Valls queda en segunda posici¨®n en las primarias, seg¨²n datos provisionales

En la hist¨®rica sede parisina de los socialistas, en la calle Solf¨¦rino, huele a fin de etapa. ¡°Si la izquierda se rompe -y el riesgo est¨¢ ah¨ª-, pasar¨¢ 30 a?os en la oposici¨®n¡±. Bajo una foto del m¨ªtico Fran?ois Mitterrand, lo dice el primer secretario, Jean-Christophe Cambad¨¦lis. Dividida y debilitada, en efecto, la izquierda vota este domingo en la primera vuelta de las primarias para elegir su candidato al El¨ªseo. El exprimer ministro Manuel Valls es el favorito, pero seguido de cerca de dos exministros del ala izquierdista, Beno?t Hamon y Arnaud Montebourg.

A las 17.00 horas, y seg¨²n los datos oficiales de los socialistas, hab¨ªan votado un mill¨®n de personas en el 70% de las 7.530 mesas en toda Francia. El dato es sensiblemente inferior al registrado en las anteriores primarias de 2011 (1,5 millones) y beneficia a Valls. Una participaci¨®n alta, en cambio, jugar¨ªa a favor de sus dos rivales cr¨ªticos. Por eso, Hamon ha declarado tras depositar su voto en Trappes, cerca de Par¨ªs, que, si la participaci¨®n es baja, el elegido tendr¨¢ "una legitimidad d¨¦bil".

En total, han votado entre 1,7 y 1,9? millones de personas. Un dato muy inferior a los 4,3 millones de votos en las primarias de la derecha hace dos meses, lo que indica la decepci¨®n y desmovilizaci¨°n en la resquebrajada izquierda francesa.

A punto de concluir el mandato de Fran?ois Hollande, el presidente m¨¢s impopular de la V Rep¨²blica, la desarbolada izquierda arranca con las primarias una carrera electoral en la que ser¨¢ desalojada de su ¨²ltimo reducto de poder, la jefatura del Estado. Los sondeos indican no solo eso, sino que, adem¨¢s, ser¨¢ eliminada en la primera vuelta de las presidenciales en abril. Ser¨¢n la ultraderecha y la derecha las que compitan en la recta final. Es lo que ocurri¨® en 2002 y los socialistas a¨²n tienen pesadillas al recordarlo.

Para evitarlo, el Partido Socialista intenta estos d¨ªas la cuadratura del c¨ªrculo: ha organizado las primarias ¡°para conseguir la uni¨®n de la izquierda¡±, como dice cabizbajo Cambad¨¦lis, pero, sin embargo, la cita es tambi¨¦n utilizada para saldar cuentas pendientes y poner de manifiesto la existencia de esas dos ¡°izquierdas irreconciliables¡± de las que habla Valls.

Irreconciliables son las tesis de los tres aspirantes con opciones -hay otros cuatro sin posibilidades- que reclaman la compleja herencia de Hollande. La ¡°deriva liberal¡± de este y de Valls, sostienen Hamon y Montebourg, es precisamente la que ha dividido a los socialistas. Los dos prometen derogar la reforma m¨¢s contestada de esta legislatura, la laboral.

La otra cara del socialismo se vio el viernes por la noche en el ¨²ltimo mitin de campa?a de Valls en el teatro Trialon, en Par¨ªs. El medio millar de asistentes ¨C¡°?Manuel presidente!¡±, gritaban una y otra vez- dedic¨® la salva de aplausos m¨¢s cerrada a la ministra sentada en primera fila, la de Trabajo, Myriam el Khomri, que ha dado su nombre a esa controvertida reforma laboral.

El exjefe del Gobierno, apoyado por el aparato del partido y casi el Ejecutivo en pleno, defendi¨® ese acto ¡°la responsabilidad ejercida en estos a?os dif¨ªciles¡±de Hollande, se declar¨® ¡°socialreformista¡± y sostuvo que solo ¨¦l tiene ¡°estatura de hombre de Estado para gestionar Francia en este nuevo mundo¡± de Donald Trump, Vlad¨ªmir Putin o el Brexit.

La corta y ¨¢tona campa?a de los aspirantes ha beneficiado, siempre seg¨²n las encuestas, a Hamon, que ha recortado distancias con el exprimer ministro. Por eso, as¨ª como Valls fue el m¨¢s atacado por sus rivales en el primero de los tres debates televisados, en el ¨²ltimo fue Hamon la diana de los dem¨¢s.

Este exministro de Educaci¨®n, expulsado del Ejecutivo con Montebourg en 2014 por criticar esa deriva liberal, ha concitado las embestidas de sus oponentes por defender una ayuda social universal de 600 euros para todos los franceses. ¡°Costar¨ªa entre 300.000 y 400.000 millones¡±, le acusan. ¡°Es inaplicable¡±, le espet¨® Valls.

Los ¨²ltimos sondeos otorgan a Valls un 28% de los votos, seguido a menos de un punto por Hamon y a cuatro por Montebourg. Aunque Valls resulte ganador en esta primera vuelta, ser¨¢ muy dif¨ªcil que alcance el triunfo final en la segunda vuelta. El motivo es la muy probable alianza de Hamon y Montebourg, apoyados por el medio centenar de diputados socialistas rebeldes que han amargado el mandato a Hollande y Valls. Y si ganan Hamon o Montebourg, ser¨¢ imposible que logren unir al fragmentado partido.

Sea quien sea el candidato socialista, las encuestas le otorgan el quinto puesto en la primera vuelta de las presidenciales. No solo estar¨¢n por delante la ultraderechista Marine Le Pen y el conservador Fran?ois Fillon, sino tambi¨¦n los candidatos de otras dos izquierdas existentes en Francia: la del socioliberal Emmanuel Macron -igualmente exministro de Hollande- y la del radical Jean-Luc M¨¦lenchon, apoyado por los comunistas.

A Macron, extitular de Econom¨ªa en agosto, le quieren las encuestas -va tercero-, llena en sus m¨ªtines como nadie y le apoyan tan insignes socialistas como la ministra de Medio Ambiente, S¨¦gol¨¨ne Royal, excompa?era de Hollande. En el despacho de su flamante cuartel electoral, rodeado de cohetes y aviones a escala, sonr¨ªe sin parar. ¡°No retirar¨¦ mi candidatura¡±

Solo una alianza con ¨¦l -si ganara Valls- o con M¨¦lenchon -si triunfa Hamon o Montebourg- salvar¨ªa a la izquierda del desastre. ¡°Estamos condenados a entendernos¡±, repite Cambad¨¦lis. Hasta ahora, demuestran lo contrario en casa y fuera de casa. Para empezar, a Macron lo considera simple y llanamente ¡°un traidor¡±. Y repite una y otra vez: ¡°El candidato socialista no retirar¨¢ su candidatura¡±.

En una cafeter¨ªa del centro de Par¨ªs, Montebourg dice que estas elecciones de primavera son para Francia ¡°la ¨²ltima gasolinera antes del desierto¡±, la ¨²ltima oportunidad de poner el pa¨ªs en orden y taponar a la extrema derecha. Para Francia, quiz¨¢s. Para el Partido Socialista, es una cuesti¨®n de supervivencia.