El fin de los paradigmas
El ¡®fen¨®meno Trump¡¯ podr¨ªa ser un acicate para revalorizar la funci¨®n de la prensa ante la avalancha autoritaria que se nos viene encima
El siglo XXI se ha convertido en la antesala de la muerte ¡ªte¨®ricamente hablando¡ª de la prensa escrita y de las estructuras comerciales que sustentaban las empresas de comunicaci¨®n. Como si eso no fuera suficiente, adem¨¢s de Internet, de YouTube y de las redes sociales, de los grandes controladores como Facebook y Google, ha llegado un fen¨®meno que cuestiona la influencia y la credibilidad de los medios de comunicaci¨®n tradicionales llamado Donald Trump.
Se ha abierto un proceso donde tendremos que reconsiderar no solo la viabilidad econ¨®mica de los medios, sino tambi¨¦n el papel de los auscultadores sociales, de los analistas, de los opin¨®logos y de los periodistas. Porque hay un antes y un despu¨¦s de Trump. Igual que Barack Obama fue el primer mandatario YouTube de la historia de Estados Unidos, ahora el presidente n¨²mero 45 se presenta como colof¨®n de la catarsis que trajo consigo 2016, con el respaldo de las redes sociales y sin apoyo de los medios, rompiendo todos los an¨¢lisis que nos ayudaban a comprender la realidad.
Trump ha desvelado parte de su programa de Gobierno a trav¨¦s de YouTube y, adem¨¢s, se ha ido acercando a sus principales detractores durante la campa?a electoral. El primer encuentro fue en la Torre Trump con ejecutivos y presentadores de noticias de importantes cadenas de televisi¨®n que nunca apoyaron la campa?a del multimillonario neoyorquino. En el segundo encuentro, Trump fue directamente a la guarida del le¨®n, entrando por la puerta de la sede del diario The New York Times y subiendo al sanctasanct¨®rum del rotativo al que termin¨® calificando como ¡°una joya¡±.
En este momento, el republicano ya es mucho m¨¢s que un fen¨®meno pol¨ªtico o una desgracia universal. Es, sobre todo, la encarnaci¨®n de la ruptura de los paradigmas. Mientras tanto, en este momento de adaptaci¨®n todo resulta aterradoramente claro porque Trump, con su dinero y con su estructura de poder unipersonal y ventajista, ha sido elegido presidente en una especie de exorcismo que, en lugar de perjudicarlo, lo impuls¨® para que, contra todo pron¨®stico, resultase triunfador.
Sin duda, el magnate ser¨¢ un elemento dinamizador que tendr¨¢ en sus manos la decantaci¨®n del futuro papel de los medios de comunicaci¨®n. Las elecciones estadounidenses han dejado una prueba clara y terrible de su escasa importancia y de lo minado que ha quedado el cuarto poder. Pero lo cierto es que, como intermediarios o bisagras entre las sociedades y sus comportamientos, si sabemos aprovecharlo, el fen¨®meno Trump podr¨ªa ser un acicate para revalorizar la funci¨®n de la prensa ante la avalancha autoritaria que se nos viene encima.
Ahora hay dos lecturas. La primera, la figura del propio presidente electo estadounidense, con sus pol¨ªticas, sus amigos y sus barbaridades. Y la segunda, la p¨¦rdida de vigencia de una serie de paradigmas y organizaciones sociales que muchos cre¨ªmos, equivocadamente, que a¨²n se pod¨ªan mantener.
Estamos como en La guerra de las galaxias, es decir, la formaci¨®n del imperio y la estructura depender¨¢n de la voluntad de quien quiera convertirse en emperador. ?Vamos hacia el pensamiento ¨²nico? ?Vamos a permitirle a Trump ser peligroso, humillante y ofensivo? ?Qu¨¦ estar¨¢ bien y qu¨¦ estar¨¢ mal a partir de este momento?
Los medios nos hemos visto obligados a entonar el mea culpa de la soberbia. No nos dimos cuenta de que McLuhan muri¨® hace mucho tiempo y de que el medio ya no es el mensaje. Ahora el medio y el mensaje son las personas: cada individuo tiene la capacidad de opinar y es, en s¨ª mismo, un elemento distorsionante de la comunidad de los medios de comunicaci¨®n tradicionales.
?A partir de aqu¨ª, qu¨¦ es verdad o qu¨¦ es mentira? ?Hasta d¨®nde piensa llegar Trump una vez que ha demostrado que puede con todo y contra todos? Hay muchos que aseguran que es como Silvio Berlusconi; sin embargo, ¨¦l solo era peligroso para s¨ª mismo y para Italia. Trump no solo es peligroso para s¨ª mismo, sino para el mundo entero.
En este momento hay inc¨®gnitas y claroscuros, pero solo hay una certeza: el ayer ha sido sepultado de una manera definitiva por todos los que votaron por un hombre que, tras ganar las elecciones, se encierra con los periodistas que m¨¢s le criticaron y les hace una simple pregunta: ?Qu¨¦ es lo que no te gusta de m¨ª?
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