¡°Aqu¨ª las bandas se matan en la calle, no en la c¨¢rcel¡±
El Secretario se dice preocupado de que una masacre como la de la prisi¨®n de Manaos pueda ocurrir en su Estado
El nuevo secretario de Seguridad P¨²blica de R¨ªo de Janeiro, Roberto S¨¢ (Barra do Pira¨ª, 1964), deja escapar, a veces, que no es ¡°hijo de nadie¡±. Con esa frase no solo busca aclarar que no le hizo falta ning¨²n padrino pol¨ªtico para llegar donde est¨¢, sino retratar literalmente su historia de vida. Fue hijo de madre soltera, que se suicid¨® cuando S¨¢ ten¨ªa tan solo seis a?os. Separado de sus dos hermanos m¨¢s peque?os, se cri¨® de una forma muy modesta en casas de familiares hasta que entr¨® en la Polic¨ªa Militar a los 18 a?os. Nunca tuvo a nadie que le diera una palmadita en la espalda. ¡°Mi primera tarta de cumplea?os la compr¨® mi suegra¡±, dice, aguantando las l¨¢grimas. ¡°Creo que ni ella sab¨ªa de la importancia de aquello¡±.
S¨¢, que estudi¨® en un colegio p¨²blico, fue teniente coronel de la Polic¨ªa Militar, capit¨¢n del temido Batall¨®n de Operaciones Especiales (Bope) y, despu¨¦s, comisario de la Polic¨ªa Federal. Sustituy¨® en octubre a su amigo y jefe Jos¨¦ Mariano Beltrame, que ocup¨® el cargo durante una d¨¦cada. Hered¨® un Estado en crisis con unos ¨ªndices de delincuencia en aumento, con recortes econ¨®micos, retrasos en los pagos de los sueldos de polic¨ªas y una guerra entre bandas que se agrava. ¡°Sin indicios¡± de que las masacres acaecidas las dos primeras semanas del a?o en las c¨¢rceles de Manaos, Roraima y Natal, que se han saldado con m¨¢s de 120 muertos, puedan repetirse en R¨ªo, S¨¢ reconoce que, aun as¨ª, est¨¢ preocupado.
Pregunta. ?Cu¨¢les son los posibles efectos colaterales de la masacre en las c¨¢rceles de Manaos y Roraima en el Estado de R¨ªo? ?Es motivo de preocupaci¨®n?
Respuesta. S¨ª, lo es. Todo el sistema carcelario, independientemente de cualquier problema que se produzca en cualquier lugar del pa¨ªs, requiere una preocupaci¨®n permanente. Es un ambiente complejo, que desgraciadamente no ofrece unas condiciones dignas a los presos. Por otra parte, mi equipo de Inteligencia me informa de que no hay indicios, hasta este exacto momento, de que haya esa posibilidad [de que se repitan las masacres] en las c¨¢rceles de R¨ªo de Janeiro. El propio sistema de R¨ªo, al haber tres bandas, separa a los presos para protegerlos. Lo que nos diferencia de los dem¨¢s Estados es que aqu¨ª se matan en la calle, por su l¨®gica expansionista, no en las c¨¢rceles. Eso es lo que me preocupa.
P. ?Entonces no existe la posibilidad de que en las c¨¢rceles de R¨ªo se repita lo que se ha visto en otras c¨¢rceles del pa¨ªs?
R. Mire, no digo que no pueda producirse. Pero hasta la fecha no tenemos noticias de inestabilidad hasta el punto de que una banda quiera atacar a otra.
P. El Ministro de Justicia, Alexandre de Moraes, dijo que las masacres de las c¨¢rceles no pueden explicarse por la disputa entre facciones. Vimos tambi¨¦n a las autoridades locales rest¨¢ndole importancia a los grupos criminales. ?Por qu¨¦ las autoridades brasile?as insisten en minimizar el papel de las bandas?
