Rus¨®filo o pragm¨¢tico: la batalla por la confirmaci¨®n del secretario de Estado
Republicanos del 'establishment' como Rice o Cheney se movilizan para persuadir a los esc¨¦pticos
La batalla para definir a Rex Tillerson, el candidato de Donald Trump para dirigir el Departamento de Estado, ha comenzado. ?Rus¨®filo amigo de Vlad¨ªmir Putin? ?O pragm¨¢tico con una experiencia internacional y una agenda de contactos que envidiar¨ªan muchos jefes de Estado? Con el nombramiento del jefe de la multinacional energ¨¦tica ExxonMobil, el futuro presidente de Estados Unidos vuelve a desafiar las convenciones. Y abre un nuevo flanco a las cr¨ªticas de quienes denuncian una cercan¨ªa de la Administraci¨®n Trump con Mosc¨².
Trump anunci¨® el cargo m¨¢s relevante de su Gobierno, el que ser¨¢ responsable de proyectar la imagen de la nueva administraci¨®n ante un mundo inquieto por los cambios en Washington, en plena tormenta pol¨ªtica por la injerencia rusa en las elecciones del 8 de noviembre.
Putin concedi¨® a Tillerson en 2013 la Orden de la Amistad, una condecoraci¨®n reservada para los extranjeros que han contribuido a la mejora de las relaciones con Rusia. Al frente de ExxonMobil, Tillerson reforz¨® la presencia en este pa¨ªs, pero parte de estas inversiones est¨¢n paralizadas por las sanciones que, auspiciadas por el presidente Barack Obama, EE UU y sus aliados europeos impusieron a Rusia tras la anexi¨®n de Crimea en 2014. En calidad de jefe de ExxonMobil, el nominado para la secretar¨ªa de Estado era contrario a las sanciones, perjudiciales para el negocio.
Tillerson necesita la aprobaci¨®n del Senado para ocupar el cargo. Bastar¨ªa el voto contrario de la minor¨ªa dem¨®crata y de tres republicanos para vetarlo. Y tres insignes senadores de este partido ¡ªlos tres, candidatos fracasados, en un momento u otro, a la Casa Blanca; los tres, halcones en la pol¨ªtica exterior¡ª han se?alado que quieren pens¨¢rselo bien antes de decidir. ¡°Me preocupa su relaci¨®n cercana con Vlad¨ªmir Putin¡±, dijo John McCain, de Arizona. ¡°Si has recibido un premio del Kremlin (¡), tendremos que hablar, tendremos algunas preguntas¡±, dijo Lindsey Graham, de Carolina del Sur. ¡°Ser amigo de Vlad¨ªmir no es un atributo que yo desea ver en un secretario de Estado¡±, escribi¨® en la red social Twitter Marco Rubio, de Florida.
Las relaciones con la Rusia de Putin pueden ser un problema mayor, en el proceso de confirmaci¨®n, que la responsabilidad de ExxonMobil en el cambio clim¨¢tico o la promiscuidad de la empresa con reg¨ªmenes autoritarios como los del golfo P¨¦rsico o Guinea Ecuatorial. Rusia es el flanco por el que pueden atacarle los propios republicanos, ya inc¨®modos por el papel de este pa¨ªs en la victoria del presidente-electo.
Los esfuerzos del equipo de Trump se centran en deshacer la idea de que el presidente electo ha colocado a un hombre del Kremlin en Foggy Bottom, el barrio de Washington donde se ubica la sede del Departamento de Estado. La idea es que la proximidad de Tillerson con Putin se explica porque, como buen ejecutivo, defend¨ªa los intereses de su empresa.
El equipo de Trump moviliz¨® ayer a dos figuras respetadas por el establishment de seguridad y defensa ¡ªla exsecretaria de Estado Condoleezza Rice y el exsecretario de Defensa de Robert Gates¡ª para avalar a Tillerson como un l¨ªder con capacidad para negociar con gobiernos y l¨ªderes de todo el planeta. Tambi¨¦n contribuy¨® a la operaci¨®n el exvicepresidente Dick Cheney, que pese a su papel en la fallida invasi¨®n de Irak a¨²n disfruta de un cierto respeto entre algunos halcones que temen que, con Trump en la Casa Blanca, EE UU retroceda ante Rusia. Ni Rice ni Cheney, que trabajaron con el republicano George W. Bush, ni Gates, que trabaj¨® con Bush y el dem¨®crata Barack Obama, son sospechosos de rusofilia.
Durante la campa?a, Trump rompi¨® con la tradici¨®n del Partido Republicano al dedicar encendidos elogios a Putin y pronunciarse a favor acomodar los intereses de la Rusia. Lleg¨® a animar a Rusia a piratear los correos electr¨®nicos de su rival en las elecciones, la dem¨®crata Hillary Clinton. Las constantes filtraciones, por medio de la organizaci¨®n Wikileaks, de correos del Partido Dem¨®crata y del entorno de Clinton acabaron por erosionar a la candidata.
Un mes antes de las elecciones, los jefes de los servicios de inteligencia de EE UU se?alaron en un comunicado a Rusia como responsable de la difusi¨®n de los correos robados. Y la semana pasada, The Washington Post public¨® que la CIA cre¨ªa que el motivo de la operaci¨®n era directamente dar la victoria a Trump.
Finalmente, unas horas despu¨¦s de defender la inocencia de Rusia denigrando por incompetentes a los esp¨ªas estadounidenses, el presidente-electo confirm¨® que su candidato al cargo de secretario de Estado ser¨ªa uno de los estadounidenses que mejor conoce a Putin, seg¨²n el testimonio de amigos y socios suyos a The Wall Street Journal. ?l mismo dijo hace unos a?os en un discurso: ¡°Le he conocido desde 1999, y tengo una relaci¨®n muy cercana con ¨¦l¡±.
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