¡°La familia le pedimos que se entregue, lo haya hecho o no¡±
La madre y hermanos de Anis Amri explican en su casa de Ueslatia (T¨²nez) que empez¨® a rezar cuando estuvo en prisi¨®n en Italia
Con el rostro compungido pero con amabilidad, Walid Amri recibe en la puerta de su casa a los diversos periodistas que han ido llegando durante todo el d¨ªa. No en vano, su hermano Anis es el hombre m¨¢s buscado de Europa, pues la polic¨ªa alemana le considera el principal sospechoso de haber cometido el atentado del pasado lunes contra un mercado de Navidad de Berl¨ªn, que se sald¨® con la muerte de 12 personas. ¡°La familia le pedimos que se entregue, lo haya hecho o no. Si es inocente, lo podr¨¢ probar. Si no, debe asumir la responsabilidad de lo que ha hecho¡±, dice este joven transportista, ataviado con una gorra y una cazadora negras.
Tras preguntar por la nacionalidad y el medio de los reporteros, Walid les invita a entrar a la vivienda familiar, una humilde casa con un pasillo al aire libre que conecta sus cuatro habitaciones. La calle se halla sin asfaltar, como la mayor¨ªa de Ueslatia, un pueblo agr¨ªcola situado en el marginado coraz¨®n de T¨²nez. En una sala de estar de desnudas paredes blancas, y amueblada con dos sencillos sof¨¢s y una mesita, poco a poco van congreg¨¢ndose diversos miembros de la familia. Tras el divorcio de los progenitores, aqu¨ª vive la madre, Nour al Houda, y dos de sus hijas. El resto de sus nueve v¨¢stagos, cuatro chicos y cinco chicas, emigraron a la ciudad en busca de trabajo. Una oveja bala muy cerca, probablemente, desde un patio trasero.
¡°La ¨²ltima vez que habl¨¦ con Anis fue el pasado domingo, el d¨ªa antes del atentado. Y no not¨¦ nada raro en ¨¦l. Me pregunt¨® por la familia, y estas cosas. Hablamos a menudo¡±, explica Nour, una mujer arrugada, de apariencia mayor a sus 60 a?os de edad. Desde entonces, le han llamado en repetidas ocasiones, pero su tel¨¦fono m¨®vil est¨¢ siempre apagado, y tampoco da se?ales de vida a trav¨¦s de su p¨¢gina de Facebook.
La familia se encuentra en un estado de profunda conmoci¨®n, y a¨²n no da cr¨¦dito a las informaciones del Gobierno alem¨¢n que describen a Anis como un ¡°terrorista peligroso¡±. ¡°El siempre ha sido una persona alegre, con sentido del humor, que amaba la vida¡±, comenta Saida, una de sus hermanas. ¡°?Por qu¨¦ dejar¨ªa el carnet debajo del asiento del cami¨®n? ?Y si era tan peligroso, por qu¨¦ no le hab¨ªan detenido? Todo es muy raro¡±, espeta, de repente.
En una tr¨¢gica iron¨ªa del destino, un d¨ªa que deb¨ªa ser un d¨ªa de j¨²bilo para la familia, se ha convertido en una pesadilla. Justamente ayer, Anis cumpl¨ªa 24 a?os, y quer¨ªa que fuera su ¨²ltimo cumpla?os lejos de su familia despu¨¦s de haber emigrado clandestinamente a Italia en marzo del 2011. ¡°Si ha sido ¨¦l, ha tra¨ªdo la verg¨¹enza a la familia y a todo el pa¨ªs¡±, comenta Walid, de 30 a?os. Sus hermanas asienten cabizbajas. ¡°Sentimos mucho lo que ha pasado. Es terrible. Queremos ofrecer nuestras condolencias a los familiares de las v¨ªctimas y al pueblo alem¨¢n. Nosotros no justificamos de ninguna manera algo as¨ª¡±, a?ade Walid, mientras dos l¨¢grimas empiezan a recorrer lentamente sus enjutas mejillas.
Seg¨²n la familia, el presunto autor de la masacre nunca se interes¨® por la pol¨ªtica o exhibi¨® se?al alguna de haber abrazado una ideolog¨ªa extremista. ¡°Cuando a¨²n viv¨ªa aqu¨ª, no rezaba, beb¨ªa alcohol y le gustaba mucho la m¨²sica. Estando en la prisi¨®n en Italia, s¨ª empez¨® a rezar. Quiz¨¢s se radicaliz¨® all¨ª¡±, recuerda Saida. ¡°Nos han sorprendido mucho la noticia. Por ejemplo, hablaba con su hermana que no lleva el hiyab, y nunca intent¨® convencerla para que se lo pusiera. Adem¨¢s, continuaba en contacto con algunos de sus amigos que son polic¨ªas y soldados¡±, agrega Walid.
Aunque Ueslati no es un tradicional feudo islamista, meses despu¨¦s de la Revoluci¨®n (comenzada en diciembre de 2010), un grupo salafista se ampar¨® en su principal mezquita, y empez¨® a reclutar a muchachos para enviarlos a luchar en Siria o Libia. ¡°Muchos chicos se fueron, no s¨¦ cu¨¢ntos, pero m¨¢s de 30¡±, comenta Atef, un chico de 20 a?os. Un par de a?os despu¨¦s, el im¨¢n salafista fue arrestado y la polic¨ªa clausur¨® de forma temporal la mezquita. De acuerdo con un informe de la ONU, de T¨²nez han salido unos 5.000 j¨®venes para integrarse en organizaciones extremistas en Levante o Libia, lo que le convierte en el primer pa¨ªs exportador de yihadistas.
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