Daniel Ortega busca legitimidad internacional al amparo de la OEA
El mandatario busca legitimar un tercer mandato producto de un cuestionado proceso electoral
Daniel Ortega era un f¨¦rreo cr¨ªtico de la Organizaci¨®n de Estados Americanos (OEA) y de su secretario general, el uruguayo Luis Almagro, a quien el gobierno de Nicaragua acus¨® de ¡°conducta injerencista¡± a inicios de junio de 2016, durante la 46 Asamblea General de la OEA, que se realiz¨® en Rep¨²blica Dominicana.
En esa ocasi¨®n, el embajador de Nicaragua en Washington, Denis Moncada Colindres, dijo que ¡°Nicaragua espera, para lavar las manchas y verg¨¹enzas de la OEA, que el secretario general se?or Almagro ponga de inmediato su renuncia irrevocable ante este plenario¡±.
Siete meses despu¨¦s, sin embargo, la opini¨®n del l¨ªder sandinista cambi¨® radicalmente y hoy Ortega se ha convertido en un defensor de la organizaci¨®n y de su l¨ªder, a quien ha pedido iniciar un di¨¢logo que d¨¦ legitimidad internacional a su mandato, el tercero consecutivo desde que regres¨® al poder en 2007 y que ha sido producto de un proceso electoral seriamente cuestionado.
Este giro inesperado en la opini¨®n del presidente de Nicaragua comenz¨® a producirse a partir de agosto de 2016, cuando Almagro anunci¨® que preparaba un informe sobre la situaci¨®n pol¨ªtica de Nicaragua, que ser¨ªa presentado a los pa¨ªses miembros de la OEA. El 30 de julio del a?o pasado, Ortega dio un golpe de Estado contra el parlamento, al despojar a la oposici¨®n de sus esca?os parlamentarios e impuso un r¨¦gimen de partido ¨²nico. M¨¢s tarde, a trav¨¦s de una orden judicial, Ortega excluy¨® a la oposici¨®n de participar en las elecciones generales de noviembre, en las que el mandatario se impuso como ganador, con su esposa, la poeta Rosario Murillo, como vicepresidenta. Almagro ya hab¨ªa expresado su preocupaci¨®n por el deterioro democr¨¢tico en este pa¨ªs de seis millones de habitantes, donde el presidente Daniel Ortega controla en sus manos todo el poder.
Tras conocer sobre la preparaci¨®n del informe, Ortega movi¨® a su diplomacia en Washington para buscar un acercamiento con el ¡°injerencista¡± Almagro. Ambas partes acordaron iniciar una ¡°mesa de di¨¢logo¡± para encontrar una salida a la crisis pol¨ªtica de Nicaragua y organizar una visita del secretario general a Managua, la que se produjo el primero de diciembre, en medio de fuertes protestas del movimiento campesino que se opone a la construcci¨®n de un canal interoce¨¢nico en este pa¨ªs, el movimiento feminista y el opositor Frente Amplio por la Democracia, que re¨²ne a una parte de los opositores excluidos del proceso electoral de noviembre, y otras organizaciones opositoras.
Almagro lleg¨®, escuch¨® y se fue, sin siquiera pronunciarse p¨²blicamente por la fuerte represi¨®n por parte de la Polic¨ªa y el Ej¨¦rcito de la protesta campesina durante su visita, que dej¨® varios heridos. Tambi¨¦n obvio las irregularidades denunciadas durante las elecciones presidenciales del seis de noviembre, en las que Ortega result¨® electo con m¨¢s del 70% de los votos, seg¨²n el conteo oficial del Tribunal Electoral, controlado por el mandatario.
El pasado 20 de enero, despu¨¦s de m¨¢s de dos meses de negociaciones secretas, el gobierno de Ortega y la OEA publicaron un informe conjunto en el que el primero se compromete a ¡°fortalecer¡± la institucionalidad electoral en Nicaragua con la firma, el pr¨®ximo 28 de febrero, de un ¡°Memor¨¢ndum de Entendimiento¡± que establecer¨¢ los ¡°aspectos t¨¦cnicos¡± del trabajo conjunto que el gobierno de Ortega y la OEA desarrollar¨¢n durante los pr¨®ximos tres a?os.
Este acuerdo, para la oposici¨®n, es un ¡°borr¨®n y cuenta nueva¡± de todas las arbitrariedades cometidas por Ortega desde 2007, adem¨¢s de un oxigenar al mandatario y darle la legitimidad internacional perdida, principalmente en momentos cuando el contexto internacional se vuelve incierto para el l¨ªder sandinista, con la llegada del populista Donal Trump al poder en Estados Unidos y su discurso antiinmigrante, y la retirada de la cooperaci¨®n petrolera venezolana, el combustible que le permiti¨® sortear la crisis econ¨®mica internacional y desarrollar un liderazgo clientelista para granjearse el favor de los m¨¢s pobres en el pa¨ªs que, seg¨²n el Banco Mundial, es el segundo m¨¢s pobre de Am¨¦rica Latina y el Caribe.
Est¨¢ por verse hasta d¨®nde Daniel Ortega estar¨¢ dispuesto a ceder en lo relacionado a las reformas que permitan rescatar el sistema electoral aplastado por ¨¦l. Y tambi¨¦n hasta qu¨¦ punto podr¨¢ presionar la OEA para que esas reformas se realicen.
Lo cierto es que el mandatario necesita la legitimidad internacional para evitar sanciones como las anunciadas el a?o pasado por el Congreso de Estados Unidos, a trav¨¦s de una iniciativa de ley que pretend¨ªa prohibir la entrega a Nicaragua de pr¨¦stamos de organismo internacionales, lo que abrir¨ªa una herida de muerte en la d¨¦bil econom¨ªa de este pa¨ªs centroamericano. La iniciativa qued¨® estancada en la tuber¨ªa legislativa, pero congresistas como la republicana Ileana Ros-Lehtinen, impulsora de las sanciones, mantienen los ojos puestos en el r¨¦gimen de Ortega.
Muy pocos en Nicaragua esperan de Ortega un giro de sensatez, un cambio extremo como el ocurrido con su opini¨®n sobre la OEA y su secretario general, que pasaron de ser los protagonistas de las incendiarias arengas del mandatario, al salvavidas que puede garantizar la supervivencia de su r¨¦gimen familiar en esta peque?a naci¨®n atormentada a lo largo de su historia por los desmanes de sus pol¨ªticos.
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