Los ¨¢rboles y los bosques
Debemos preservar los espacios de libertad que poderes p¨²blicos y privados est¨¢n cerrando
En los confusos d¨ªas que corren, queremos adivinar el futuro partiendo de lo que sabemos. Al asemejar a Trump con Hitler, se supondr¨¢ que habr¨¢ discursos supremacistas, genocidios y posiblemente guerras. Si se admite que la democracia trumpista ser¨¢ semejante a la de Andrew Jackson, se supondr¨¢ la utilizaci¨®n de las clases sociales para constituir y ejercer gobierno. Las herramientas de comprensi¨®n del futuro son pobres. Unos cuantos datos, algunas semejanzas, hacen suponer lo que habr¨¢ de venir e imaginar formas para enfrentarlo. M¨¢s all¨¢ de los problemas que esta forma de pensar el mundo tiene para la psicolog¨ªa moderna, conviene poner en claro algunas cosas.
Sabemos hoy que m¨¢s all¨¢ de personajes, hay pueblos o fragmentos de pueblos, que sostienen ideas o movimientos terribles
?Cu¨¢ntas veces se mencionan a diario los nombres de Donald Trump, Nigel Farage o Marine Le Pen, por ejemplo? ?De ellas, en cu¨¢ntas se les identifica como generadores de males presentes y futuros? ?De ¨¦stas, en cu¨¢ntas se les hace responsables individuales de lo que habr¨¢ de llegar? Ellos y otros personajes actuales son identificados como los causantes existentes o potenciales de racismo, xenofobia, expulsiones o nacionalismos primitivos. En la caricaturizaci¨®n a la que asistimos, pr¨¢cticamente se admite que de no existir tales sujetos, el mundo no se encaminar¨ªa por donde desafortunadamente parece hacerlo. Para no ir m¨¢s all¨¢ del siglo reci¨¦n concluido, nos hemos instalado en la idea de que lo acontecido en Italia, Alemania, Espa?a, China o Chile no fue culpa del pueblo italiano, alem¨¢n, espa?ol, chino o chileno, sino de Mussolini, Hitler, Franco, Mao o Pinochet. Cuando las cosas iban bien, era el genio de estas poblaciones, su talento inigualable, su capacidad de comprender al pueblo, lo que los hac¨ªa grandes. Cuando las cosas fueron a mal, fue su avaricia, su triste pasado, lo que les llev¨® a enga?ar al buen pueblo. La sanaci¨®n colectiva, m¨¢s all¨¢ de los beneficios individuales alcanzados por los m¨¢s cercanos en el Gobierno y los negocios, pas¨® por un rechazo completo. Con facilidad hubo una transformaci¨®n de un todo positivo a un todo negativo.
La imputaci¨®n individual de los males colectivos es asunto antiguo. Al rey, emperador, general o dictador, se le permiti¨® ejercer gran poder, cubrirle de honores, atribuirle cualidades excepcionales. Los seguidores disfrutaron de la cercan¨ªa con los iluminados. La luz de ¨¦ste fue tan potente que impidi¨® ver los negocios o arreglos realizados alrededor del h¨¦roe. Cuando ¨¦ste cay¨®, s¨®lo a ¨¦l se le recrimin¨® y, tal vez, sancion¨®. Ese fue el precio de haberle permitido o aceptado tanto.
Sabemos hoy que m¨¢s all¨¢ de personajes, hay pueblos o fragmentos de pueblos, que sostienen ideas o movimientos terribles. Que los demagogos son agentes important¨ªsimos de articulaci¨®n de personas en malas agrupaciones, pero no las causas generadoras de todos ellos. Sabemos que mucho de lo que hoy vemos es pre-trumpiano y que al caer el l¨ªder, seguir¨¢ estando ah¨ª. La aceptaci¨®n de estos hechos deber¨ªa hacernos ver que la lucha a dar en los pr¨®ximos a?os no pasa por denostar a una persona o por ridiculizar a¨²n m¨¢s sus dichos y actitudes. Pasa por sostener en todo momento y en todo nivel las formas de vida que nos parecen dignas de ser vividas. A fuerza de suponerlas dadas, creemos que el respeto, la decencia, la democracia, los derechos y las obligaciones hab¨ªan llegado para quedarse y eran un producto natural de nuestra modernidad. Hoy vemos que no es as¨ª. Es preciso comprender que diariamente debemos preservar y en lo posible agrandar los espacios de libertad que poderes p¨²blicos y privados est¨¢n cerrando. Ello va, desde luego, m¨¢s all¨¢ de los personajes que catalizan odios y malestares.
Jos¨¦ Ram¨®n Coss¨ªo D¨ªaz es?ministro de la Suprema Corte de Justicia de M¨¦xico. @JRCossio
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