Rumania se harta de los pol¨ªticos corruptos
Los rumanos mantienen la presi¨®n hacia el Gobierno, tras el esc¨¢ndalo del decreto que despenalizaba delitos de soborno o conflictos de inter¨¦s
Este lunes por la tarde, m¨¢s de 25.000 personas mantienen viva la protesta en la c¨¦ntrica Plaza Victoria a la que se va sumando cada vez m¨¢s gente. Al caer la tarde, cuando empieza a ocultarse el gris¨¢ceo sol de invierno en Bucarest, Luminita Ciobanu se envuelve en una bandera de Rumania y sale a la calle. Como decenas de miles de rumanos, lleva seis d¨ªas protestando contra el Gobierno del Partido Socialdem¨®crata (PSD) y su decreto para despenalizar algunos casos de corrupci¨®n. Hoy ha sido el s¨¦ptimo. ¡°Y no me canso. Lo que han hecho es intolerable, en vez de endurecer la lucha contra estos delitos maniobran para que sea m¨¢s f¨¢cil hacer la vista gorda y no haya responsabilidades¡±, se indigna esta mujer menuda de 59 a?os y ojos color caf¨¦, que trabaja como enfermera en un hospital de la capital. Y pese a que la presi¨®n nacional y las cr¨ªticas internacionales? han obligado al Ejecutivo a retirar la pol¨¦mica ley, su intenci¨®n ha encendido la mecha de las que ya son las mayores manifestaciones de la historia de Rumania desde la ca¨ªda de la dictadura, en 1989. Una movilizaci¨®n social que se?ala a sus dirigentes que los ciudadanos est¨¢n vigilantes. Que no se conforman.
¡°El Gobierno nos ha fallado escandalosamente. Que hayan dado marcha atr¨¢s no significa nada. ?Pr¨¢cticamente han pretendido legalizar el robo!¡±, critica Calin Iacob, un alt¨ªsimo estudiante de Derecho, que fuma un cigarrillo en la plaza de la Universidad de Bucarest, el coraz¨®n de las protestas de aquel invierno revolucionario de hace 27 a?os. El pasado martes, el Ejecutivo de Sorin Grindeanu dio luz verde a un decreto que aligeraba el concepto de conflicto de intereses y despenalizaba los casos de corrupci¨®n cuyo?da?o fuese inferior a 200.000 lei (unos 44.000 euros). La propia medida y la f¨®rmula elegida para sacarla adelante, de manera casi sorpresiva y mediante decreto, para no tener que pasar por el Parlamento, ha indignado a los rumanos, muy sensibles hacia todo lo que tenga que ver con la corrupci¨®n, un problema importante para nueve de cada diez ciudadanos, seg¨²n un Eurobar¨®metro de enero. M¨¢s de 12.000 personas mantienen viva la protesta en Bucarest a la que se va sumando gente.?
El decreto, que justificaron en la necesidad de aligerar las superpobladas c¨¢rceles rumanas, y que iba acompa?ado de una propuesta de indulto a 2.700 presos por delitos menores ¨Ctambi¨¦n por corrupci¨®n¡ª, beneficiaba a decenas de funcionarios p¨²blicos y pol¨ªticos. Muchos de ellos del PSD. Como su presidente ¨Cy l¨ªder del Gobierno en la sombra--, Liviu Dragnea, condenado a dos a?os de prisi¨®n por fraude electoral e imputado en otro caso de abuso de poder; un proceso que le impidi¨® ocupar el sill¨®n de primer ministro el pasado diciembre, cuando su partido gan¨® las elecciones con el 45% de los votos. Ahora, son muchas las voces que acusan al Gobierno de hacer una ley a medida de sus amigos y afiliados, y exigen la dimisi¨®n de un Gabinete que s¨®lo lleva un mes en el poder.
