El maravilloso mundo de Berlusconi
El magnate italiano es un pionero de la posverdad, por eso su primera biograf¨ªa autorizada es una f¨¢bula
Hay un momento en las 25 horas de entrevista que el periodista Alan Friedman hizo a Silvio Berlusconi entre 2014 y 2015, reflejadas en la biograf¨ªa A su manera (Pen¨ªnsula), en el que este le cuenta un recuerdo de infancia. Del d¨ªa en que su padre le llev¨® a visitar el cementerio militar de Anzio, donde descansan cientos de l¨¢pidas de soldados estadounidenses ca¨ªdos en la II Guerra Mundial. Relat¨® que su padre le hizo jurar que nunca olvidar¨ªa ese sacrificio y guardar¨ªa eterna gratitud a EE UU. Al describir la escena, Friedman relata: ¡°Vuelve a hacer lo de los ojos llorosos. Un c¨ªnico dir¨ªa que est¨¢ ante el mejor actor del m¨¦todo el mundo, que se ha aprendido una historia y la repite¡±. Es curioso, porque pens¨¦ algo parecido cuando le o¨ª contar esta an¨¦cdota ante el Congreso de Washington, que respondi¨® con una ovaci¨®n emocionada. Pens¨¦ que se lo podr¨ªa estar inventando, aunque no lo sabr¨ªamos nunca.
El gran periodista Indro Montanelli diagnostic¨® que Berlusconi es un raro ejemplar de mentiroso sincero: se cree tanto sus mentiras que acaba tom¨¢ndolas como ciertas. Y ya ni ¨¦l es consciente de que no son verdad. El ex primer ministro italiano ha sido, durante a?os, un pionero de la posverdad, aunque casi en tiempo real, la iba creando sobre la marcha, era su modo de vida. Por eso, su vida solo puede ser una f¨¢bula. Ese es el problema de una biograf¨ªa de Berlusconi, que en el fondo es el mismo de Italia, descrita con amargura por Leonardo Sciascia: un pa¨ªs sin verdad.
El libro de Friedman, respetado periodista estadounidense afincado en Italia, es decepcionante, algo quiz¨¢ inevitable. Era la primera vez que Berlusconi aceptaba ser entrevistado sin limitaciones, pero debe reconocerse que hacer una entrevista a Berlusconi es un desaf¨ªo may¨²sculo: bien hecha, deber¨ªa ser un repaso interminable por las preguntas que nunca ha querido responder, 25 horas se quedar¨ªan cortas y es probable que se levantara indignado de la mesa. Su posverdad ya es inabarcable e inmanejable. M¨¢s a¨²n para un lector extranjero, no familiarizado con su compleja trayectoria. Berlusconi ha dicho que se lo tom¨® como Steve Jobs le dijo a su bi¨®grafo: ¡°Yo le cuento mi historia, usted escriba lo que quiera¡±. Pero bien podr¨ªa ser al rev¨¦s: yo le cuento lo que quiera, y usted escriba mi historia.
Friedman narra la vida del inimitable pol¨ªtico italiano, con todos los fascinantes ingredientes de una trayectoria extraordinaria, y sobrevuela los numerosos sus puntos oscuros. El origen de las primeras inversiones con las que empieza su carrera de constructor, sus relaciones con la Mafia, el vergonzoso modo en que se hizo con su mansi¨®n de Arcore, adquirida a precio de risa a una hu¨¦rfana, la compra de jueces, el soborno de testigos, la financiaci¨®n ilegal del partido socialista de Craxi, personajes siniestros que le han rodeado como Marcello dell¡¯Utri o Cesare Previti¡ Se podr¨ªa hacer un volumen paralelo, una cara B.
Ser¨¢ dif¨ªcil saber su verdad, porque siempre ser¨¢ a su manera. Es decir, de aquella manera
Hacia el final, el autor dedica 19 p¨¢ginas de casi 350 a interrogarle por los asuntos inc¨®modos. Cuando Friedman le pregunta, y no por todo, suele responder lo de siempre: que son ¡°estupideces¡±, una persecuci¨®n de jueces comunistas¡ Pero hay muchas verdades probadas en los tribunales, aunque en muchos casos hayan prescrito, en gran medida gracias a leyes que ¨¦l mismo aprob¨®. No es que sean hechos sujetos a interpretaci¨®n, o que necesiten de una versi¨®n de las dos partes para aspirar a la objetividad y que el lector elija la verdad que prefiere o la que m¨¢s le convence.
