M¨¢rio Soares, un rebelde dem¨®crata y gran estadista portugu¨¦s y europeo
El expresidente luso fue siempre fiel a sus convicciones laicas, republicanas y socialistas
El 7 de diciembre, M¨¢rio Soares cumpli¨® 92 a?os rodeado de sus hijos, Isabel y Jo?o, y de sus nietos. Desde hac¨ªa m¨¢s de un a?o su incansable dinamismo vital, se?a de identidad invariable, iba debilit¨¢ndose, pero serenamente: el gran guerrero percib¨ªa que se acercaba su descanso. El fallecimiento de su esposa, Mar¨ªa Barroso, le hab¨ªa afectado profundamente: llevaban casados desde 1949, por poderes, al estar M¨¢rio en c¨¢rceles de la PIDE (aparato de represi¨®n del r¨¦gimen salazarista).
Todav¨ªa pude visitarle en su casa, casa familiar en la que, hace m¨¢s de medio siglo, conoc¨ª a su padre, antiguo ministro de la Primera Rep¨²blica, hombre de una pieza, liberal y cat¨®lico, que sufri¨® destierros y prisiones en la dictadura. Domicilio de burgues¨ªa media, sin lujos salvo los libros y en la que M¨¢rio vivi¨® permanentemente, incluso en sus diez a?os de presidente de la Rep¨²blica. Con el tiempo ampli¨® el piso con dos m¨¢s, convirti¨¦ndolo en casa-biblioteca con miles de libros sobre historia, pol¨ªtica y literatura. A pesar de su constante activismo pol¨ªtico, M¨¢rio fue un voraz lector de curiosidad compulsiva y tambi¨¦n escritor prol¨ªfico (libros, ensayos, art¨ªculos). Se licenci¨® en Historia y Derecho por la Universidad de Lisboa. En dos de sus publicaciones (Portugal amordazado y Memoria Viva) me invit¨® a que redactase los pr¨®logos.
Conoc¨ª a M¨¢rio a mediados de los sesenta, cuando a¨²n no exist¨ªan relaciones entre la oposici¨®n democr¨¢tica espa?ola y portuguesa: tambi¨¦n aqu¨ª se aplicaba el viejo proverbio de las costas voltadas (estar de espaldas) entre los pueblos ib¨¦ricos. Por esos a?os 60 y 70, en distintos momentos, viajamos juntos por la Am¨¦rica hispana y lusa, conociendo a sus viejos y nuevos l¨ªderes: Altamirano, Allende, Haya de la Torre, R¨®mulo Betancourt, Carlos Andr¨¦s P¨¦rez, Reyes Heroles, L¨®pez Portillo, Echevarr¨ªa y Porfirio Mu?oz Ledo.
Refund¨® el Partido Socialista portugu¨¦s
M¨¢rio Soares fue sin duda uno de los grandes referentes pol¨ªticos e ideol¨®gicos de la convulsiva historia portuguesa del siglo XX, formando parte de un cuarteto muy dispar que defini¨® esta centuria: Afonso Costa, Salazar y Cunhal, (republicanismo democr¨¢tico, fascismo cat¨®lico y comunismo ortodoxo prosovi¨¦tico). A M¨¢rio, con sus amigos, le corresponder¨¢ refundar el partido socialista portugu¨¦s, consiguiendo un instrumento nuevo para asentar la democracia pluralista. A partir de la revoluci¨®n de los militares dem¨®cratas, recorri¨® Europa y Am¨¦rica obteniendo apoyos para la revoluci¨®n democr¨¢tica emergente, que tendr¨ªa amplia repercusi¨®n europea y americana y, de modo especial, en la opini¨®n p¨²blica espa?ola y en sectores militares dem¨®cratas (UMD), y cierta sorpresa y temor en la dictadura franquista.
En su muy larga biograf¨ªa pol¨ªtica, que surge en los 40, como estudiante rebelde, y durante un tiempo en el PC, M¨¢rio particip¨® en todos los movimientos opositores antirr¨¦gimen y en las comisiones de apoyo a las candidaturas presidenciales de los generales disidentes Norton De Matos y Humberto Delgado. Ya como socialista democr¨¢tico, impuls¨® la resistencia liberal y socialista, m¨¢s tarde Acci¨®n Socialista y al final, en un proceso unitario de personalidades y grupos, el Partido Socialista Portugu¨¦s (PSP). En estas d¨¦cadas, M¨¢rio ser¨ªa detenido y encarcelado en m¨²ltiples ocasiones, desterrado en la Isla de Santo Tom¨¦ y por fin exiliado en Francia. Desde Par¨ªs, con la ayuda de Willy Brandt, Miterrand y otros l¨ªderes europeos, culmin¨® su lanzamiento del partido. En la democracia restaurada, ocup¨® el Ministerio de Asuntos Exteriores, fue tres veces primer ministro y diez a?os presidente de la rep¨²blica, adem¨¢s de secretario general del PSP, diputado nacional, eurodiputado y presidente del Movimiento Europeo.
Europe¨ªsta desde primera hora
De car¨¢cter fuerte, trabajador duro, siempre optimista y pragm¨¢tico en el poder y en la oposici¨®n, de suma sencillez y nunca declinando pol¨¦micas ante los desaf¨ªos pol¨ªticos. En toda su trayectoria aparecen constantes coherentes con sus convicciones ¡ªlaico, republicano y socialista¡ª que las traduc¨ªa en utop¨ªa concreta: defensa de las libertades, plena preeminencia del poder civil y del Estado de Derecho y lucha continua por la consecuci¨®n de una sociedad democr¨¢tica avanzada, moderna y pac¨ªfica. Beligerante contra todo nacionalismo demag¨®gico, europe¨ªsta desde primera hora y flexible, nunca dogm¨¢tico, cuando la estabilidad pudiese peligrar. Puso en marcha la descolonizaci¨®n y, m¨¢s tarde, la integraci¨®n en la entonces CEE. En sus ¨²ltimos tiempos, acentu¨® su cr¨ªtica al neoliberalismo salvaje y de casino; se sent¨ªa incluso ¡°m¨¢s cerca de Puerto Alegre que de Davos¡± atacando la globalizaci¨®n sin reglas en defensa de la justicia social.
De este fraternal amigo con tantas aventuras en com¨²n destaco su iberismo e iberoamericanismo. Iberismo desde luego opuesto al tradicional anacr¨®nico y expansionista, afirm¨¢ndose en una cooperaci¨®n y profundizaci¨®n entre los pueblos ib¨¦ricos y los de la Am¨¦rica portuguesa y espa?ola. Iberoamericanismo encarnado en los Poemas Ib¨¦ricos del gran poeta luso Miguel Torga: ¡°Iberia. Tierra desnuda y de tama?o tal / que alberg¨® juntos al Viejo y al Nuevo Mundo / que dio cobijo a Espa?a y Portugal / y a la alada locura de su Pueblo¡±.
Ra¨²l Morodo es exembajador de Espa?a en Portugal y miembro de la Academia de Ciencias Morales y Pol¨ªticas
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