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Presentadora: el presidente de Estados Unidos
Gracias
Hola, Chicago
Buenos d¨ªas, buenas tardes
Es bueno estar en casa. Gracias. Gracias a todos. Gracias
Muchas gracias, gracias. Gracias. Gracias
Bueno. Ya lo entend¨ª. ?Qu¨¦ noche es esa!
Uno puede ver que estoy muy relajado porque nadie m¨¢s est¨¢ aqu¨ª
Mis conciudadanos norteamericanos. Michelle y yo estamos muy emocionados por todas las cosas amables que nos han dicho en las ¨²ltimas semanas, pero esta noche es mi momento para dar gracias. Si hemos visto a la gente, mis conversaciones con vosotros, el pueblo americano, en escuelas, en granjas, en plantas, en f¨¢bricas, y en guarniciones militares lejanas hemos seguido siendo honestos, inspirados y en marcha y todos los d¨ªas he aprendido algo de vosotros para ser mejor presidente y mejor persona.
Cuando yo llegu¨¦ a Chicago por primera vez con unos 20 a?os y todav¨ªa estaba buscando cu¨¢l iba a ser el objetivo de mi vida, en un vecindario no muy lejos de aqu¨ª, donde empec¨¦ a trabajar con grupos de parroquia y de f¨¢bricas y en esas calles vi el poder de la fe. La dignidad de los trabajadores en su lucha, las p¨¦rdidas...
El p¨²blico corea "?Cuatro a?os m¨¢s!"
No, no. Eso no lo puedo hacer
El p¨²blico sigue coreando "?Cuatro a?os m¨¢s!"
Aqu¨ª es donde aprend¨ª que el cambio s¨®lo sucede cuando la gente de la calle se compromete y se juntan para poner en marcha sus exigencias. Y despu¨¦s de ocho a?os como presidente sigo creyendo en eso. Y no s¨®lo soy yo quien cree en esto~ es el ideal de nuestro ideario norteamericano, nuestro experimento de autogobierno. La convicci¨®n de que todos somos iguales. Y el se?or nos ha dado derechos a todos.
La vida, la libertad y buscando la felicidad. Y estos derechos son evidentes pero nunca se han hecho por s¨ª mismos. Nosotros, el pueblo, con el instrumento de nuestra democracia tenemos que hacer una Uni¨®n m¨¢s perfecta, es una idea radical. El gran regalo que nos dieron nuestros padres fundadores: buscar nuestros sue?os individuales, con nuestros esfuerzos duros. Y la idea de que hay que luchar juntos para lograr los grandes objetivos.
Durante 240 a?os, nuestra naci¨®n y sus ciudadanos hemos hecho trabajo objetivo en cada generaci¨®n, por eso queremos una rep¨²blica y no tiran¨ªa. No queremos esclavos, queremos su camino a la liberaci¨®n, para que los refugiados puedan cruzar los oc¨¦anos y poder llegar aqu¨ª. Para darles a las mujeres derechos iguales. Para que los trabajadores tengan el poder de orgnizarse. Para que nuestros soldados se sacrifiquen en Irak, Afganist¨¢n... Hombres, mujeres que han estado dispuestos a ceder su vida por la Rep¨²blica de los Estados Unidos.
As¨ª que eso es lo que queremos decir cuando hablamos de la idea de Am¨¦rica. No es que nuestra naci¨®n no tenga defectos, pero siempre ha mostrado que puede cambiar para mejor. Hacer algo mejor. S¨ª, nuestro progreso es desigual. En democracia siempre es dif¨ªcil y pol¨¦mico conseguir que funcione a veces casi imposible. Cada vez que hay dos pasos adelante parece que tambi¨¦n se da un paso atr¨¢s. Pero la historia vista en perspectiva de Estados Unidos siempre es hacia adelante.
Buscar la fe de nuestros fundadores para que haya sitio para todos. No s¨®lo para algunos.
Si yo os hubiera dicho hace 8 a?os que dar¨ªamos la vuelta a una gran recesi¨®n y que tendr¨ªamos la creaci¨®n de empleo m¨¢s continuada en nuestra historia. Si os hubieran dicho que tendr¨ªamos nuevo cap¨ªtulo con los cubanos, reducir armamento nuclear, acabar con el que dirigi¨® el ataque el 11 de septiembre, si yo os hubiera dicho que asegurar¨ªamos que todo el mundo tuviera derecho, 20 millones de nuestros conciudadanos, el derecho a tener seguro m¨¦dico. Si os hubiera dicho todo eso, me habr¨ªais dicho: "bueno, bueno, est¨¢s tirando muy alto". Pero eso es lo que hicimos.
