distinto se ve todo como candidato! ?Qu¨¦ f¨¢cil es criticar a mis antecesores! ?C¨®mo voy a cumplir mis promesas de campa?a¡?¡±.
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