¡°Tras la golpiza, la polic¨ªa me meti¨® en el mismo coche que mi agresor¡±

Hace dos meses, Mar¨ªa Isabel Covaleda, de 39 a?os, pens¨® que se mor¨ªa. No sabe cu¨¢ntos golpes recibi¨® de su pareja. Debieron ser muchos para dejarla inconsciente. Debieron ser muy fuertes porque la dejaron sangrando. Su rostro se convirti¨® desde la noche de la agresi¨®n, el 17 de septiembre pasado, en la de miles de mujeres que terminan siendo v¨ªctimas de su pareja y revictimizadas por un sistema judicial que no tiene protocolos claros para atender una denuncia por violencia machista como la que ella se atrevi¨® a hacer.

Covaleda recuerda c¨®mo, segundos despu¨¦s de la golpiza, tuvo que compartir con su supuesto agresor el mismo espacio en el carro de la polic¨ªa. ¡°Estuve con ¨¦l cuatro horas m¨¢s, despu¨¦s de que casi me mata. Ped¨ªa a las autoridades que lo alejaran de m¨ª, pero parec¨ªa que nadie me escuchaba¡±, relata. Mientras esperaba para poner la denuncia, ve¨ªa c¨®mo el hombre que minutos antes le hab¨ªa reventado la cara, se secreteaba con los polic¨ªas y se mov¨ªa empoderado por el mismo espacio en el que ella estaba aguardando en un rinc¨®n para contar lo que le hab¨ªa pasado.

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Aumenta la violencia de pareja en Colombia y las v¨ªctimas reclaman justicia

¡°Me iba a matar¡±, dice ahora, cuando las marcas de su cara se han borrado pero el recuerdo de lo que sinti¨® aquella noche le sigue generando p¨¢nico. ¡°Vuelve esa sensaci¨®n de miedo sembrado en los huesos¡±. Sigue el dolor y la tristeza, pero tambi¨¦n la persistencia para que se haga justicia. ¡°Callar el maltrato es perpetuar la impunidad¡±, asegura. Covaleda, adem¨¢s de denunciar a su agresor por tentativa de feminicidio, hizo p¨²blico su caso en las redes sociales. Tras difundirlo, otras mujeres denunciaron haber sido v¨ªctimas del mismo hombre. Sin embargo, todav¨ªa no hay una sentencia contra ¨¦l. El procesado est¨¢ libre. Mientras, ella ha tenido que dejar la casa en la que viv¨ªa, abandonar su rutina. ¡°Por seguridad, no he podido quedarme desde hace dos meses en un mismo lugar¡±, cuenta

En Colombia, son asesinadas en promedio dos mujeres cada d¨ªa, seg¨²n datos de la Defensor¨ªa del Pueblo. En la mayor¨ªa de los casos, sus verdugos son sus parejas o exparejas. Y es s¨®lo la punta del iceberg. En los ¨²ltimos diez a?os, se han abierto 34.571 procesos jur¨ªdicos por asesinatos de mujeres motivados por su g¨¦nero (feminicidio), de los cuales solo ha habido condena en 3.658 casos, seg¨²n la Fiscal¨ªa de Colombia. ¡°Existe un subregistro porque aunque ahora se denuncia m¨¢s que hace algunos a?os, los prejuicios siguen siendo un obst¨¢culo para que las mujeres decidan contarlo¡±, advierte Olga Amparo S¨¢nchez, investigadora e impulsora de la Red Nacional de Mujeres y de la Casa de la Mujer en Colombia, un pa¨ªs de 47 millones de habitantes.

El agresor de Mar¨ªa Isabel Covaleda estuvo detenido un par de d¨ªas, pero definieron su agresi¨®n dentro de la categor¨ªa de lesiones personales. Un delito que es excarcelable si la persona agredida no sufri¨® da?os que le generaron una incapacidad mayor a 30 d¨ªas. Ella ampli¨® la denuncia, y mientras espera que avance la investigaci¨®n ha despertado un movimiento en el pa¨ªs que exige mejor atenci¨®n a las mujeres que se atreven a denunciar. ¡°Poner en evidencia la impunidad es una responsabilidad de todos. Si se perpetua la impunidad, crece el dolor en un sistema que nos tiene calladas¡­ Los golpes a veces no se ven, est¨¢n adentro. Yo tuve las marcas en la cara, pero hay otras mujeres que viven una violencia invisible a los ojos de otros¡±, reflexiona.

Seg¨²n el Instituto Nacional de Medicina Legal y Ciencias Forenses, entre enero y septiembre de este a?o se hab¨ªan registrado 38.107 casos de violencia de pareja, 8.783 m¨¢s que el mismo periodo del a?o pasado. La edad de las mujeres que m¨¢s sufren agresiones est¨¢ entre los 25 y los 29 a?os, con m¨¢s de 8.000 casos.

La impulsora de la Red Nacional de Mujeres dice que la impunidad en este tipo de situaciones se fundamenta principalmente en la ¡°naturalizaci¨®n de la violencia contra las mujeres, en un pa¨ªs como Colombia que ha vivido en guerra durante tantos a?os y donde la agresividad forma parte de la cotidianidad". Desde el punto de vista legal, S¨¢nchez asegura que se necesitan medidas inmediatas de protecci¨®n. "Algunas mujeres deben persistir durante a?os para que se las otorguen y otras, mueren mientras esperan¡±, afirma.

Desde el a?o 2009, se implementaron en las principales ciudades del pa¨ªs el programa Casas de Refugio, en donde m¨¢s de 2.000 mujeres maltratadas han encontrado un lugar donde protegerse, al menos durante seis meses, de sus parejas. All¨ª pueden permanecer con sus hijos, reciben alimentaci¨®n y atenci¨®n en salud. Sin embargo, apenas hay lugares de este tipo en las zonas rurales, y las mujeres que sufren malos tratos all¨ª no tienen medios para trasladarse a las capitales.

En este pa¨ªs americano, se empez¨® a tipificar el feminicidio ¡ªcr¨ªmenes por raz¨®n de g¨¦nero¡ª como un delito aut¨®nomo en 2015. A trav¨¦s de la Ley Rosa Elvira Cely ¡ªque toma el nombre de una mujer que fue brutalmente asesinada¡ª se cre¨® la norma que castiga con penas hasta de 50 a?os de prisi¨®n a quienes cometan un feminicidio. Sin embargo, que un caso llegue hasta all¨ª sigue siendo dif¨ªcil. Muchas denuncias terminan en maltrato intrafamiliar o no pasan de ser un registro m¨¢s de lesiones personales.

Mar¨ªa Isabel Covaleda est¨¢ viva de milagro. Y esa fue su motivaci¨®n para dar la cara. ¡°Me salv¨¦. Ahora quiero ser una voz para otras que no se atreven todav¨ªa a denunciar. Quiero poder acompa?arlas¡±, dice. Este 25 de noviembre, en el marco de D¨ªa Internacional de la Eliminaci¨®n de la Violencia contra la Mujer, liderar¨¢ el acto ¡®El d¨ªa en que Colombia se quedar¨¢ sin mujeres¡¯, una manifestaci¨®n que simb¨®licamente pretende mostrar la ausencia de las mujeres en la sociedad. La iniciativa hace un llamamiento a quitar las fotos de los perfiles de redes sociales, ausentarse de los espacios f¨ªsicos donde suelen estar y dejar un par de zapatos en un parque, que al final ser¨¢ un escenario en donde solo quedar¨¢n las prendas de las mujeres que dejaron de existir. Donde ser¨¢n solamente un recuerdo.