Es exactamente lo que ustedes hicieron. Ustedes hicieron el cambio para dar respuesta a las esperanzas, y por ello, en cualquier forma de medirlo, Am¨¦rica es m¨¢s fuerte y mejor que hace 8 a?os, cuando empezamos.
De aqu¨ª a diez d¨ªas, el mundo ver¨¢ un momento clave de nuestra democracia. La transferencia pac¨ªfica de un presidente libremente elegido al siguiente. Yo le promet¨ª al presidente electo Trump que esta ser¨ªa la transici¨®n m¨¢s suave y m¨¢s r¨¢pida, como hizo para m¨ªa el presidente Bush. Porque eso es tarea de todos nosotros. Hacer seguro que el Gobierno se capaz de enfrentarse a los retos que tenemos. Y hay que hacerlo.
Lo tenemos todo para enfrentarnos a los retos. Somos la naci¨®n m¨¢s pr¨®spera, m¨¢s poderosa, m¨¢s respetada en la tierra. Nuestra juventud, nuestra diversidad, nuestra capacidad infinita de reinventarnos significa que para nosotros es el futuro. Ese potencial s¨®lo se realiza si nuestra democracia funciona. S¨®lo si nuestra pol¨ªtica refleja la decencia de nuestro pueblo. S¨®lo si nosotros, todos, da igual de qu¨¦ pol¨ªtica o de qu¨¦ intereses, tenemos el sentido de un objetivo com¨²n. Que necesitamos hoy.
Y sobre eso me quiero centrar ahora: el estado de nuestra democracia. Hay que entender que la democracia no exige uniformidad. Nuestros padres fundadores ten¨ªan discusiones. Llegaron a un compromiso. Pero sab¨ªan que la democracia exige un sentido b¨¢sico de solidaridad. A pesar de todas nuestras diferencias, vamos juntos, porque juntos subimos o caemos.
Ha habido momentos en nuestra historia en que se necesitaba esta solidaridad que estaba amenazada, como al comienzo de este siglo. Un mundo que se reduce en tama?o, cambios demogr¨¢ficos, terrorismo, son fuerzas que han puesto a prueba nuestra democracia y nuestro esp¨ªritu y c¨®mo enfrentamos estos retos en nuestra democracia o c¨®mo educamos a nuestros hijos o creamos nuevo empleo. En otras palabras, determinar¨¢ nuestro futuro.
La democracia no funcionar¨¢ a menos que todos estemos de acuerdo. La econom¨ªa vuelve a crecer, es mejor el precio de las viviendas, la pobreza se est¨¢ reduciendo. Los ricos est?¨¢n pagando una parte proporcional en impuestos, y el desempleo est¨¢ en su punto m¨¢s bajo en 10 a?os. Los gastos m¨¦dicos est¨¢n subiendo en su ritmo m¨¢s bajo en a?os. Y, repito, si alguien puede hacer un plan mejor, a estas mejoras que nosotros hicimos, que est¨¢ dando cobertura a tanta gente, entonces, yo tambi¨¦n lo apoyar¨ªa. Si alguien viene con un plan mejor.
Por eso servimos al pueblo. No para ponernos medallas, sino para que la vida de la gente mejore. Pero, a pesar de todos los progresos y avances, sabemos que no basta. Nuestra econom¨ªa no funciona tan bien ni crece tan bien cuando s¨®lo crecen algunos a expensas de la clase media y de la gente trabajadora. Ese es un argumento econ¨®mico, pero eso tambi¨¦n puede ser una amenaza a la democracia. Cuando el 1% de arriba tiene m¨¢s patrimonio que todos los dem¨¢s y hay mucha gente que se queda atr¨¢s. Gente que ha perdido su trabajo o gente que tiene un salario simple.
El Gobierno no s¨®lo debe servir a los ricos. Esto causa pol¨¦mica en nuestra pol¨ªtica. Eso no se arregla r¨¢pidamente desde luego. El comercio deber¨ªa ser justo no s¨®lo libre. Pero el cambio no vendr¨¢ de fuera, sino por el cambio de la automatizaci¨®n que va a haber y que puede hacer desaparecer muchos empleos. Hay que hacer una lucha social para darles a todos nuestros ni?os la educaci¨®n que necesitar¨¢n. La formaci¨®n profesional. Que haya uni¨®n, sindicalizaci¨®n de los trabajadores para conseguir mejores salarios. es algo que hay que hacer ahora.
