Un grupo de condenados pide perd¨®n por delitos cometidos durante la dictadura chilena

En pleno debate en Chile sobre si corresponde que los procesados por delitos de lesa humanidad tengan derecho a libertad condicional y otros beneficios carcelarios, un grupo de condenados por violador los derechos humanos recluidos en el penal de Punta Peuco (44 kil¨®metros al noreste de Santiago) realizar¨¢ este viernes un gesto in¨¦dito en democracia y pedir¨¢ perd¨®n por los delitos cometidos por la dictadura militar de Augusto Pinochet (1973-1990). Para los familiares de las v¨ªctimas, sin embargo, estas disculpas p¨²blicas son solo una puesta en escena.

Manuel Guerrero, cuyo padre fue degollado en 1985, cuando ¨¦l ten¨ªa apenas 14 a?os, dice haber logrado perdonar a lo largo de su vida. Al Partido Comunista de Chile, en el que militaba su progenitor; a su familia y hasta a su propio padre, por correr riesgos que alguna vez consider¨® innecesarios. ¡°Ello me ha permitido ir m¨¢s libre, liviano. Ha sido una elaboraci¨®n larga, un ejercicio de apuesta por el amor¡±, se?al¨® el hoy acad¨¦mico chileno en una carta difundida a trav¨¦s de las redes sociales. ¡°?Y a los asesinos?¡±, se preguntaba. ¡°Ah, con ellos justicia. Ni nada m¨¢s. Ni nada menos¡±.

La actividad del viernes en el penal de Punta Peuco, especialmente construido en 1995 para albergar a los violadores de los derechos humanos durante la dictadura, consistir¨¢ en un acto ecum¨¦nico al interior de la c¨¢rcel. No se permitir¨¢ el ingreso de los medios de comunicaci¨®n y la ceremonia ser¨¢ presenciada por el obispo excapell¨¢n anglicano de La Moneda, Alfred Cooper, y por el sacerdote jesuita Fernando Montes, uno de los principales promotores de que este tipo de presos puedan tener beneficios carcelarios.

Hasta ahora resulta una inc¨®gnita la cantidad de presos que pedir¨¢ disculpas, pero se tratar¨ªa de un grupo de unos seis internos de los 140 que residen en el penal ubicado en el extrarradio de la capital chilena. Seg¨²n ha trascendido, se tratar¨¢, sobre todo, de subalternos, aunque entre los que participar¨ªan en la actividad estar¨ªa Ra¨²l Iturriaga Neumann, exsubdirector de la polic¨ªa secreta de Pinochet (DINA), que cumple condenas por diversas violaciones a los derechos humanos que lo tendr¨ªan en la c¨¢rcel hasta 2037. Quien fuera fiscal militar de la dictadura, Fernando Torres Silva, ser¨ªa otro de los participantes. Cuando los tribunales de Justicia no operaban en Chile, la Fiscal¨ªa liderada por Torres se encargaba de condenar a los detractores del r¨¦gimen con m¨¦todos implacables. Desde agosto de 2015 cumple una condena de 10 a?os y un d¨ªa por la muerte del qu¨ªmico Eugenio Berr¨ªos.

El debate sobre si corresponde que quienes han violado los derechos humanos obtengan beneficios y eventuales indultos, sobre todo a los ancianos y enfermos, se abri¨® en Chile hace algunos meses. Seg¨²n el jesuita Montes, una figura valorada en los sectores progresistas, ¡°una sociedad que castiga las penas graves no puede perder civilidad¡±. El sacerdote defiende la postura de que los derechos humanos deben respetarse para todas las personas, aunque se trate de criminales que hayan actuado sin ninguna piedad. ¡°En lo posible, debe haber dos cosas: arrepentimiento y que den toda la informaci¨®n que se tiene. Me consta que hay gente que lamenta haber hecho lo que hizo, que est¨¢ dolida y arrepentida. Algunos reos me han pedido que yo mismo transmita a la familia su profundo arrepentimiento¡±, indic¨® recientemente Montes, que ser¨¢ uno de los testigos de la ceremonia de este viernes.

La postura del jesuita es similar a la del presidente de la Corte Suprema, Hugo Dolmestch, que se ha mostrado a favor de entregar ciertos beneficios carcelarios a los violadores de los derechos humanos, aunque hayan cometido delitos que no prescriben ni pueden recibir la amnist¨ªa, de acuerdo con la justicia internacional. ¡°S¨¦ y comprendo tambi¨¦n que esto ha de significar un dolor para las personas que a¨²n sufren por la p¨¦rdida de sus seres queridos, pero la sociedad no puede vivir estancada solo en los dolores y es bueno y sano avanzar positivamente buscando la reconciliaci¨®n¡±, indic¨® hace pocos meses.