El equipo de Donald Trump llega al Congreso en la transici¨®n moderna m¨¢s convulsa

Las elecciones que dieron la victoria a Trump se celebraron hace menos de dos meses, pero su impacto en la pol¨ªtica de Estados Unidos y en las relaciones internacionales ya es innegable.

A golpe de mensajes en Twitter, Trump ha hecho mover las Bolsas, ha forzado la mano a grandes compa?¨ªas, ha cuestionado algunos de los presupuestos de la diplomacia estadounidense como la relaci¨®n con China o la doctrina sobre las armas nucleares, y ha socavado la acci¨®n de Obama ¡ªlegalmente presidente hasta el 20 de enero¡ª en su relaci¨®n con Israel. Tambi¨¦n se ha puesto del lado del presidente ruso, Vlad¨ªmir Putin, y el filtrador Julian Assange para desafiar a la CIA y a otras agencias de espionaje que se?alan a Mosc¨² como responsable de la campa?a para inclinar la elecci¨®n en favor del republicano.

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D¨ªa a d¨ªa, Trump se ha esforzado por desmentir a quienes vaticinaban que, tras las elecciones, adquirir¨ªa un aura presidencial, un car¨¢cter m¨¢s homologable, y ser¨ªa capaz de elevarse por encima de las descalificaciones e insultos que definieron su campa?a.

As¨ª llegan Trump y su equipo a la semana en la que comenzar¨¢n las audiencias en el Senado para los nominados a la Administraci¨®n y en la que el presidente electo ofrecer¨¢ su primera rueda de prensa en medio a?o. Trump abandonar¨¢ la virtualidad de Twitter para saltar a la palestra de la pol¨ªtica en su sentido m¨¢s tradicional. El 20 de enero, tras jurar el cargo, suceder¨¢ oficialmente a Barack Obama.

Los nominados ¡ªun grupo heterog¨¦neo de ide¨®logos conservadores, generales y multimillonarios sin experiencia de Gobierno¡ª deber¨¢n responder a preguntas inc¨®modas de los senadores sobre su trayectoria y sus opiniones. Los dem¨®cratas, que son minor¨ªa en el Senado y, por tanto, tendr¨¢n dif¨ªcil impedir los nombramientos, aprovechar¨¢n las audiencias para hurgar en sus contradicciones con Trump. Comparecer¨¢n, entre otros, Jeff Sessions, un senador de Alabama nombrado fiscal general (ministro de Justicia); Rex Tillerson, el jefe del gigante petrolero ExxonMobil como secretario de Estado; John Kelly, el general de los marines que dirigir¨¢ el Departamento de Seguridad Interior; y Mike Pompeo, el congresista de Kansas nombrado para dirigir la CIA.

Candidatos cuestionados

Sessions, un blanco que creci¨® en el Sur profundo durante la ¨¦poca de la segregaci¨®n, abrir¨¢ este martes la ronda. Es probable que le recuerden su uso en el pasado de palabras despectivas sobre los negros o sus bromas sobre el Ku Klux Klan, o su denuncia por fraude electoral, cuando era fiscal federal en la Alabama en los a?os ochenta, contra unos activistas que buscaban garantizar el derecho de voto de los afroamericanos en el sur.

Tillerson, llamado a ser el ministro de Exteriores de un presidente al que muchos aliados ven con inquietud, dar¨¢ explicaciones sobre su amistad con Putin. Al frente de ExxonMobil Tillerson reforz¨® la presencia de la petrolera en Rusia y se opuso a las sanciones de la Administraci¨®n Obama. En 2013, Putin le condecor¨® con la Orden de la Amistad.

A Kelly posiblemente le pregunten por los vagos planes de Trump para construir un muro en la frontera con M¨¦xico, y a Pompeo por las burlas y desaires del presidente a los esp¨ªas estadounidenses.

Los dem¨®cratas han intentado aplazar las audiencias, alegando que la Oficina de ?tica del Gobierno no ha terminado los preceptivos informes sobre los posibles conflictos ¨¦ticos de los candidatos. Walter Schaub, director de este organismo federal, ha hecho constar por carta que el calendario de audiencias es motivo de ¡°gran preocupaci¨®n¡±. Las prisas por acelerar la confirmaci¨®n de los nuevos cargos ¡°han dejado a algunos nominados con problemas ¨¦ticos potencialmente desconocidos o sin resolver antes de sus audiencias¡±. Al programar la mayor¨ªa de audiencias de esta semana para ma?ana, el mismo d¨ªa de la rueda de prensa de Trump, la atenci¨®n medi¨¢tica quedar¨¢ dividida. La comparecencia estaba prevista para el 15 de diciembre pero el magnate la aplaz¨®.