La maldici¨®n de los Aulaki
El nombre de Nora destaca entre la decena de ni?os muertos en la ¨²ltima operaci¨®n de los Navy SEAL en Yemen. Seis a?os antes fueron abatidos por aviones de EE UU su padre y su hermano
Ni era la primera vez que EE UU atacaba en Yemen ni la primera que dejaba un reguero de civiles muertos. Tampoco era la primera vez que fuerzas norteamericanas acababan con la vida de un miembro de la familia Al Aulaki. Esta vez, sin embargo, parece que Nora, de ocho a?os, estaba en el lugar y a la hora equivocados. Dice el abuelo de la ni?a, Naseer al Aulaki, exministro de Agricultura yemen¨ª, que no cree que fuera objetivo del equipo de fuerzas especiales Navy SEAL que aterriz¨® en Yakla en la madrugada del 29 de enero. Recibi¨® un impacto de bala en el cuello y muri¨® desangrada. La operaci¨®n buscaba golpear a Al Qaeda, pero el yemen¨ª Baraa Shiban, activista de Reprieve, que conoce la localidad y ha hablado con testigos, pone en cuesti¨®n que fuera basti¨®n del grupo. No es el ¨²nico. Sea como fuere, la muerte vuelve a llamar a la puerta de la familia del cl¨¦rigo norteamericano Anuar al Aulaki, padre de Nora, abatido hace m¨¢s de cinco a?os por sus v¨ªnculos con la red terrorista que dirigiera Osama bin Laden. Y da por tanto munici¨®n a aquellos, muchos, que adoran a uno de los mayores propagandistas del yihadismo.
Nora al Aulaki, seg¨²n el relato aportado a los medios por su abuelo, muri¨® a las dos horas de ser herida en el cuello. Tambi¨¦n un primo suyo. Resid¨ªa con su madre en San¨¢, la capital de Yemen, pero estaba en Yakla para visitar a familiares. Entre los clanes ligados a los Al Aulaki en la localidad est¨¢ el de los Al Dhahab. Uno de sus miembros, Abdul Raouf al Dhahab, era precisamente el objetivo del operativo estadounidense. Muri¨® junto a Sultan al Dhahab, ambos considerados en un comunicado del Mando Central norteamericano como "veteranos coordinadores de operaciones y expertos en armas" de AQAP, siglas en ingl¨¦s de Al Qaeda en la Pen¨ªnsula Ar¨¢biga. La nota, fechada el 3 de febrero, inform¨® adem¨¢s de que los Navy SEAL, que perdieron a uno de sus hombres, se hab¨ªan hecho con importante documentaci¨®n sobre el grupo terrorista.
Pero son muchas las sombras que cubren la misi¨®n de los SEAL. En primer lugar, la suma de v¨ªctimas civiles, que asciende a 24 seg¨²n coinciden varias organizaciones de derechos humanos, entre ellas Reprieve. Una decena de estos muertos eran ni?os. En segundo lugar, hay dudas de que los objetivos tuvieran estrechos v¨ªnculos con Al Qaeda. "Es rid¨ªculo", dice?Baraa Shiban en conversaci¨®n telef¨®nica, "pensar que Al Qaeda pudiera organizar desde all¨ª un atentado contra EE UU". Seg¨²n la agencia de noticias norteamericana Associated Press (AP), tanto Abdul Raouf como Sultan mostraron su oposici¨®n en el pasado a la red terrorista. AP revela adem¨¢s que unos d¨ªas antes del ataque, Abdul Raouf hab¨ªa aceptado colaborar con las fuerzas gubernamentales, aliadas de EE UU y Arabia Saud¨ª, para combatir a los rebeldes Huthis, apoyados por Ir¨¢n.
Ante las cr¨ªticas a la operaci¨®n de los SEAL, el Mando Central distribuy¨® a la prensa material audiovisual incautado en Yakla. Pronto tuvieron que retirarlo de la Red ante las burlas. El v¨ªdeo difundido, una suerte de manual para hacer explosivos, ya fue ventilado hace una d¨¦cada por? organizaciones como el grupo de monitoreo yihadista SITE.
Un mentor desde la tumba
Nora al Aulaki naci¨® en Yemen hace ocho a?os. Su padre, Anuar, predicador estadounidense de Nuevo M¨¦xico, hab¨ªa dejado ya su pa¨ªs natal para establecerse en la tierra de sus padres ante la investigaci¨®n abierta en su contra por el FBI. En la d¨¦cada que va desde el 11 de septiembre de 2001 hasta su muerte, el 30 de septiembre de 2011, Anuar al Aulaki pas¨® de condenar en mezquitas del suroeste norteamericano los atentados a convertirse en mentor de yihadistas desde el sur de Yemen, una de las regiones m¨¢s atractivas para el entrenamiento de radicalizados. Habitual de los medios de comunicaci¨®n de AQAP, como la revista Inspire, Al Aulaki, con un ingl¨¦s fluido poco frecuente entre los propagandistas del grupo, fue citado como ide¨®logo -incluso una vez muerto- de los hermanos Kouachi, terroristas de Charlie Hebdo; el?psiquiatra militar Nidal Hasan, atacante en Fort Hood;?los hermanos de origen checheno Tsarnaev, autores del atentado en el marat¨®n de Boston...
Tras el ataque de Fort Hood, la Administraci¨®n Obama puso en el punto de mira a Al Aulaki y este fue abatido en las monta?as de Yemen el 30 de septiembre de 2011. Era el primer ciudadano de nacionalidad estadounidense que el Ej¨¦rcito de EE UU abat¨ªa deliberadamente. Dos semanas despu¨¦s, un nuevo bombardeo acababa con la vida de su hijo de 16 a?os. Si la esfera yihadista se hab¨ªa revuelto con la muerte del cl¨¦rigo de Nuevo M¨¦xico, m¨¢s lo hizo con la del adolescente. El joven Abdulrahman al Aulaki, como relat¨® su abuelo en el documental Guerras sucias, del reportero estadounidense Jeremy Scahill, se hab¨ªa escapado de casa en busca de su padre. Cuando este result¨® muerto, la abuela de la familia le dijo que regresara y ¨¦l accedi¨® a hacerlo en un par de d¨ªas. El 14 de octubre, sin embargo, un dron hizo saltar por los aires un restaurante con Abdulrahman dentro.
"Anuar al Aulaki era m¨¢s conocido fuera que dentro de Yemen", se?ala al tel¨¦fono?Shiban, de Reprieve, "pero la muerte de sus hijos es diferente, puede marcar a la nueva generaci¨®n de yemen¨ªes". Como en el caso de Nora, Abdulrahman estaba en el sitio y a la hora equivocados. Fuentes de la Administraci¨®n se?alaron a The Washington Post que el objetivo de aquel ataque era en verdad Ibrahim al Banna, egipcio en la c¨²pula de AQAP. Fall¨®. A¨²n hoy, el Departamento de Estado norteamericano ofrece cinco millones de d¨®lares como recompensa por informaci¨®n que le ayude a dar con el paradero de Al Banna.?
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