El activismo aflora ante la amenaza de Trump
El temor a retrocesos sociales galvaniza la movilizaci¨®n de las bases progresistas de Estados Unidos. No hay precedentes similares en el inicio de una nueva presidencia
Es f¨¢cil ver estos d¨ªas en las calles de Washington carteles de protesta. ¡°Frena el r¨¦gimen Trump-Pence antes de que empiece¡±, reza uno de la organizaci¨®n Rechaza el Fascismo. ¡°Defi¨¦ndete contra Trump¡±, piden los Socialistas Democr¨¢ticos de Am¨¦rica. El miedo a retrocesos sociales en el mandato del republicano Donald Trump ha galvanizado el activismo en Estados Unidos. No hay precedentes, en el inicio de una presidencia, de una movilizaci¨®n tan amplia de las bases progresistas.
Hay previstas numerosas protestas antes, durante y despu¨¦s de la investidura presidencial del viernes. Una vez que Trump jure el cargo, entrar¨¢ en acci¨®n la maquinaria que llevan semanas engrasando un sinf¨ªn de organizaciones sociales para presionar al mandatario ante el temor de que pueda dilapidar los avances de la presidencia del dem¨®crata Barack Obama.
El magnate ha insultado a mujeres, minor¨ªas raciales y religiosas, inmigrantes y ecologistas. Junto a otros colectivos han encontrado en Trump un argumento para poner en com¨²n todas sus acciones, que cristalizar¨¢n el s¨¢bado en una manifestaci¨®n multitudinaria en Washington, menos de 24 horas despu¨¦s de que asuma el poder. La cita, respaldada por figuras como Gloria Steinem y Harry Belafonte, puede inspirar una nueva era en el activismo de Estados Unidos con un grado de implicaci¨®n ciudadana ausente desde los a?os sesenta del siglo pasado.
Los s¨ªntomas de una nueva etapa de reivindicaciones llegaron muy pronto. En los d¨ªas posteriores a la elecci¨®n del 8 de noviembre, las manifestaciones contra la victoria de Trump se multiplicaron en decenas de ciudades. La Uni¨®n Americana por las Libertades Civiles, una de las mayores organizaciones en defensa de los derechos civiles, recibi¨® entonces m¨¢s de siete millones de d¨®lares en donaciones y gan¨® m¨¢s de 150.000 socios.
El ejemplo se repiti¨® en el caso de Planned Parenthood, la organizaci¨®n que ofrece atenci¨®n m¨¦dica a mujeres sin recursos y que ha sido el objetivo de ataques de numerosos pol¨ªticos republicanos, que amenazan con retirarle la financiaci¨®n p¨²blica.
La historia de EE UU solo cuenta con dos antecedentes similares de protestas ante la investidura de un presidente, ambas tambi¨¦n de republicanos. Ocurri¨® en 1973, cuando cerca de 60.000 personas protestaron contra Richard Nixon, y, en menor medida, en 2001 contra el presidente George W. Bush. Entonces, una decena de personas resultaron detenidas en la capital. Pero en ambos casos las protestas solo tuvieron lugar el mismo d¨ªa de la toma de posesi¨®n. Este s¨¢bado se espera que m¨¢s de 100.000 personas desfilen desde las inmediaciones del Capitolio hasta la Casa Blanca.
Adam Greenberg es uno de los organizadores de las protestas ambientalistas durante la investidura y asistir¨¢ a la manifestaci¨®n del s¨¢bado. ¡°Es un momento muy cr¨ªtico. Muchas comunidades est¨¢n bajo ataque¡±, dice.
Greenberg particip¨® este mi¨¦rcoles en una reuni¨®n en Washington de decenas de grupos ecologistas para acordar una estrategia com¨²n ante las posibles pol¨ªticas del republicano sobre nuevos oleoductos, acceso al agua o protecci¨®n de paisajes naturales. El activista asegura que esos colectivos ten¨ªan previsto reforzar sus acciones ganara quien ganara las elecciones presidenciales, pero admite que la victoria de Trump "ha electrizado" a mucha gente. ¡°Las l¨ªneas de batalla est¨¢n m¨¢s afiladas¡±, esgrime.
En el terreno medioambiental, es donde el temor a un retroceso es m¨¢s claro. Trump amenaza con retirar a EE UU del Acuerdo de Par¨ªs y considera el cambio clim¨¢tico una invenci¨®n china para da?ar la industria estadounidense. El republicano ha colocado a negacionistas clim¨¢ticos en su Administraci¨®n y ha disparado el miedo a una caza de brujas al pedir informaci¨®n sobre los funcionarios que han participado en la agenda medioambiental de Obama.
El presidente saliente ha respondido con nuevas medidas que tratan de blindar su legado contra el cambio clim¨¢tico. Y los cient¨ªficos se han movilizado para copiar datos gubernamentales ante el temor de que la nueva Administraci¨®n pudiera borrarlos y decida recortar el presupuesto de investigaci¨®n.
La conocida como Marcha de las Mujeres del s¨¢bado ha logrado aglutinar a numerosas organizaciones con un objetivo com¨²n: defender los derechos adquiridos. ¡°Queremos que sea lo m¨¢s inclusiva posible, al tiempo que reivindicamos que las mujeres est¨¦n en el centro de la marcha¡±, ha dicho una de las organizadoras, Bob Bland.
Marcha multitudinaria?
La manifestaci¨®n ¡ªcomo las marchas que se celebrar¨¢n en otras 100 ciudades del pa¨ªs¡ª es un ejemplo de c¨®mo los intereses de todas las minor¨ªas han confluido para reivindicar cambios en el sistema de justicia y prisiones, la igualdad salarial entre g¨¦neros, erradicar la violencia dom¨¦stica, la subida del salario m¨ªnimo o la protecci¨®n de derechos reproductivos y de minor¨ªas raciales e inmigrantes.
Hay quienes defienden trasladar ese vigor activista a la arena pol¨ªtica, incluso apropiarse de las t¨¦cnicas de bloqueo frontal que el subgrupo republicano del Tea Party ha ejercido contra el Gobierno Obama. Tres exasesores de congresistas promueven un proyecto, llamado Gu¨ªa Indivisible, que aboga por que el Partido Dem¨®crata, en minor¨ªa en el Congreso, replique la t¨¢ctica del Tea Party pero con un enfoque defensivo.
¡°El cambio de la pol¨ªtica federal en los pr¨®ximos cuatro a?os no depende de Trump sino de si nuestros representantes lo apoyan o lo rechazan¡±, escribieron a principios de enero en un art¨ªculo en el diario The New York Times. ¡°Mediante presi¨®n en el ¨¢mbito local, tenemos el poder de moldear lo que consideren posible¡±.
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