No se puede mejorar la fiscalidad s¨®lo para la gente que obtiene los beneficios. Hay que beneficiar al mayor n¨²mero de ciudadanos posible. Podemos hablar de hacerlo de la mejor manera, pero no se puede ser c¨®modo frente a los propios objetivos. Debemos crear oportunidades para todos, porque la divisi¨®n frenar¨¢ nuestro progreso. Hay otra amenaza para la democracia. Es tan vieja como nuestra propia naci¨®n. Despu¨¦s de empezar mi mandato se hablaba del haber acabado con la divisi¨®n racial. Era demasiado idealista y no era realista.
La raza sigue siendo una fuerza poderosa y dividida en nuestra sociedad. Desde luego s¨¦ que las relaciones entre razas est¨¢n mejor ahora que hace 10 o 20 a?os. Diga la gente lo que diga. Se ve no solamente en las estad¨ªsticas sino en la actitud de gente joven en cualquier lugar ideol¨®gico en el que se coloquen. Pero no estamos donde deb¨ªamos llegar. Y todos tenemos que trabajar para ello. Si cada cuesti¨®n econ¨®mica se le plantea como una lucha entre una clase media y una minor¨ªa que no lo merece, entonces los trabajadores de todo tipo seguir¨¢n teniendo las migajas y los ricos se quedar¨¢n con todo.
Si no queremos invertir en los hijos de inmigrantes s¨®lo porque no se nos parecen, reduciremos las perspectivas de nuestra propia juventud, porque cada vez ser¨¢ una porci¨®n m¨¢s grande dentro de la clase trabajadora de EE UU. Y hemos demostrado que nuestra econom¨ªa no tiene que ser un juego de 00. Los ingresos tienen que subir para todos: para hombres, para mujeres, para todo tipo de procedencia racial. Y para ir m¨¢s adelante hay que luchar m¨¢s contra la discriminaci¨®n. En la educaci¨®n, en las viviendas, en la justicia... Eso es lo que manda nuestra constituci¨®n. Y lo que exigen nuestros ideales.
Pero cambiar las leyes no basta, tienen que cambiar los corazones. No lo har¨¢s de un d¨ªa para otro las actitudes en una sociedad a veces necesitan generaciones para cambiar. Pero para que funcione nuestra democracia como debe, para poder seguir siendo la primera naci¨®n, cada uno de nosotros tiene que entender el consejo de que nunca entiendes a una persona hasta que no lo entiendes como alguien de tu propio grupo. Te pones en sus zapatos.
Hay luchas para obtener justicia no s¨®lo para los refugiados, los inmigrantes o los pobres o los transg¨¦nero, sino tambi¨¦n el trabajador blanco de clase media que parece tener las ventajas pero ve un cambio tecnol¨®gico profundo en lo que le viene encima. Hay que escuchar esos cambios.
Para los americanos blancos tambi¨¦n saben que la esclavitud no simplemente desapareci¨®, como los grupos en minor¨ªa no solamente tienen un racismo al contrario sus protestas no exigen un tratamiento especial, sino el trato igual que promete nuestra Constituci¨®n.
Para los americanos nativos hay que recordar que lo que se dice de inmigrantes y los estereotipos lo dec¨ªan igual sobre los irlandeses cuando llegaron y los italianos y los polacos. Se dec¨ªa que iban a destruir el car¨¢cter fundamental de los norteamericanos. Y no fue as¨ª. Y no se debilit¨® Estados Unidos, sino que ellos tambi¨¦n adoptaron las creencias de esta naci¨®n y la reforzaron. As¨ª que con independencia de d¨®nde estamos todos tenemos que esforzarnos m¨¢s para empezar desde el punto de vista de cada uno de los conciudadanos que ama a nuestra naci¨®n tanto como nosotros y que valoran el trabajo y la familia como nosotros. Y sus hijos tienen tantas esperanzas y son merecedores de amor como los nuestros.
No es f¨¢cil, para muchos de nosotros es m¨¢s f¨¢cil meterse en una burbuja con gente alrededor que todos son iguales a nosotros, que todos piensan igual y que nunca te plantean retos. Todos partidistas, con diferencias regionales, divisi¨®n de las familias con un canal para cada gusto... Todo eso parece que hace que sea inevitable esas diferencias. Y nos sentimos tan seguros en nuestra burbuja que aceptamos s¨®lo la informaci¨®n, ver¨ªdica o no, que encaja en nuestras opiniones, en vez de adaptar las opiniones a las pruebas, a los hechos.
