El Vikingo, de ¡®webmaster¡¯ a l¨ªder digital de Trump
Brad Parscale, un texano que cre¨® la web de la bodega del magnate, ha liderado sus esfuerzos 'online'
?Fue tan mala la campa?a online de Donald Trump? Seg¨²n los par¨¢metros habituales del sector, fue nefasta. Im¨¢genes con enfoque poco claro, tipograf¨ªa nada recomendable, dudoso gusto est¨¦tico... Vista su efectividad, propia de un genio. Detr¨¢s de la misma est¨¢ Brad Parscale, nacido en San Antonio (Texas) hace 40 a?os.
Aunque tras el triunfo electoral no se muestra tan modesto, s¨ª declar¨® a Bloomberg que, seguramente, su bajo precio fue la puerta de entrada al universo Trump. En 2010 hizo una propuesta de 1.500 d¨®lares por poner online su bodega. Poco a poco se gan¨® la confianza de sus hijos para ir ampliando servicios hasta que en mayo tom¨® las riendas de la web de un poco probable triunfador electoral.
La historia de Parscale es la de un ¨¦xito inesperado. Su perfil de Twitter apenas llegaba a los 10.000 seguidores antes de la noche electoral. Un mes despu¨¦s no llega a los 20.000. No pertenece a ning¨²n think tank, ni tiene un pasado pol¨ªtico, pero consigui¨® que las etiquetas #MakeAmericaGreatAgain y #MAGA [hacer Am¨¦rica grande de nuevo] dictasen la conversaci¨®n inicialmente en Twitter y despu¨¦s en Facebook.
Los pol¨¦micos tuits de Trump no salen directamente de su m¨®vil. Al menos no siempre. A pesar de su aparente improvisaci¨®n, Parscale ha llegado a contar con hasta 400 mensajes prefabricados. Una reserva para alimentar la sed de compartir mensajes ef¨ªmeros con alta carga de viralidad.
Tras tomar las riendas de la campa?a, los tuits del candidato pasaron a prender la mecha, pero por debajo hab¨ªa mucho m¨¢s. Un total de ocho millones y medio de d¨®lares para llegar a los desencantados con una geolocalizaci¨®n pensada casi casa por casa. No tuvo que gastar en televisi¨®n, para acaparar la gran pantalla ya sobraban las salidas de tono del magnate. ?l se encargaba de llevar el mensaje ante los ojos de los usuarios de Facebook, Google, Twitter, Instagram y Snapchat.
Centr¨® su estrategia en la red social de Mark Zuckerberg y lo hizo con una visi¨®n clara: ir directo al p¨²blico que le interesaba: ¡°Creo que Donald Trump y el Partido Republicano han protagonizado la campa?a m¨¢s afinada en t¨¦rminos de audiencia de la historia. Facebook tiene una posici¨®n muy s¨®lida en cuanto ingresos por anuncios. Estas elecciones lo han demostrado, lo que me sorprende es que las acciones hayan bajado", dijo Parscale en una charla reciente.
No falta la iron¨ªa, pues a la red se le ha acusado de beneficiar a su candidato y promover informaci¨®n poco veraz. Parscale se atreve a dar un consejo: "Soy claro, los anuncios de Facebook se centran en tres ingredientes: audiencia, acci¨®n y translaci¨®n. Fallar en cualquiera de ellos destruye el retorno de inversi¨®n (ROI, el Santo Grial de la publicidad en Internet)¡±.
Su labor ha sido propia de una hormiga. Mientras activaba esta estrategia de redes mantuvo la p¨¢gina web inicial y puso en marcha una lista de correo para recaudar fondos a trav¨¦s de Internet. Las c¨¦lebres microdonaciones que auparon al dem¨®crata Barack Obama fueron tambi¨¦n parte de la campa?a de Trump. El 64% de todas las aportaciones fueron inferiores a 200 d¨®lares, seg¨²n The Wall Street Journal, frente al 36% de Clinton. La exsenadora contaba con un equipo propio de titanes con la agencia Bully Pulpit, heredada del presidente saliente.
A Parscale tampoco le afectaron los cambios de jefe de campa?a de Trump. ?l sigui¨® peinando Estado por Estado, condado por condado, para saber en tiempo real c¨®mo se comportaban los votantes potenciales.
La magia comenz¨® cuando puso en marcha un plan cuyo nombre define mucho el tono. Project Alamo, en referencia a la batalla texana mexicana, es su c¨®ctel de datos con informaci¨®n del Comit¨¦ del Partido Republicano y los conocimientos de Cambridge Analytica, la misma agencia que impuls¨® la victoria del Brexit en Reino Unido. Desde mayo, cada semana emplearon 100.000 d¨®lares en encuestas, invirtieron 70 millones de d¨®lares en anuncios de Facebook y se hicieron con m¨¢s de 12 millones de direcciones de correo de simpatizantes dispuestos a activarse.
Parscale, por ahora, rechaza dar entrevistas. Se limita a contestar que la agenda no se lo permite. Como sucedi¨® con los genios de la primera campa?a de Obama, con sus p¨®sters virales y segmentaci¨®n extrema, se espera que el texano que nunca aspir¨® a gur¨² d¨¦ la vuelta al mundo, de conferencia en conferencia, relatando c¨®mo una campa?a subestimada y objeto de mofa conquist¨® a los inconformistas del interior desde la pantalla del m¨®vil. Todav¨ªa se desconoce si tendr¨¢ un puesto en su equipo en la Casa Blanca, pero s¨ª ha encontrado un hueco en el equipo de transici¨®n. Su est¨¦tica, barba roja y casi dos metros de altura le han otorgado el sobrenombre de El Vikingo.
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