Lo m¨¢s interesante del libro, de hecho, es aquello donde Berlusconi no interviene como modulador de la verdad porque no representa un peligro para ¨¦l: la infancia y la decadencia final. Su vida como ni?o de la guerra, que pasa hambre y sufre por la ausencia de su padre. A partir de los veintipico a?os ya todo es resbaladizo y controvertido. Es significativo cuando revela episodios c¨®micos cuyo mayor m¨¦rito es no haber sido maquillados. C¨®mo hac¨ªa de gu¨ªa experimentado en ciudades que no hab¨ªa visitado en su vida cuando trabajaba en cruceros, c¨®mo llam¨® a toda su familia a representar el papel de compradores interesados en pisos ante posibles inversores de su primer complejo de viviendas¡ Es el estilo Berlusconi, donde la simpat¨ªa y la astucia disculpan la ruptura de las reglas. En el libro emergen como sus mayores amistades pol¨ªticas personajes como Bush hijo, Putin y Gadafi.
Lo parad¨®jico de su ca¨ªda en 2011, cuando la verdad le cay¨® encima, es que ya ni se molest¨® en construir una posverdad, pero cuando se han sabido los pormenores s¨ª se parece a la que ¨¦l pod¨ªa haber fabulado: fue una conspiraci¨®n. Con este hombre nunca se sabe, la verdad puede ser cualquier cosa, hasta la de verdad. Seg¨²n el relato de Friedman, que sigue las ¨²ltimas reconstrucciones y entrevista a algunos protagonistas, entre ellos Jos¨¦ Luis Rodr¨ªguez Zapatero, hubo una conjura para derribarle. Capitaneada por Merkel y Sarkozy, que acabaron por odiarle. Seg¨²n Berlusconi, Sarkozy estaba obsesionado por la riqueza y por eso le envidiaba. Dice que por fin un d¨ªa, tras casarse con Carla Bruni, le solt¨®: ¡°?Ves Silvio? ?Ahora soy rico, como t¨²!¡±. En cuanto a la canciller, piensa que se la jur¨® desde el d¨ªa que se corri¨® el rumor de que la hab¨ªa llamado ¡°culona infollable¡±. ?l lo niega, pero es otro caso de posverdad adversa, porque es la t¨ªpica cosa que podr¨ªa haber dicho y todo el mundo dio por cierta. Y eso que, protesta, ¡°siempre le llevaba muchos regalos, collares y pulseras de los caros¡±. Berlusconi es como un ni?o, desilusionado con la gente que no se deja comprar.
Lo curioso de este libro es el documental posterior, My way (Netflix), fruto de la grabaci¨®n de las entrevistas y centrado en los aspectos pol¨¦micos. Friedman se vuelca mucho m¨¢s en representar una especie de duelo Nixon-Frost, que cita expl¨ªcitamente de forma entusiasta al inicio del libro. Incluso narra un momento en que un asistente interrumpe la grabaci¨®n y describe un equipo nervioso que intenta proteger a su jefe. Tambi¨¦n aparecen otras entrevistas a personalidades cr¨ªticas con el ex primer ministro. Es como un peque?o ajuste de cuentas, o de verdades.
La pel¨ªcula adem¨¢s ofrece la oportunidad de colarse en su casa. Se le ve en la salsa, con su sonrisa de granujilla, en la grandiosidad hortera de su mansi¨®n, rodeado de una acumulaci¨®n de objetos que ya no sabe ni d¨®nde meter: sus copas de la Champions, sus cinco aviones, su deseo de exhibir triunfo y ser supercampe¨®n de todo. Pero con m¨²sica casi circense de pel¨ªcula de Fellini rezuma decadencia, igual que su rostro casi oriental de ojos rasgados, resultado de la cirug¨ªa. En ese sentido es ya la posverdad de s¨ª mismo. Ser¨¢ dif¨ªcil saber la verdad de Berlusconi, porque siempre ser¨¢ a su manera, como la canci¨®n de Frank Sinatra, una de sus favoritas. Es decir, de aquella manera.
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