Esa tendencia es una amenaza a nuestra democracia. La pol¨ªtica es una lucha de ideas. As¨ª es como se dise?¨® nuestra democracia. Es el debate saludable de los objetivos y de c¨®mo llegar, pero tiene que haber una sensaci¨®n de terreno com¨²n. Y de admitir nueva informaci¨®n. Y ver que un oponente puede tener un punto de vista razonable. Y hay que seguir hablando para encontrar terreno com¨²n, para comprometerse. Esto es parte de lo que hace que la pol¨ªtica a veces sea una cosa de enfrentamiento.
C¨®mo pueden en el Congreso protestar contra el gasto de dinero para inmigrantes, pero no para los ricos. Por qu¨¦ nunca podemos ver lo que propone el de enfrente. Ese uso selectivo de los hechos es muy malo. Me dec¨ªa mi madre: "Nos va a costar mucho esas distancias". Mira el caso del cambio clim¨¢tico: en ocho a?os nos hemos hecho independientes del petr¨®leo extranjero. Y hemos prometido al mundo que vamos a salvar el planeta.
Pero sin una acci¨®n m¨¢s audaz nuestros hijos no podr¨¢n hablar sobre si existe o no el cambio clim¨¢tico. Estar¨¢n demasiado ocupados en luchar contra sus resultados. Grandes oleadas de refugiados por el clima. Nosotros podemos y debemos plantearnos cu¨¢l es el mejor modo de enfrentarse a ello. Pero simplemente negar que existe este problema para las generaciones futuras eso traiciona el esp¨ªritu esencial de esta naci¨®n. De resolver los problemas, de entender lo que nos dijeron los padres fundadores.
Es ese esp¨ªritu, nacido de la Ilustraci¨®n, que nos hizo poderosos econ¨®micamente. Que se puso en marcha para acabar con enfermedades, para tener una computadora en cada casa. Ese esp¨ªritu, que crea aviones, y la prioridad de derechos sobre el poder para acabar con la tiran¨ªa, para luchar contra la depresi¨®n, que nos dej¨® lograr un orden despu¨¦s de las guerras mundiales s¨®lo por poder militar. Pero est¨¢ construido sobre la regla de la ley, la libertad religiosa, la libertad de expresi¨®n, unos medios de comunicaci¨®n libres... Esos son los valores b¨¢sicos.
Ahora hay muchos retos contra ese orden que construimos. Los fan¨¢ticos violentos, que dicen que hablan en nombre del islam, y tambi¨¦n por otros en capitales extrajeras, que odian a la sociedad abierta como una amenaza a su poder. Los peligros para nuestra democracia que son m¨¢s profundos que simplemente una bomba o un misil. Representan el miedo al cambio. La gente que no quiere que haya otros diferentes. Los que desprecian la ley. Creer que una bomba o un fusil o una propaganda de la verdad, esa creencia equivocada. Pero gracias a la gran valent¨ªa de nuestras fuerzas del orden y nuestros diplom¨¢ticos, ninguna organizaci¨®n terrorista extranjera ha ejecutado ning¨²n ataque en estos ocho a?os dentro de nuestras fronteras.
Ya sabemos lo que pas¨® en Boston y en San Bernardino. Todos esos actos violentos nos demuestran lo peligrosa que es la violencia. Hemos acabado con millares de terroristas, incluyendo a Bin Laden. La coalici¨®n global contra el ISIS est¨¢ acabando con sus l¨ªderes. Y les ha quitado la mitad de su territorio. Y acabaremos con el ISIS.
Nadie que amenace a Estados Unidos podr¨¢ escaparse. Ha sido un honor para m¨ª ser el comandante en jefe de todos los que han servido en nuestras fuerzas armadas. Pero proteger nuestra forma de vida no s¨®lo es el trabajo de los militares. La democracia exige una lucha y pierde el miedo. Nosotros los ciudadanos debemos estar vigilantes ante las amenazas externas. Y tambi¨¦n frente al debilitamiento de los valores que nos han hecho lo que somos.
Por eso en los ¨²ltimos ocho a?os he trabajado para que la lucha contra los terroristas tenga reglas justas, porque pusimos fin a las torturas para mantener las libertades. Y yo rechac¨¦ la discriminaci¨®n contra los musulmanes en EE UU. No quiero los miedos.
Esa es la raz¨®n por la que nosotros no podemos retirarnos de las grandes luchas en el mundo. Para ampliar los derechos contra la discriminaci¨®n sexual, aunque sea m¨¢s c¨®modo ignorar esos valores, pero eso es parte de defender Estados Unidos.