¡°C¨®mo vamos a confiar en ellos despu¨¦s de lo que han hecho. Qui¨¦n nos dice que no lo volver¨¢n a intentarlo por otras v¨ªas. Adem¨¢s, el mensaje que env¨ªa, su simbolismo es tremendo¡±, recalca Claudia Popa, funcionaria de 45 a?os. De hecho, no solo todas las instancias judiciales del pa¨ªs ¨Cdesde la Fiscal¨ªa General a la Oficina Anticorrupci¨®n o el Defensor del Pueblo¡ª criticaron el decreto y la deriva del PSD. Tambi¨¦n la Comisi¨®n Europea, que mantiene una auditor¨ªa sobre la reforma de la Justicia rumana desde su adhesi¨®n ¨Chace ya diez a?os-- para garantizar que cumple con los est¨¢ndares europeos en temas como la lucha contra la corrupci¨®n, se hab¨ªan mostrado muy preocupada por la medida y la involuci¨®n del Gobierno rumano.
La presi¨®n ciudadana sobre el Ejecutivo no cesa. El domingo, con el texto legal ya retirado, m¨¢s de 600.000 personas protestaron en ciudades de todo el pa¨ªs ¨Cla mayor¨ªa en Bucarest--; una cifra record. ¡°Y aunque la presencia en la calle empiece a decaer, seguimos aqu¨ª. No nos dejaremos enga?ar por un grupo de corruptos¡±, advierte Iacob. El primer ministro Grindeanu ya ha rechazado dejar el cargo y recuerda que hace menos de dos meses, dos millones de rumanos le dieron su apoyo en las urnas. ¡°El Gobierno no tiene motivos para dimitir¡±, ha dicho este lunes desafiante Liviu Dragnea, que ve la mano de la oposici¨®n y del presidente Klaus Iohannis (del Partido Nacional Liberal) tras las protestas, y quien en m¨¢s de una ocasi¨®n ha afirmado que la Fiscal¨ªa Anticorrupci¨®n lleva a cabo una cruzada contra su partido. ¡°Nadie en Rumania tiene nada que ganar si este estado de tensi¨®n contin¨²a¡±, a?adi¨®.
Mientras tanto, el Gobierno, aunque no aclara si mantiene la intenci¨®n de reformar el C¨®digo Penal, trata de mantener un perfil bajo para aplacar las protestas. Aunque actualmente cuenta con mucho m¨¢s apoyo y se nutre de una oposici¨®n francamente debilitada, le asustan los precedentes. En noviembre de 2015, otras manifestaciones multitudinarias derribaron a su correligionario V¨ªctor Ponta. Y la movilizaci¨®n tambi¨¦n tuvo que ver con la corrupci¨®n, despu¨¦s de que el incendio en un c¨¦ntrico club de Bucarest revelase un esc¨¢ndalo de mordidas, comisiones y sobornos que se?alaba a la Administraci¨®n.
La ca¨ªda de la dictadura comunista en Ruman¨ªa deriv¨® ¨Ccomo en otros pa¨ªses de la regi¨®n¡ª en una sociedad poco dada a manifestarse, inmovilista y temerosa de cualquier tipo de inestabilidad. Pero el descontento hacia los pol¨ªticos, los abrumadores casos de corrupci¨®n y la crisis econ¨®mica han despertado a los ciudadanos durante el ¨²ltimo lustro. ¡°La sociedad ha madurado y ahora maneja estos mecanismos para exigir lo que se merece¡±, apunta Camil Ungureanu, profesor en la facultad de Ciencias Pol¨ªticas de la Universidad Pompeu Frabra, que se?ala sin embargo la gran brecha entre la Rumania rural y la urbana. ¡°La gente se ha dado cuenta de que tiene el poder y ahora quiere m¨¢s, no le vale con la retirada del decreto¡±, abunda.
Como la enfermera Ciobanu que afirma que seguir¨¢ saliendo a la calle o realizando todo tipo de protestas ¡°imaginativas¡± para ¡°preservar la democracia¡±. Cuenta que, salvando ciertas distancias, la marea humana de estos ¨²ltimos d¨ªas le recuerda mucho a otra vivida en diciembre de 1989, cuando su clamor y el de cientos de miles de rumanos logr¨® derribar al tirano Nicolae Ceaucescu. ¡°Protestar, salir a la calle contra las injusticias, funciona; no lo olvidemos¡±, recalca la mujer con una peque?a sonrisa.
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