Suicidios a lo bonzo en Marruecos contra las humillaciones del Estado
Al menos 15 marroqu¨ªes se han prendido fuego solo este a?o en protesta por el trato de la Administraci¨®n
Despu¨¦s de que el vendedor tunecino Mohamed Bouazizi se suicid¨® en diciembre de 2010 prendi¨¦ndose fuego y desencadenara con su muerte la primavera ¨¢rabe, en Marruecos se han registrado m¨¢s de 30 casos de personas que se han quemado a lo bonzo. La mayor¨ªa de estos suicidas se quitaron la vida en un espacio p¨²blico, en se?al de protesta ante una supuesta injusticia infringida por la Administraci¨®n. No hay cifras oficiales sobre el fen¨®meno, pero el sitio digital Le Desk ha contabilizado que en total, al menos 15 personas se han quemado a lo bonzo este a?o en Marruecos.
Tan solo en los cuatro primeros meses de este a?o Le Desk enumeraba nueve casos de suicidios con fuego, con lo que se superaba en dos los registrados en 2011, el a?o de la primavera ¨¢rabe. Y desde abril hasta ahora este diario ha contado m¨¢s de seis casos, de los cuales al menos cuatro terminaron en muerte. Sus datos indican que se han producido hasta 29 inmolaciones desde 2011 hasta abril de 2016. Y asum¨ªa que la cifra quedaba muy por debajo de la realidad, ya que solo estudiaba los hechos reflejados en la prensa electr¨®nica, donde casi nunca se publican las tragedias que acontecen en los lugares m¨¢s aislados.
El presidente de la Asociaci¨®n Marroqu¨ª de Derechos Humanos (AMDH), Ahmed El Haij, sostiene que la mayor¨ªa de ellos se suicidaron para protestar contra la humillaci¨®n de la hogra, t¨¦rmino que en el ¨¢rabe dialectal marroqu¨ª designa las vejaciones que inflige la Administraci¨®n hacia el ciudadano corriente. Los gritos contra la hogra se extendieron por todo el pa¨ªs en noviembre a ra¨ªz de la muerte del vendedor de pescado Mouhcine Fikri, quien muri¨® triturado en un cami¨®n de la basura en Alhucemas cuando intentaba impedir que se destruyera la media tonelada de pez espada que le hab¨ªan confiscado.
Pero antes de aquella muerte ya se produjo otro caso sonado. El 9 de abril un funcionario de Kenitra, a 40 kil¨®metros de Rabat, le confisc¨® el puesto de peque?os dulces para ni?os a la vendedora ambulante Mi Fatiha (Madre Fatiha) y le arrebat¨® tambi¨¦n el pa?uelo de la cabeza. Los dulces costaban dos c¨¦ntimos de euro y el valor de su mercanc¨ªa no superaba los tres euros. Fatiha se prendi¨® fuego delante de la oficina del funcionario que le quit¨® el puesto y el pa?uelo. Desde el edificio municipal alguien grab¨® de forma impasible la agon¨ªa de la vendedora que gritaba y se revolv¨ªa en el suelo. Dos d¨ªas despu¨¦s, Fatiha mor¨ªa en un hospital de Casablanca dici¨¦ndole a su hija: ¡°Me han humillado¡±. Su muerte provoc¨® manifestaciones en Kenitra y la destituci¨®n de un funcionario.
El 3 de junio un imam fue atendido con heridas de tercer grado despu¨¦s de quemarse en Sidi Kacem tras ser despedido de su puesto por las autoridades religiosas. Pocas semanas despu¨¦s, una nueva tragedia conmocionaba al pa¨ªs. Jadiya Essouid, una marroqu¨ª de 17 a?os, hab¨ªa sido asaltada por ocho hombres en Nzalet el Adam, un pueblo peque?o al norte de Marrakech. La violaron y grabaron la escena en v¨ªdeo. Ella los denunci¨®, pero durante el juicio uno de los violadores la amenaz¨® con difundir el v¨ªdeo si no retiraba la denuncia. Sus agresores salieron en libertad condicional y Jadiya se quem¨® en plena calle el 29 de julio. Muri¨® dos d¨ªas despu¨¦s. La autopsia revel¨® que estaba embarazada.
