Localizados 10 supervivientes en el hotel sepultado por un alud en Italia
Los bomberos han sacado ya a nueve personas y el resto sigue atrapado en el edificio
Pasadas 42 horas, la esperanza era ya solo un rutinario lugar com¨²n en el que casi nadie cre¨ªa realmente. La avalancha de nieve que sepult¨® el hotel Rigopiano el pasado mi¨¦rcoles por la tarde manten¨ªa enterradas a unas 30 personas (entre trabajadores, clientes y el propietario) que se encontraban dentro pasadas las seis de la tarde de ese d¨ªa. Los ¨²nicos en dar se?ales de vida hab¨ªan sido los dos perros blancos de los propietarios, que aparecieron en un bar cercano aterrorizados y muertos de hambre. Con el des¨¢nimo, algunos periodistas hab¨ªan empezado a marcharse por la ma?ana, los familiares lloraban desconsoladamente en el hospital de Penne y la fiscal¨ªa anunciaba una investigaci¨®n por homicidio m¨²ltiple. Empezaba la b¨²squeda de culpables y languidec¨ªa la de las v¨ªctimas. Y en ese momento se obr¨® el milagro: hab¨ªa, al menos, seis supervivientes, a los que luego se sumar¨ªa la voz de un s¨¦ptimo y la sensaci¨®n creciente, dado el nerviosismo de los perros que rastreaban la zona, de que la lista aumentar¨ªa con un grupo atrapado en otra habitaci¨®n. Y lo hizo hasta los diez supervivientes localizados, incluyendo tres ni?os m¨¢s.
Los primeros en ver la luz fueron una madre y su peque?o. Eran la esposa e hijo de Giampiero Parete, un cocinero que se salv¨® por casualidad un d¨ªa antes cuando sali¨® a buscar una medicina a su coche y que, en ese momento, dese¨® haber muerto antes que perder a su familia delante de las narices. Las emocionantes im¨¢genes registradas por los bomberos muestran a los rescatadores euf¨®ricos, aplaudiendo y celebrando el rescate con gritos de ¡°bravo¡±. Se hab¨ªan protegido del aplastamiento, junto a los otros cuatro miembros de ese grupo, en una de las estancias subterr¨¢neas de la cocina, que les permiti¨® comer algo y encender un fuego para calentarse de temperaturas hasta cinco bajo cero, seg¨²n relat¨® Marco Bini, uno de los miembros del equipo de rescate. Ese humo fue una de las se?ales de alerta. ¡°Estaban content¨ªsimos¡ Hab¨ªan pasado tantas horas que no sab¨ªamos¡¡±, desliza corrigi¨¦ndose para evitar decir lo que todos pensaban. ¡°Ten¨ªamos la moral rota, pero ahora podemos seguir con mucha m¨¢s fuerza toda la noche¡±.
La madre y el hijo est¨¢n en el hospital de Pescara en perfectas condiciones, seg¨²n explicaba el doctor Sborgia Camilo. Cinco personas m¨¢s fueron liberadas cuando ya hab¨ªa ca¨ªdo la noche, incluyendo tres ni?os m¨¢s que siguen tambi¨¦n en observaci¨®n. ¡°En esa zona pensamos que puede haber m¨¢s gente con vida¡±, explica a este peri¨®dico Giuseppe Romano, director central de los servicios de emergencia de los bomberos, en el pabell¨®n deportivo de Penne, donde se ha instalado el centro operativo del rescate. Durante todo el d¨ªa despegan y aterrizan en el campo de futbol los helic¨®pteros de los bomberos y el Ej¨¦rcito que transportan al batall¨®n de rescatadores que trabajan en la zona. Cuando oscurece de nuevo, solo queda utilizar la ¨²nica carretera que serpentea hasta Farindola, pr¨¢cticamente sellada todav¨ªa por la nieve en la que los camiones del Ej¨¦rcito traquetean por la nieve dando bandazos a un lado y otro de los muros de hielo. Los equipos de rescate, con la ayuda de perros y sondas de rastreo, siguen explorando minuciosamente todas las zonas donde podr¨ªa haber alguien, a veces sepultado por hasta cinco metros de nieve.
Otros tuvieron m¨¢s suerte. Martina Rossi, vecina de Farindola de 20 a?os, romp¨ªa a llorar minutos antes de conocer la noticia de los rescates y se autoproclamaba ¡°miracolata¡±. Su padre, el propietario del bar Valentina, le secaba las l¨¢grimas mientras ella explicaba su historia a las c¨¢maras. Camarera del Rigopiano, pudo salir dos d¨ªas antes de la avalancha, justo cuando pas¨® la ¨²ltima m¨¢quina quitanieves. "Todos ten¨ªan menos de 30 a?os. ?ramos como una familia. Yo he tenido mucha suerte. Pero es tan injusto¡¡±. Rossi cree que solamente pod¨ªan salvarse si en el momento de la avalancha se encontraban en el spa o en las c¨¢maras frigor¨ªficas subterr¨¢neas. ¡°El resto [de las estancias] ha quedado arrancado por la fuerza de la avalancha¡± que arrastr¨® el hotel diez metros de sus cimientos, explicaba mostrando las fotos publicadas. Justo donde anoche continuaron trabajando alrededor de 150 hombres y mujeres que, pese a las cr¨ªticas que ya empezaban a recibir por la ma?ana por una supuesta lentitud en su respuesta, obraron el milagro del Rigopiano.
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