Uribe rechaza el nuevo acuerdo de paz entre el Gobierno y las FARC y pide un nuevo plebiscito
Los partidarios del 'no' creen que el nuevo pacto es solo "un retoque del rechazado por los ciudadanos"
El proceso de paz en Colombia se ha convertido en un laberinto al que no se le atisba una salida clara. La oposici¨®n de ?lvaro Uribe al nuevo acuerdo entre el Gobierno de Colombia y las FARC acent¨²a la polarizaci¨®n del pa¨ªs y complica el desarrollo de la implementaci¨®n del texto, as¨ª como lograr un gran pacto nacional. El expresidente y los partidarios del ¡®no¡¯ que vencieron en el plebiscito del 2 de octubre consideran que el nuevo acuerdo ¡°es apenas un retoque del rechazado por los ciudadanos¡±. Adem¨¢s, piden al Gobierno que celebre otro plebiscito para refrendarlo y no tramite el pacto con la guerrilla por el Congreso.
La respuesta de Uribe y los contrarios al proceso de paz, no por esperada, supone otro rev¨¦s para el Gobierno y las FARC. Desde la victoria del ¡®no¡¯ en el plebiscito el equipo negociador del presidente, Juan Manuel Santos y la oposici¨®n se reunieron en 10 ocasiones. El Ejecutivo llev¨® a La Habana, sede de las negociaciones con la guerrilla durante cuatro a?os, un documento con las 400 propuestas de los l¨ªderes del ¡®no¡¯, muchas de las cuales fueron incorporadas en el texto anunciado el pasado 13 de noviembre. Este lunes, el primer encuentro despu¨¦s del nuevo pacto entre el Gobierno y los l¨ªderes del ¡®no¡¯ ¨Cuna tensa reuni¨®n de m¨¢s de siete horas- constat¨® que las diferencias entre ambas partes son insalvables. El choque es frontal y no tiene visos de prosperar.
A trav¨¦s de un comunicado le¨ªdo por el expresidente, los l¨ªderes del ¡®no¡¯ responsabilizan al Gobierno de "negar la posibilidad de este acuerdo nacional sobre temas sustanciales". Para el hoy senador, se tienen que modificar asuntos relacionados con las sanciones a los guerrilleros -no especifica en qu¨¦ t¨¦rminos-, "la no elegibilidad [de las FARC] mientras se cumplen penas" y "eliminar el narcotr¨¢fico como conexo al delito pol¨ªtico", entre otros aspectos. "El Gobierno nos ha dicho que estos temas no son revisables, sin estas reformas, el acuerdo es apenas un retoque del rechazado por los ciudadanos", insisti¨® Uribe, quien tambi¨¦n reconoci¨® al Gobierno que en algunos puntos s¨ª hubo avances y otros temas podr¨ªan tener ajustes en el Congreso. El expresidente sugiri¨® la posibilidad de reunirse con miembros de las FARC, aprovechando la presencia de estos en Bogot¨¢ para el inminente acto de la firma entre Santos y su l¨ªder, Rodrigo Londo?o, alias Timochenko, que est¨¢ previsto celebrarse esta semana, con d¨ªa y lugar por concretar.
La reacci¨®n de Uribe no fue bien recibida por el Gobierno. El jefe del equipo negociador, Humberto de la Calle, que apenas ha levantado la voz durante todas las conversaciones ante las cr¨ªticas del uribismo, se mostr¨® visiblemente molesto al t¨¦rmino del encuentro de lunes. De la Calle insisti¨® en que la negociaci¨®n es entre el Gobierno y las FARC: "En ning¨²n momento, el presidente ni nadie del equipo negociador ofreci¨® a los voceros del 'no' la posibilidad de revisar el acuerdo antes de su cierre", recalc¨®, antes de lanzar un dardo a Uribe, al considerar que pas¨® demasiado tiempo ¨Cocho d¨ªas- desde que se conoci¨® el acuerdo hasta que se sentaron a discutirlo. ¡°Lamentablemente, por falta de respuesta de ellos, solo hasta el d¨ªa de hoy [por el lunes] fue posible realizar este encuentro", critic¨® De la Calle. El jefe negociador defendi¨® que el nuevo texto incluye muchas de las observaciones hechas por los opositores a este proceso de paz, todas las posibles para lograr un acuerdo con las FARC. "Lleg¨® la hora de avanzar", zanj¨® De la Calle, quien record¨® que el repunte del paramilitarismo y el asesinato de varios l¨ªderes sociales, as¨ª como la muerte de dos guerrilleros en un enfrentamiento con el Ej¨¦rcito, han evidenciado la "fragilidad del cese al fuego y un agravamiento de la violencia". "Los colombianos no pueden seguir viviendo en la incertidumbre", insisti¨®.
La reuni¨®n del lunes entre negociadores del Gobierno y los l¨ªderes del ¡®no¡¯ fue de todo menos amigable. Al menos tres personas presentes, dos del lado del Gobierno y una de los contrarios al proceso de paz, coincide en que se vivieron momentos muy tensos. Los representantes del presidente, Juan Manuel Santos, insisten en que se ha llegado lo m¨¢s lejos posible. De hecho, admiten que el nuevo acuerdo, con las modificaciones hechas a partir de las objeciones de los cr¨ªticos, es mejor. Los partidarios del ¡®no¡¯, liderados por Uribe, que llev¨® la voz cantante de la reuni¨®n, lo consideran insuficiente. Son conscientes de que lograron algunos avances, como as¨ª lo hicieron saber, y por eso quieren m¨¢s.
El problema es que un tercer actor, quiz¨¢s el m¨¢s importante, ha puesto un l¨ªmite a las negociaciones. Las FARC no van a ceder m¨¢s, como se lo hicieron saber a los representantes del Gobierno durante los d¨ªas previos al anuncio del nuevo acuerdo el 12 de noviembre, cuando se vivieron momentos l¨ªmite hasta el punto de que alg¨²n miembro de la direcci¨®n guerrillera lleg¨® a decir: ¡°Basta ya¡±.
El Gobierno defiende que se han incorporado algunas de las objeciones que se le hicieron al primer texto: se ha logrado que las FARC se comprometan a reparar a las v¨ªctimas y a hacer un inventario de sus bienes y activos detallado; se garantiza el derecho a la propiedad privada que tanto se hab¨ªa cuestionado y se ha aclarado las cuestiones sobre el enfoque de g¨¦nero que sublevaron a los ultraconservadores, entre otros temas. Llegados a este punto, el Gobierno, ante el des¨¢nimo de los que votaron ¡®s¨ª¡¯ en el plebiscito y frente a la fragilidad del cese al fuego con las FARC y la necesidad de que estas comienzan a desmovilizarse y dejar las armas, pretende que la discusi¨®n contin¨²e durante el proceso de implementaci¨®n de los acuerdos en el Congreso. De hecho, la guerrilla no se ha cerrado en banda para reunirse con los representantes del ¡®no¡¯, incluido Uribe, pero supeditan que cualquier encuentro se d¨¦ despu¨¦s de la firma del acuerdo, prevista para estos d¨ªas. ¡°Eso no permitir¨ªa modificar aspectos fundamentales para el presente y futuro de nuestra democracia¡±, critican los l¨ªderes del ¡®no¡¯, que pretenden modificar aspectos que para la guerrilla son tab¨² como la elegibilidad pol¨ªtica o que el pago de sus condenas se haga en una suerte de colonia agr¨ªcola. Aspectos, en definitiva, que har¨ªan volar por los aires el acuerdo que pone fin a m¨¢s de 52 a?os de guerra. El embudo es monumental.
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