El fantasma de Hamlet
Ra¨²l Castro puso en marcha un proceso de desfidelizaci¨®n de Cuba
Fidel Castro ya estaba muerto cuando muri¨®. Su desaparici¨®n f¨ªsica permitir¨¢ enterrar su cad¨¢ver, deteriorado por la demencia senil y por la traici¨®n de su hermano Ra¨²l, albacea y sepulturero de su obra. Como otros dictadores, Fidel Castro ha muerto en su cama sin rendir cuentas de sus actos, responsable solo ¡°ante Dios y ante la Historia¡±. Pero durante los ¨²ltimos a?os de su vida Fidel Castro sufri¨® una dura condena. El comandante en jefe, el l¨ªder m¨¢ximo, el hombre que gobern¨® Cuba a su antojo durante casi medio siglo, tuvo que asistir, impotente, a la voladura controlada del tinglado que construy¨®. Y el dinamitero fue su hermano Ra¨²l, el fiel Ra¨²l, su sombra protectora y su felpudo, el mayor admirador que jam¨¢s tuvo y el que, parad¨®jicamente, soport¨® m¨¢s desprecios por intentar robarle el fuego sagrado de la revoluci¨®n, no para ocupar su lugar sino para dar un sentido al caos.
Claude L¨¦vi-Strauss escribi¨® que: ¡°Todo mito est¨¢ constituido por contrarios irreconciliables: creaci¨®n contra destrucci¨®n, vida frente a muerte, dioses contra hombres, bien contra mal¡±. El mito de Fidel Castro responde a ese principio. Sin Estados Unidos Fidel no hubiera sido lo que fue. La lucha contra el ¡°imperio¡± le dio argumentos para justificarlo todo, sin reconocer nunca que sus desatinos en materia econ¨®mica fueron la principal causa de la ruina del pa¨ªs.
Entre 1960 y 1990, Cuba vivi¨® gracias a las generosas subvenciones de la Uni¨®n Sovi¨¦tica, pero cuando cay¨® el muro de Berl¨ªn todo ese tinglado se vino abajo. Fidel Castro tuvo entonces que ceder a los consejos de su hermano Ra¨²l y se vio obligado a adoptar reformas ¡°capitalistas¡±. Pero las concesiones en materia econ¨®mica no se correspondieron con cambios pol¨ªticos.
La enfermedad de Fidel y el relevo en la jefatura del Estado le dieron a Ra¨²l Castro la oportunidad de retomar las reformas ¡°capitalistas¡± torpedeadas por su hermano. Cuba, seg¨²n ¨¦l, estaba ¡°al borde del precipicio¡± y hab¨ªa que ¡°actualizar¡± el modelo, realizar reformas para salir de la crisis, pero sin renunciar al socialismo.
Ra¨²l Castro puso en marcha un proceso de desfidelizaci¨®n de Cuba con el comandante en jefe todav¨ªa de cuerpo presente. Con la vista puesta en China, intenta mantenerla a flote con reformas que propicien el crecimiento econ¨®mico. Y todo ello sin ceder un palmo en materia de libertades.
Si Fidel Castro estaba dispuesto a dejar ¡°que la isla se hundiera en el mar antes que renunciar al socialismo¡±, Ra¨²l quiere mantenerla a flote con una mixtura entre comunismo y capitalismo, es decir, que Cuba sea capitalista sin dejar de ser comunista.
Fidel Castro ya estaba muerto cuando muri¨®. Durante los ¨²ltimos a?os de su vida fue un muerto en vida, un fantasma, como el padre de Hamlet, rey de Dinamarca, asesinado por su propio hermano.
Vicente Bot¨ªn es excorresponsal de TVE en Cuba y autor del libro Los funerales de Castro.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.