Pesadilla en el parque de fuegos artificiales de Tultepec
EL PA?S reconstruye el suceso con testimonios de los supervivientes
Alejandra Vel¨¢zquez mira desde la valla c¨®mo los perros de la polic¨ªa militar olisquean los escombros. ¡°Mi sobrina a¨²n sigue ah¨ª¡±. Un d¨ªa despu¨¦s de la monumental explosi¨®n en el parque pirot¨¦cnico de Tultepec, los animales han podido comenzar la tarea de rastreo sin quemarse las patas. Arrasado y negro, el recinto se parece al escenario de una de las pel¨ªculas de Mad Max. El estallido ¨Cunas 300 toneladas de p¨®lvora- ha dejado por ahora 33 muertos, 58 heridos y 12 personas sin localizar. La investigaci¨®n est¨¢ abierta y a¨²n no hay ninguna posici¨®n oficial sobre cu¨¢l fue la causa. EL PA?S reconstruye el suceso con testimonios de los supervivientes.
A las ocho de la ma?ana, Ernesto Rivero entr¨® a trabajar en el puesto 106 del tianguis. Desayun¨® unos chilaquiles en salsa roja, subi¨® la persiana y barrio la tienda. ¡°El d¨ªa empez¨® bien. En Navidad es cuando m¨¢s gente le cae al parque¡±. Recuerda que vendi¨® muchos cometas, unas espirales con una mecha de colores que se disparan al aire soltando luces de colores. Antes de comer, fue a por m¨¢s material a un almac¨¦n cerca del aparcamiento. ¡°Estaba cargando el diablito cuando se escucharon tronar los primeros petardos en una de las casetas¡±. La 120 o la 121. Alejandra Vel¨¢zquez coincide en que todo empez¨® en ese pasillo cerca del estacionamiento. ¡°Est¨¢bamos decidiendo qu¨¦ comprar. Entonces son¨® bien fuerte y salimos corriendo. Cay¨® un muro delante de nosotras y ah¨ª perd¨ª a mi sobrina¡±.
La hip¨®tesis, el rumor que circula de boca en boca entre los vendedores y los vecinos de Tultepec, es una caja de brujitas o pops. ¡°Unas bolitas de aluminio que las tiras al suelo y truenan¡±, explica Rivero. La caja repleta de brujitas se habr¨ªa ca¨ªdo sin querer y as¨ª habr¨ªa empezado la explosi¨®n, como un efecto domin¨®. De brujitas a cohetes, de ca?ones a palomas, de varitas a chifladores. La investigaci¨®n oficial se mantiene en silencio. ¡°Los peritos est¨¢n buscando el origen y en eso se pueden tardar un poquito¡±, dice uno de los funcionarios de prensa de la PGJ a las puertas del parque.
?ngel S¨¢nchez ya iba a almorzar cuando poco antes de la tres de la tarde escuch¨® las primeras detonaciones. ¡°Al principio cre¨ª que era el montacargas. Pero sigui¨® tronando¡±. Todos en la f¨¢brica de Volvo donde trabaja salieron a la calle a mirar. ¡°Haz de cuenta que fue como si aventar¨¢n una bomba ah¨ª adentro¡±. La fabrica est¨¢ a cuatro kil¨®metros del parque pirot¨¦cnico y S¨¢nchez habla de un ¡°hongo de humo que sub¨ªa cada vez m¨¢s alto¡±.
Las im¨¢genes que han circulado por las redes recuerdan m¨¢s a un escena de guerra que a un parque de fuegos navide?os.?S¨¢nchez Intent¨® llamar a su esposa, que regenta una tienda de abarrotes pegada al tianguis. No hab¨ªa red. En moto, lleg¨® hasta la tienda. Por el camino vio coches en llamas y mucha gente corriendo. ¡°De tanto shock, la personas se aventaban contra la valla para intentar salir. Yo consegu¨ª saltar¡±, recuerda Rivero. Sus cinco compa?eros de la caseta 106 est¨¢n bien. A ¨¦l s¨®lo lo queda un rasgu?o en la mejilla. Cuando S¨¢nchez lleg¨® a la tienda, las paredes a¨²n temblaban. ¡°Los tabiques volaban hacia fuera de la feria. Todo el concreto sali¨® volando y la onda expansiva quebr¨® los cristales¡±.
No ha sido el primer suceso en Tultepec. Hace siete a?os el recinto tambi¨¦n ardi¨®. La diferencia es que entonces los puestos eran de lona. Construyeron los nuevos de cemento y metal. ¡°Es uno de los tianguis pirot¨¦cnicos m¨¢s seguros de M¨¦xico¡±, dec¨ªan hace apenas dos semanas las autoridades locales. Con el calor, los nuevos materiales se convirtieron en una bomba de racimo.
Alexander Ramos estaba sirviendo dos cervezas en la terraza del Coco Loco, en frente del parque. Recuerda c¨®mo cimbraba el techo de l¨¢mina y los cascotes volantes rompieron los cristales. ¡°A la que tron¨®, tron¨®¡±. En el restaurante, cerraron las tomas de gas. Los bomberos tardaron casi una hora de apagar o, m¨¢s bien, dejar que se agotara la p¨®lvora.
A las cinco de la tarde, Fernanda Garcia, 18 a?os, lleg¨® al parque con su madre para ayudar con comida y agua para la polic¨ªa y los militares. En uno de los ba?os encontr¨® las medias de una mujer agujereadas y llenas de sangre.
-?Con que m¨¢s cosas te encontraste?
- Vi un dedo tirado en el piso y al lado, un ni?o llorando.
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