El goteo tr¨¢gico continu¨®. El 4 de septiembre dos j¨®venes se prendieron fuego delante del domicilio del ministro de la Funci¨®n P¨²blica, Mohamed Moubdii, en Fkih Bensaleh. El 15 de septiembre, una mujer de 56 a?os sucumbi¨® a sus heridas despu¨¦s de una semana hospitalizada, tras quemarse ante el tribunal de primera instancia de Larache. El 2 de noviembre, un hombre de 50 a?os, padre de cuatro hijos y sin empleo, se suicid¨® con fuego ante la prefectura de El Aai¨²n. Dos d¨ªas despu¨¦s, otro hombre intent¨® tambi¨¦n quitarse as¨ª la vida en una gasolinera de la misma ciudad. El 14 de noviembre, se prendi¨® fuego un parado de 25 a?os en Berkane y muri¨® dos d¨ªas despu¨¦s. El 29 de noviembre falleci¨® un empleado del Instituto Especializado de Cine y Audiovisual, en Rabat, de unos 60 a?os, quien se quem¨® en el edificio del instituto en protesta por su despido.
En este listado no se incluye el caso del marroqu¨ª que se prendi¨® fuego el 7 de diciembre delante de la embajada de Marruecos en Madrid para protestar por su situaci¨®n en Espa?a ni otros intentos frustrados que apenas se destacaron en la prensa en ¨¢rabe.
La polit¨®loga Mounia Cha?bi-Bennani y directora de la obra colectiva ¡°Resistencia y protestas en las sociedades musulmanas¡±, explica que las v¨ªctimas suelen ser personas aisladas sin recursos sociales para organizar una protesta o manifestaci¨®n. ¡°Este aumento de inmolaciones puede estar influido por el suicidio de Bouazizi, en T¨²nez, que desat¨® la primavera ¨¢rabe. Pero no basta una inmolaci¨®n con fuego para provocar una revoluci¨®n. Detr¨¢s de la muerte y esas revueltas siempre hay muchos otros elementos¡±.
Cha?bi-Bennani cree que aunque las manifestaciones que se produjeron en Marruecos a ra¨ªz de la primavera ¨¢rabe si bien no consiguieron cambiar el r¨¦gimen pol¨ªtico, s¨ª lograron tejer una red de protestas que est¨¢ latente en la sociedad y que puede ser efectiva en cualquier momento. ¡°Eso se puso de manifiesto en las protestas de Alhucema, a ra¨ªz de la muerte del vendedor ambulante de pescado¡±, a?ade Cha?bi Bennani.¡°El r¨¦gimen marroqu¨ª ha conseguido debilitar a los partidos pol¨ªticos, pero no ha debilitado los movimientos que se mueven al margen de la pol¨ªtica institucional¡±.
Solo cuando la injusticia es muy flagrante, como en el caso de la joven violada o la vendedora a la que le quitaron el puesto y el pa?uelo, la gente sale a la calle y la Administraci¨®n toma medidas. Mientras tanto, estos suicidios se siguen tratando, por la prensa y la Administraci¨®n, como sucesos aislados y no como un problema social.
El rey tambi¨¦n denunci¨® los abusos de autoridad
La hogra, el sentimiento de indefensi¨®n ante las injusticias de las autoridades, se vuelve a veces tan evidente en Marruecos que el propio rey Mohamed VI denunci¨® en su discurso de apertura del Parlamento el 14 de octubre la negligencia y el abuso de autoridad de algunos funcionarios que no terminan de entender cu¨¢l es su deber. El rey aludi¨® a los ciudadanos que recurren a ¨¦l en medio de cualquier acto oficial en la calle para hacerle llegar sus quejas o peticiones. De hecho, en junio un marroqu¨ª fue condenado a un a?o de c¨¢rcel por arrojarse sobre el descapotable en marcha del monarca en un barrio de Rabat.
¡°?Pero es que los ciudadanos me pedir¨ªan intervenir si la Administraci¨®n cumpliera con su deber?¡±, preguntaba el rey en su discurso. ¡°Ellos recurren a m¨ª porque se encuentran frente a puertas cerradas o porque la Administraci¨®n act¨²a con negligencia o incluso para quejarse de una injusticia que han sufrido¡±.
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