Moraleja de un suicida optimista
M¨¦xico debe usar a tiempo sus recursos para frenar el potencial da?o de la presidencia de Donald Trump
El aire que agita los cabellos y una sensaci¨®n de libertad y liviandad absoluta hacen exclamar al hombre: "Hasta ahora todo va bien". Y tiene raz¨®n, salvo que acaba de tirarse de lo alto de un edificio y le espera el inexorable pavimento 30 metros abajo. Es la escena de una vieja pel¨ªcula francesa que he vuelto a recordar estos d¨ªas, tras percibir la narrativa del gobierno mexicano ante el inminente arribo de Donald Trump a la Casa Blanca.
Ciertamente no vamos a quedar desparramados en el pavimento un vez que suceda lo inexorable (Trump en la oficina oval), pero el inmediato futuro pinta bastante m¨¢s preocupante de lo que sugiere esa pol¨ªtica de evasi¨®n que han puesto en marcha en Los Pinos. Giras risue?as, p¨²blicos cautivos y entusiastas, intensificaci¨®n de la campa?a de desplegados y anuncios presumiendo los logros de la administraci¨®n y el progreso de M¨¦xico.
No deja de ser admirable la confianza que los priistas tienen en el poder de la narrativa. La Secretar¨ªa de Hacienda ni siquiera reconsider¨® a la baja el pron¨®stico de crecimiento para el 2017 luego del triunfo del republicano, a pesar de que el deslizamiento del peso necesariamente aumentar¨¢ el costo de la deuda p¨²blica, entre otras cosas. Un avestruz no lo habr¨ªa hecho mejor.
La prensa internacional ha publicado diversos balances sobre la capacidad real que tiene Trump para cumplir o no las amenazas que hizo durante su campa?a. Negociar el TLC en condiciones desfavorables para nuestro pa¨ªs es una de las m¨¢s sencillas. No necesariamente puede concluir en cat¨¢strofe absoluta (hay fuertes contrapesos en la econom¨ªa estadounidense), pero podemos estar seguros de que habr¨¢ afectaciones. Los actos en contra de inmigrantes y sus remesas pueden no alcanzar la ferocidad anunciada en campa?a, pero el ejecutivo tiene a su alcance una bater¨ªa de facultades que le permiten fastidiar a millones de familias si se lo propone.
Los actos de bullying que el presidente electo ha iniciado en contra de empresas de su pa¨ªs que intentan trasladar empleos a M¨¦xico (Carrier y Ford, entre otras) son aisladas, y exigen la contraprestaci¨®n de subsidios locales y federales que Washington no podr¨¢ permitirse de manera indefinida, pero seguramente ejercer¨¢n un efecto disuasorio en el sector privado estadounidense.
Se me dir¨¢ que el gobierno est¨¢ en la obligaci¨®n de tranquilizar a los mercados locales y for¨¢neos plantando buena cara. Ciertamente el capit¨¢n del barco no puede ser el primero en ponerse el chaleco salvavidas y entrar en p¨¢nico. Pero tampoco puede quedarse cenando tranquilamente, brindando y escuchando m¨²sica de violines para apaciguar a los pasajeros inquietos. Ser¨ªa mucho m¨¢s deseable comenzar a preparar con mesura y responsabilidad a la tripulaci¨®n y la infraestructura del buque para un choque que puede ser de mayor o menor consecuencia, pero que se sabe inevitable.
No se trata de emitir alarmas catastrofistas. La exitosa convocatoria internacional de Pemex esta semana para la explotaci¨®n de aguas profundas muestra que hay vida al margen de lo que pretenda Trump. La asociaci¨®n de la petrolera con Chevron y la licitaci¨®n ganada por una empresa China no tienen precedentes.
Asumir las buenas noticias en su justa dimensi¨®n es necesario. Usarlas como argumentos para prepararnos para las adversidades que se avecinan ser¨ªa mejor. M¨¦xico tiene contrapesos, recursos y posibilidades a condici¨®n de usarlos a tiempo y de forma estrat¨¦gica.
La autonegaci¨®n cobr¨® un alto precio en Ayotzinapa, en donde se actu¨® tarde y con torpeza. El potencial de da?o que puede tener la presidencia de Trump para M¨¦xico tendr¨ªa que ser atendido con mayor atingencia, realismo y responsabilidad. Pero eso requerir¨ªa abandonar la mesa de los brindis del "hasta ahora todo va bien". No es un iceberg lo que nos espera, ni M¨¦xico quedar¨¢ horadado de muerte, pero lo que hagamos o dejemos de hacer en los pr¨®ximos meses puede hacer una diferencia abismal en materia de miseria humana y sufrimiento para los que habitan en los s¨®tanos y las salas de m¨¢quinas. Las inevitables v¨ªctimas de toda adversidad.
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