Gobernabilidad y escarnio pol¨ªtico en Brasil

Tan pronto las campanas del Senado anunciaron la suspensi¨®n de Dilma Rousseff del cargo de Presidenta, el 14 de mayo, Michel Temer prometi¨® mejorar la gobernabilidad; enti¨¦ndase, la interlocuci¨®n entre el Gobierno y el Congreso, con el fin de superar la crisis pol¨ªtica que paralizara el pa¨ªs desde el 2015.

Durante el primer mandato de Rousseff, la guerra de baja intensidad liderada por el entonces poderoso diputado, y ahora encarcelado Eduardo Cunha, hab¨ªa comprometido la aprobaci¨®n de reformas necesarias para evitar el colapso de las cuentas p¨²blicas. Durante los 17 meses del segundo mandato de Rousseff, fue guerra total, resultando victorioso el eje parlamentario encabezado por un especialista en gobernar sin ganar elecciones presidenciales: el Partido del Movimiento Democr¨¢tico Brasile?o (PMDB).

En 1985, Jos¨¦ Sarney lleg¨® a la presidencia, como vice del fallecido Tancredo Neves, tras ser electo indirectamente por un Congreso controlado por los militares. En 1992, el Congreso le quit¨® la banda presidencial a Fernando Collor y la entreg¨® a Itamar Franco, quien hab¨ªa integrado el Movimiento Democr¨¢tico Brasile?o, antecesor del PMDB, e interrumpido su afiliaci¨®n entre 1986 y 1992. En su calidad de tercer peemedebista a asumir la presidencia mediante atajos parlamentarios, Temer est¨¢ lejos de convertir la prometida gobernabilidad en un instrumento para retirar el pa¨ªs de la recesi¨®n econ¨®mica.

La iniciativa de congelar los gastos p¨²blicos por dos d¨¦cadas camina a un buen ritmo, a trav¨¦s de una propuesta de Enmienda Constitucional aprobada en ambas casas del Congreso. Sin embargo, dicha se?al de austeridad contrasta con actualizaciones salariales exorbitantes a jueces, fiscales y otro grupo selecto de altos funcionarios; el aumento en el n¨²mero de personal nombrado a dedo y sin concurso p¨²blico; el mantenimiento de subsidios y exenciones tributarias a grandes empresas; entre otras incoherencias fiscales que hacen desangrar a¨²n m¨¢s las cuentas que Rousseff dej¨® sin pagar.

Aunque la ambig¨¹edad de la pol¨ªtica fiscal causa incomodidad a algunos sectores, es en la conspiraci¨®n contra el combate a la corrupci¨®n que el gobierno Temer viene acumulando un peligroso d¨¦ficit moral. Todos los partidos de su base aliada, en adici¨®n al PT, poseen decenas de integrantes en la llamada ¡°Lista Odebrecht¡±, confeccionada a partir de la delaci¨®n de Marcelo Odebrecht y otros directivos de constructoras que financiaron campa?as electorales a punta de coimas y lavado de activos.

Otra lista que tiende a crecer es la de ministros que renunciaron debido a maniobras para obstaculizar investigaciones de corrupci¨®n. La renuncia m¨¢s reciente tiene un trasfondo distinto, pero no menos escandaloso. Geddel Lima debi¨® entregar la Secretar¨ªa de Gobierno luego de que el ex Ministro de Cultura, Marcelo Calero, lo acusara a ¨¦l, al Ministro Eliseu Padilha, y al propio Temer de haber presionado para la liberaci¨®n de un proyecto inmobiliario en una zona declarada patrimonio hist¨®rico-cultural, en que Lima posee inversiones. Las alarmas se prendieron en Brasilia con la revelaci¨®n de que Calero grab¨® di¨¢logos con Temer y Padilha, evidenciando tr¨¢fico de influencia en favor de Lima. De ser ciertas tales evidencias, muchos brasile?os se preguntar¨¢n: si Temer y sus ministros m¨¢s cercanos son capaces de conspirar en favor de algunos millones de reales invertidos por su amigo Geddel Lima en un edificio, ?por qu¨¦ no har¨ªan lo mismo para salvar a ministros y congresistas acusados de recibir muchos millones m¨¢s en financiamientos electorales irregulares?

La respuesta a dicha pregunta estuvo a punto de ser dada por la C¨¢mara de Diputados, el 25 de noviembre, en la discusi¨®n sobre un proyecto de ley con medidas ¡°m¨¢s dr¨¢sticas¡± contra la corrupci¨®n. L¨ªderes de la mayor¨ªa de varios partidos apoyaron silenciosamente la inclusi¨®n de una enmienda que amnist¨ªa a quienes recibieron donaciones electorales no declaradas antes de la promulgaci¨®n de la nueva ley ¡°anticorrupci¨®n¡±.

Aunque ning¨²n diputado ha asumido la autor¨ªa de la enmienda, la poblaci¨®n brasile?a no es tan ingenua como para creer en la conferencia de prensa convocada por Temer y los presidentes del Senado y C¨¢mara de Diputados el pasado domingo. All¨ª, los conferencistas explicaron que siempre estuvieron en contra de la amnist¨ªa.

Extra?amente, ning¨²n diputado de la base aliada hab¨ªa condenado la amnist¨ªa en las sesiones de la C¨¢mara de Diputados. De hecho, en la madrugada del 21 de septiembre, una extra?a alianza entre partidos oficialistas y diputados del PT intent¨® aprobar la misma amnist¨ªa. La movida fracas¨® debido al alarde promovido por los dos ¨²nicos partidos que vienen denunciando sistem¨¢ticamente las conspiraciones legislativas anti-Lava Jato: Rede y PSOL.

A juzgar por la coordinaci¨®n demostrada hasta ahora, es una cuesti¨®n de tiempo ver al Gobierno y al Congreso impulsando un tercer intento de amnist¨ªa. Si vuelven a fallar, la gobernabilidad les permitir¨¢ consensuar otra movida para cerrar la caja de pandora que ser¨¢ abierta cuando los directivos de las principales constructoras del pa¨ªs concluyan sus delaciones en el marco de la operaci¨®n Lava Jato.

* Daniel Cerqueira es Oficial de Programa S¨¦nior de la Fundaci¨®n para el Debido Proceso. Twitter: @dlcerqueira