R. No s¨¦ qu¨¦ decirle. Es m¨¢s, yo estoy reconociendo que aqu¨ª hay tres grupos que se disputan posiciones para vender drogas en una lucha armada, una guerra. No es que no queramos decir que no existe. No queremos glamurizar ni ir dando nombres, porque tienen que ser tratados como delincuentes, pero aqu¨ª nosotros lo entendemos y lo decimos.
P. El Gobierno lanz¨® a toda prisa un Plan de Seguridad Nacional. ?R¨ªo fue consultado?
R. [El secretario r¨ªe]. Yo conoc¨ª el plan despu¨¦s de haberlo recibido.
P. ?Cree que esa propuesta responde a los pedidos de tantos expertos en seguridad p¨²blica que siempre se quejaron de la falta de un plan nacional de seguridad?
R. Tiene avances importantes, como acercar a las instituciones, centrarse en las ¨¢reas m¨¢s violentas, ayuda del Gobierno Federal en el sistema carcelario... Pero tambi¨¦n considero que puede ser m¨¢s atrevido y avanzar m¨¢s. Desde mi punto de vista, Seguridad P¨²blica no es sin¨®nimo de polic¨ªa. Un plan atrevido no puede restringirse al ¨¢mbito de la polic¨ªa. Ella act¨²a en las consecuencias y no puede responsabilizarse de todas las miserias sociales, que es lo que sucede en Brasil.
P. ?Qu¨¦ riesgos hay en la seguridad si la situaci¨®n financiera del Estado sigue como hasta hoy?
R. Si dejan de cobrar, que es algo que nunca ha pasado hasta ahora [a pesar de los retrasos y de la falta de paga extra], es algo que no consigo prever. El Gobierno de R¨ªo ha priorizado el ¨¢rea de seguridad, precisamente porque es la ¨²ltima l¨ªnea de la barbarie. Que la gente no pruebe lo que es vivir sin polic¨ªa. Somos un pueblo violento y, sin polic¨ªa, vamos a vivir momentos muy malos. Espero no tener que ver eso.
P. En estos tiempos de ajustes y ante el repunte de la violencia, ?es optimista sobre el futuro de R¨ªo? ?Es posible que alg¨²n d¨ªa R¨ªo sea un Estado que no est¨¦ dominado por el crimen?
R. Existe ese sue?o futuro, pero no se va a concretar a corto plazo. El Estado puede ser m¨¢s fuerte que el crimen organizado. Pero mientras no ataquemos algunas cuestiones legislativas para definir muy bien lo que queremos en nuestra sociedad, ese sue?o va estar cada vez m¨¢s lejos. Tenemos que entender qu¨¦ hacer con quien consume drogas, tenemos que ser duros con respecto a las armas de fuego, tenemos que ser duros con respecto al delincuente violento, tenemos que pensar qu¨¦ sistema penitenciario queremos tener... No estamos trabajando en el futuro de las generaciones venideras. Tampoco en quien ya est¨¢ metido en la delincuencia, que vuelve r¨¢pido a la sociedad, mientras abarrotamos las c¨¢rceles de delincuentes patrimoniales. Y el debate de la despenalizaci¨®n de las drogas merece profundizarse, es urgent¨ªsimo.
P. ?Est¨¢ a favor de la despenalizaci¨®n?
R. Tendr¨ªa que escuchar a las dos partes, argumentos a favor y en contra. Pero, tal y como est¨¢ ahora, no funciona. En el caso de R¨ªo de Janeiro, lo que m¨¢s me impide posicionarme es la violencia en la que el narcotr¨¢fico act¨²a. Porque despenalizar, sin que eso sea trabajado, no va a funcionar. Si regularizamos la venta de droga y el Estado ocupa ese espacio, tendr¨ªamos que analizar lo que ese traficante va a hacer despu¨¦s. ?Va a trabajar para el Estado, vendi¨¦ndola, o va a pasar a cometer otros delitos? Es un problema de dif¨ªcil soluci¨®n. Brasil tiene que seguir de cerca las experiencias de otros pa¨ªses.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.