Muere Peter-Hans Kolvenbach, prep¨®sito general de los jesuitas durante 24 a?os
Evit¨® que Juan Pablo II castigara con la suspensi¨®n a la Compa?¨ªa de Jes¨²s por la teolog¨ªa de liberaci¨®n
Pese a no ser un prep¨®sito general de grandes gestos (o quiz¨¢s por eso), el holand¨¦s Peter-Hans Kolvenbach, fallecido el pasado s¨¢bado en Beirut (L¨ªbano) a los 88 a?os, figura ya entre los grandes jesuitas del siglo por una raz¨®n impresionante: no era el candidato del papa Juan Pablo II para suceder al defenestrado prep¨®sito Pedro Arrupe, pero supo espantar con sus suaves maneras la amenaza de suspensi¨®n que se cern¨ªa sobre la Compa?¨ªa de Jes¨²s de la mano del agresivo papa polaco, un protegido del Opus Dei y de su polic¨ªa de la fe, el cardenal Joseph Ratzinger, m¨¢s tarde Benedicto XVI. ?Culpas? Los jesuitas no han necesitado motivos para ser odiados o ensalzados en sus muchos siglos de historia, pero en los a?os 80 del siglo pasado, su culpa principal era la de estar considerados como la vanguardia reformista del concilio Vaticano II y, en especial, como impulsores principales de la teolog¨ªa de la liberaci¨®n, que pon¨ªa a los pobres y la justicia social por encima incluso de la doctrina.
Kolvenbach nunca cont¨® las tribulaciones que hubo de sortear en el Vaticano sin renunciar al legado de sus predecesores, en especial el del vasco Pedro Arrupe. Se sabe lo suficiente por muchas otras fuentes, quiz¨¢s la m¨¢s conmovedora la que se detalla en la biograf¨ªa que otro jesuita, Pedro Miguel Lamet, public¨® en 2007 sobre Arrupe, con el subt¨ªtulo Testigo del siglo XX, profeta del XXI. Juan Pablo II nunca miraba a los ojos a Arrupe, ni siquiera cuando el prep¨®sito general, ya muy anciano, ¡°bajaba a la puerta de la curia para saludar al Papa y este no le devolv¨ªa el saludo¡±, cuenta.
El 11 de diciembre de 1978, Arrupe, prep¨®sito desde 1965, acudi¨® al despacho de Juan Pablo II para jurar obediencia al nuevo Papa en representaci¨®n de la orden. Sirvi¨® para poco. Diez meses m¨¢s tarde, el papa polaco le sorprendi¨® afirmando en p¨²blico que los jesuitas hab¨ªan sido ¡°motivo de preocupaci¨®n¡± para sus predecesores, ¡°y lo sois para el Papa que os habla¡±. La consecuencia fue que el Vaticano empez¨® en ese momento a preparar la intervenci¨®n la Compa?¨ªa de Jes¨²s, lo que hizo apartando sin contemplaciones a Arrupe, colocando al frente de la congregaci¨®n al anciano Paolo Dezza por encima del vicario del Prep¨®sito General, como dicen los estatutos de la organizaci¨®n. Era una intervenci¨®n en toda regla, preludio de una suspensi¨®n si las aguas no se calmaban a gusto de las jerarqu¨ªas romanas. La idea del Papa era preparar a su gusto una sucesi¨®n del carism¨¢tico general vasco. Ocurri¨® lo contrario: la congregaci¨®n de delegados llegados de todo el mundo ignor¨® los deseos de Wojtyla y Ratzingter y depositaron toda su confianza en Peter-Hans Kolvenbach.
En 1965, al cierre del Vaticano II, hab¨ªa 36.000 jesuitas. Pese a que la crisis postconciliar merm¨® los efectivos de la Compa?¨ªa fundada por Ignacio de Loyola, los jesuitas siguen siendo con mucho la congregaci¨®n m¨¢s numerosa del catolicismo romano, con cerca de 17.000 miembros. Pese a constituir una influencia de primer orden entre las comunidades religiosas, nunca hab¨ªan logrado el mando en el Vaticano, quiz¨¢s porque una de sus reglas les impide aceptar cargos de relumbr¨®n, salvo excepciones muy se?aladas. Los cardenales Carlo Maria Martini (italiano) y Jorge Mario Bergoglio (argentino) han sido dos de esas excepciones, hasta alcanzar el pontificado para el segundo por primera vez en 500 a?os. La gesti¨®n de Kolvenbach, prudente y pacificadora durante 24 a?os de mandato, ha tenido mucho que ver en tan prodigiosa transici¨®n.
Nacido en Druten (Gelderland, Pa¨ªses Bajos), de padre alem¨¢n y madre italiana, Kolvenbach tuvo su primer destino en L¨ªbano, en 1958, donde fue ordenado sacerdote seg¨²n el rito armenio. Hab¨ªa estudiado filolog¨ªa y ling¨¹¨ªstica en Beirut, Par¨ªs y Cleveland (Estados Unidos). Fue profesor en la Universidad San Jos¨¦ de Beirut, de ling¨¹¨ªstica general y lengua y literatura armenias (1968-1974) y en 1974 es nombrado viceprovincial de los jesuitas de Medio Oriente. En 1981 es llamado a Roma como rector del Pontificio Instituto Oriental. Es elegido superior general el 13 de septiembre de 1983. Dimiti¨® por motivos de edad y salud en enero de 2008. Falleci¨® en Beirut el s¨¢bado despu¨¦s de un tiempo breve de hospitalizaci¨®n. El papa Francisco, jesuita y muy amigo del fallecido, transmiti¨® inmediatamente el p¨¦same ¡°a los jesuitas y a cuantos comparten la tristeza por este luto¡±. La misa funeral se celebra en Beirut ma?ana. En la Iglesia de Ges¨´ de Roma, fundada por Ignacio de Loyola, habr¨¢ otra ceremonia f¨²nebre el viernes.
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