La muerte de Fidel y la victoria de Trump retan a Ra¨²l Castro
La ausencia de su hermano facilita el cauto reformismo del presidente de Cuba pero la hostilidad de la pr¨®xima Casa Blanca podr¨ªa atrincherar al r¨¦gimen
El proceso de apertura cubano ha recibido un doble shock traum¨¢tico en tres semanas. La victoria de Donald Trump en las presidenciales de Estados Unidos, que promete tiempos dif¨ªciles para el deshielo con la isla iniciado por el presidente saliente Barack Obama, y la muerte de Fidel Castro. La ausencia de su hermano mayor, si bien deja un boquete simb¨®lico, puede facilitar el moderado reformismo del presidente Ra¨²l Castro, pero la amenaza de Trump de "liquidar el acuerdo"?de promoci¨®n de relaciones diplom¨¢ticas y comerciales impulsado por Obama y por el menor de los Castro podr¨ªa, al contrario, alentar el inmovilismo.
"Yo creo que Ra¨²l es partidario del cambio", opina el profesor de Historia de la Universidad de La Habana Enrique L¨®pez Oliva. "Si no hizo m¨¢s cambios es porque Fidel estaba vivo y no se pod¨ªa entrar en contradicci¨®n directa con sus principios. Pero Fidel ya no est¨¢". En un correo desde Miami, el director del Instituto de Estudios Cubanos de la Universidad Internacional de Florida, Jorge Duany, prev¨¦ que Castro "contin¨²e el proceso de reformas econ¨®micas e intente seguir normalizando las relaciones con Estados Unidos, aun ante la llegada de una administraci¨®n m¨¢s beligerante con respecto a Cuba".
El general Ra¨²l Castro fue el encargado de dar el viernes el mensaje televisivo de la muerte de Fidel. Desde entonces ha permanecido en silencio. Al rev¨¦s que su hermano, nunca ha tenido gusto por la exposici¨®n p¨²blica y ha preferido operar con los c¨®digos militares de discreci¨®n y sobriedad. El lunes apareci¨® en la televisi¨®n en una guardia de honor ante la urna con las cenizas de Fidel Castro acompa?ado por la plana mayor del r¨¦gimen. Flanqueado por los veteranos comandantes Ramiro Vald¨¦s y Guillermo Garc¨ªa Fr¨ªas, y con su supuesto delf¨ªn presidencial Miguel D¨ªaz-Canel detr¨¢s, dio la voz de firmes y se guard¨® un minuto de silencio. Castro puso una flor blanca ante la urna de su hermano y firm¨® en un libro "el juramento de fidelidad al concepto de Revoluci¨®n expresado por el comandante en jefe", describi¨® el diario oficial Granma.
Castro, de 85 a?os y en aparente buen estado de salud, ha prometido dejar la presidencia en 2018. Pero el escenario no es el mismo con Trump anunciando que su Administraci¨®n apretar¨¢ las tuercas a La Habana. "El primer reto para Ra¨²l ser¨¢ saber c¨®mo sobrellevar este nuevo punto muerto, y podr¨ªa resultar en la decisi¨®n de no retirarse dentro de dos a?os, como ten¨ªa planeado", dice el periodista experto en pol¨ªtica cubana Jon Lee Anderson. "El tono b¨¦lico adoptado por Trump no le deja a Castro mucho margen de respuesta diplom¨¢tica", a?ade el bi¨®grafo del Che Guevara, que considera que en los diez a?os que lleva al mando de Cuba, Ra¨²l se ha revelado como un pol¨ªtico con olfato: "Es menos carism¨¢tico que su hermano, pero se ha mostrado m¨¢s intuitivo con los anhelos pr¨¢cticos y cotidianos de los cubanos".
Reservado y pragm¨¢tico ¨C"No hay que olvidar que termin¨® la secundaria en Cuba en un colegio de metodistas americanos", apunta L¨®pez Oliva¨C, Castro tendr¨¢ que observar con frialdad los pasos del Gobierno de Trump y mantener a los suyos cohesionados en torno a su l¨ªnea reformista. "?l querr¨¢ seguir con su proceso gradual de apertura, incluso pol¨ªtica, pero Trump podr¨ªa revivir las posturas m¨¢s duras en la c¨²pula burocr¨¢tica del partido", avanza el acad¨¦mico.
Se desconoce si en lo que resta de semana de luto en memoria de Fidel, Ra¨²l Castro se dirigir¨¢ a los cubanos. Para esta tarde est¨¢ convocado un "acto de masas" en La Habana con asistencia de l¨ªderes internacionales en el que se da por sentada la presencia del presidente, pero no un discurso suyo.
Lo que pase estos d¨ªas por la cabeza de Ra¨²l Castro es un enigma. Tal vez lo m¨¢s elocuente hasta ahora haya sido c¨®mo cerr¨® el mensaje del fallecimiento de su hermano. El presidente termin¨® su alocuci¨®n cogiendo resuello para exclamar "?Hasta la victoria siempre!". La c¨¢mara sigui¨® grabando y la escena corri¨® unos segundos m¨¢s. Sin nadie a su lado, el general se qued¨® en silencio, solt¨® los papeles sobre la mesa, se dej¨® caer contra el respaldo de la silla y resopl¨®.
La Habana, sin Fidel ni Obama
Parece que ha pasado un mundo desde que hace tan solo siete meses Barack Obama visitara La Habana para hacer las paces con Cuba. Estados Unidos no ha enviado una delegaci¨®n oficial a los homenajes del l¨ªder hist¨®rico de la isla.
Al acto de multitudes de esta tarde est¨¢ previsto que acudan el representante diplom¨¢tico de Washington en la isla, Jefrrey DeLaurentis, y el negociador de Obama para Cuba, Ben Rhodes. En plena transici¨®n presidencial y con Donald Trump altisonante en sus palabras sobre el Gobierno cubano, se ha tomado una soluci¨®n de perfil bajo.
En Espa?a, el anuncio de la presencia del rey Juan Carlos en las exequias de Castro ha levantado pol¨¦mica. El l¨ªder de Ciudadanos, Albert Rivera, ha criticado que el Estado espa?ol env¨ªe a una figura de su nivel por "la condici¨®n de dictador", dijo, del homenajeado.
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