Michelle. (aplauden con intensidad)
Michelle LaVaughn Robinson, una chica del barrio de South Side. En los ¨²ltimos 25 a?os [Michelle] no solo ha sido mi esposa y madre de mis hijos, ha sido mi mejor amiga.
Hiciste un papel que no pediste y lo hiciste propio. Hiciste un papel que no pediste y lo hiciste propio, con gracia, con fuerza, con estilo y con humor.
Hiciste que la Casa Blanca fuera la casa de todos y por eso una nueva generaci¨®n tiene mejores objetivos porque eres el modelo que quieren imitar. Me has hecho muy orgulloso y has hecho orgullosa a la naci¨®n.
Malia, Sasha, mis hijas En las circunstancias m¨¢s extra?as os hab¨¦is convertido en dos j¨®venes fant¨¢sticas, listas, guapas y amables y ten¨¦is compasi¨®n y pasi¨®n.
Llev¨¢is el peso de estar a la vista de todos con gran facilidad. Estoy orgullos¨ªsimo de ser vuestro padre.
Y a Joe Biden, el vicepresidente
Ese chico que se convirti¨® en l¨ªder de Delaware. Es la primera decisi¨®n que tom¨¦ en mi mandato y fue la mejor decisi¨®n, no s¨®lo por ser un gran vicepresidente sino tambi¨¦n porque me hiciste hermano. Os queremos a ti, a Jill, a toda tu familia. Vuestra amistad nos ha dado grandes alegr¨ªas en la vida.
Y a mi equipo fant¨¢stico durante 8 a?os y algunos que me han acompa?ado muchos m¨¢s a?os. Me hab¨¦is dado vuestra energ¨ªa y he intentado reflejarlo. El car¨¢cter, el idealismo, la compasi¨®n. Hab¨¦is crecido, os hab¨¦is casado y hab¨¦is tenido ni?os. Hab¨¦is empezado otros viajes e incluso en los momentos m¨¢s duros y frustrantes nunca hab¨¦is dejado que Washington os ganase. Hab¨¦is servido a los ciudadanos y me siento orgulloso por todo lo que hab¨¦is hecho y todo lo que vais a conseguir a partir de hoy.
Y todos los que estuvisteis en la organizaci¨®n, los que os mudasteis y fuisteis a otros lugares a dar la bienvenida a todo voluntario que iban puerta por puerta. Los j¨®venes que fueron a votar por primera vez. Todos los norteamericanos que trabajaron por el cambio sois los mejores que nadie pudiera pedir y siempre me sentir¨¦ agradecido. Hicisteis el cambio, s¨ª lo hicisteis. Eso por lo que salgo de aqu¨ª hoy m¨¢s optimista sobre esta naci¨®n que hace ocho a?os. Lo s¨¦ porque nuestro trabajo ha ayudado a muchos a inspirado a muchos, especialmente a gente joven para que tengan la fe de que puedas cambiar. Que puedes hacer algo m¨¢s grande que nosotros mismos. Esta generaci¨®n nueva que es altruista, creativa, patri¨®tica Os he visto, por todo el pa¨ªs. Cre¨¦is en una sociedad justa. Sab¨¦is que el cambio siempre ha estado en EE UU. No hay que tenerle miedo sino abrazarlo. Este trabajo duro de la democracia, lo har¨¦is. Pronto estar¨¦is ah¨ª, m¨¢s que nosotros. Esto es el futuro y est¨¢ en buenas manos.
Mis conciudadanos. Ha sido un gran honor en mi vida poder serviros. No dejar¨¦ de hacerlo. Seguir¨¦ estando ah¨ª como ciudadano durante todos los d¨ªas que me queden de vida. Pero por ahora, joven o joven de coraz¨®n os pido una cosa final como Presidente, igual que hace ocho a?os. Os pido que cre¨¢is, no en mi capacidad de hacer cambios, sino en vuestra propia capacidad: Os pido mantener esa fe que est¨¢ en los documentos de nuestra Constituci¨®n que acab¨® con la esclavitud. Este esp¨ªritu que sintieron los que marcharon por la libertad. Los que llevaban la bandera en campos de batalla pero tambi¨¦n en la Luna, la fe de todos los americanos: Si que podemos, s¨ª lo hicimos. S¨ª que podemos. Gracias. Dios os bendiga y que Dios bendiga a los EE UU, Gracias a todos.
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