Algo huele a elecciones en Grecia...

Aunque Grecia haya desaparecido pr¨¢cticamente de los titulares (m¨¢s por veleidades de cobertura informativa que por ausencia intr¨ªnseca de noticias), siguen pasando cosas, muchas cosas, alguna de ellas poco halag¨¹e?a. Nihil novum sub sole, no obstante: la suma de quebrantos y penurias que acarrean los ciudadanos desde 2010, fecha del primer rescate, es inconmensurable, as¨ª que por ahora la novedad consiste en anticipar los pr¨®ximos golpes, ya que arrecian las peticiones de nuevos ajustes por los acreedores mientras se enquista la segunda revisi¨®n del tercer rescate. De ah¨ª la generosidad del anuncio del premier, seg¨²n sus detractores: por si vienen mal dadas con los socios y hay que ir precipitadamente a las urnas.

En esas est¨¢bamos, cuando el colectivo c¨ªvico Yo no Pago (¦¤¦Å¦Í ¦Ð¦Ë¦Ç¦Ñ?¦Í¦Ø, en griego), que propone una suerte de insumisi¨®n de los consumidores frente a notorios abusos (el precio de los peajes, por ejemplo), reaparece para reenganchar irregularmente a la corriente el¨¦ctrica el hogar de una enferma de c¨¢ncer que, privada de luz por impago y por tanto sin nevera, no pod¨ªa conservar adecuadamente los f¨¢rmacos que necesita. La mujer, de 65 a?os e incapacitada al 80% por la fase avanzada de su dolencia, vive en un suburbio de Atenas con su hija, parada de larga duraci¨®n, y su nieto adolescente. La familia adeudaba 2.500 euros a la compa?¨ªa, objeto de una controvertida privatizaci¨®n.

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Aunque el Gobierno de Syriza logr¨® sacar adelante hace un a?o, con todos los prestamistas en contra, el denominado ¡°programa paralelo¡± para minimizar el impacto de la austeridad en la poblaci¨®n m¨¢s vulnerable, la suma de ajustes perpetuada en el tiempo (s¨®lo las pensiones se han recortado 12 veces desde que empez¨® la crisis) sigue echando del sistema a capas enteras de la antigua, y casi extinta, clase media. El de la mujer con c¨¢ncer, adem¨¢s, es el en¨¦simo episodio de penuria energ¨¦tica en Grecia, que se inici¨® en 2012 cuando, por el aumento del precio del gas¨®leo para calefacci¨®n, se dispar¨® el consumo de le?a y muchos griegos, incluso en las grandes ciudades, recurrieron para calentarse a fogatas de maderas diversas (muebles, marcos de puertas o ventanas) dentro de apartamentos o bloques de pisos. La gran quema dispar¨® la contaminaci¨®n a niveles alarmantes.

Hasta el citado reenganche, los de Yo no Pago hab¨ªan pr¨¢cticamente desaparecido de escena ¡ªsalieron a la luz en 2013, en el culmen de la crisis¡ª, pero su apartamiento no significa que los motivos hayan desaparecido: al rev¨¦s, los Presupuestos de 2017 prev¨¦n nuevos impuestos sobre los carburantes (y sobre los autom¨®viles, la telefon¨ªa fija, la televisi¨®n, el tabaco, el caf¨¦ o la cerveza). En Grecia se cobra ya casi por respirar, y si no, al tiempo.

PD: Esta enferma es s¨®lo un caso m¨¢s de una atenci¨®n sanitaria p¨²blica en riesgo de colapso. Un reciente informe de la Federaci¨®n Panhel¨¦nica de Empleados de Hospitales P¨²blicos (POEDIN, en sus siglas griegas) advert¨ªa que ¡°hospitales, centros m¨¦dicos y servicios de ambulancias se hallan en estado de disoluci¨®n¡± por culpa de seis a?os continuados de infrapresupuestos y la congelaci¨®n de contrataciones (un gran hospital de Atenas tiene un 40% de plazas m¨¦dicas vacantes¡­ de ah¨ª el anuncio de contrataciones de Tsipras). El de la isla de Corf¨² ha advertido de que puede quedarse sin medicamentos en breve, mientras el cardi¨®logo Yorgos Vijas, impulsor de la primera cl¨ªnica social del pa¨ªs y reconocido activista social, recurr¨ªa recientemente a una ruidosa campa?a en redes sociales para denunciar la falta de determinados f¨¢rmacos contra el c¨¢ncer.