Pek¨ªn ya no es ciudad para inmigrantes
El plan de descongesti¨®n de la capital pasa por reducir su n¨²mero de trabajadores menos cualificados
Heiqiaocun es uno de esos barrios que Pek¨ªn preferir¨ªa creer que no existen. Lo que hace apenas 20 a?os era un mero campo de cultivo muy alejado del centro de la capital se ha convertido, gracias a la reciente prosperidad econ¨®mica china, en una aldea urbana abigarrada, polvorienta, levantada con poco orden o concierto y donde todos provienen de otras partes. Tres de cada cuatro de sus cerca de 100.000 habitantes son inmigrantes de otras provincias chinas. Aunque esa tendencia puede cambiar en el futuro, si el gobierno municipal de Pek¨ªn cumple a rajatabla sus planes.
El a?o pasado comenzaron las demoliciones en los barrios de alrededor. ¡°Muchos granjeros edificaron en sus tierras de cultivo y alquilaron a los que llegaban de fuera, sin tener los permisos que hac¨ªan falta. Ahora les han empezado a llegar ¨®rdenes de derribo¡±, explica, entre calada y calada de cigarrillo, Hu Xiurong, de 66 a?os. Hu, antigua agricultora y actual casera, ha empezado a detectar una ca¨ªda en el n¨²mero de inmigrantes, aunque a¨²n no en aquella zona. "Los que tienen que irse de los otros barrios est¨¢n viniendo a esta¡±, dice.
Una de sus inquilinas, Qi Xiaoli, de 38 a?os, asiente en la modesta tienda de comestibles que regenta desde hace tres a?os. ¡°Este ¨²ltimo a?o se han marchado cuatro familias que conoc¨ªa¡±, explica, entre cajas de fideos instant¨¢neos, paquetes de tabaco y bolsas de verduras en salmuera. La poblaci¨®n inmigrante representa el 38% de los habitantes de Pek¨ªn y suma buena parte de la mano de obra poco cualificada de la capital.?El gobierno municipal quiere reducir en medio mill¨®n la poblaci¨®n de los suburbios donde se concentran.
Desde 2014, el ayuntamiento ha puesto en marcha un ambicioso plan de urbanismo que busca mejorar la calidad de vida de la capital, optimizar sus recursos?y, sobre todo, descongestionar una megal¨®polis desmesurada. Los 21,7 millones de habitantes de Pek¨ªn colapsan diariamente el tr¨¢fico con 5 millones de veh¨ªculos, consumen a un ritmo alarmante las reservas de agua y saturan los sistemas de educaci¨®n, sanidad e incluso de desag¨¹e. La meta del ayuntamiento es limitar la poblaci¨®n a un m¨¢ximo de 23 millones de habitantes a partir de 2020.
Entre los planes m¨¢s conocidos figura, por ejemplo, el traslado de las oficinas del gobierno municipal a Tongzhou, una ciudad dormitorio a una hora de Pek¨ªn: una medida que afectar¨¢ a un mill¨®n de personas, funcionarios y sus familias. Las universidades han sido alentadas a construir campus fuera del casco urbano. El ayuntamiento est¨¢ tambi¨¦n?cerrando, o desplazando a otras ciudades, buena parte de sus mercados al detalle o al por mayor.
En el centro de la ciudad han desaparecido de la noche a la ma?ana tiendas y restaurantes, algunos muy populares, con el argumento de que se hab¨ªan construido de manera ilegal. Los peque?os comercios que se encontraban en los bajos de los edificios han sido tapiados. Pero la campa?a promete extenderse a¨²n m¨¢s. El alcalde Cai Qi, una figura en ascenso dentro del Partido Comunista, ha anunciado la semana pasada que los planes recibir¨¢n un impulso a¨²n mayor este a?o para trasladar fuera de Pek¨ªn las funciones ¡°no esenciales¡± de la capital, con el fin de hacerla ¡°m¨¢s ¨¢gil y eficiente¡±.
Las f¨¢bricas y empresas ¡°prescindibles¡± ser¨¢n arrancadas ¡°como las hojas de una col¡± del tejido urbano para ser llevadas a otras ciudades. El ayuntamiento prev¨¦ cerrar este a?o 500 factor¨ªas y derrumbar 40 millones de metros cuadrados de ¡°edificaciones ilegales¡±. En cambio, en sinton¨ªa con los objetivos del gobierno central, se alentar¨¢ el desarrollo de start-up tecnol¨®gicas y de sectores de alto valor a?adido.?
Entre las ¡°edificaciones ilegales¡± figuran tambi¨¦n las guarder¨ªas sin licencia creadas para atender a los hijos de los trabajadores que llegaban de fuera. Desde 2015 han cerrado centenares de escuelas sin profesores cualificados en las que estudiaban estos ni?os. Al menos cuatro han cerrado sus puertas tambi¨¦n en Heiqiaocun, cuenta Qi. ¡°Cobraban unos 500 yuan (unos 80 euros) al mes por ni?o. Ahora la que queda pide mil yuanes (unos 160 euros): mucho dinero para un inmigrante¡±, a?ade.
El cierre de guarder¨ªas y colegios de primaria representa un rev¨¦s especialmente duro para los inmigrantes, que al carecer de hukou ¡ªel certificado de residencia local¡ª?carecen de acceso a servicios p¨²blicos como la educaci¨®n o la sanidad. Sus hijos pueden estudiar primaria en Pek¨ªn, pero si quieren continuar deben regresar a donde nacieron sus padres. Ante este panorama, y los altos precios de la capital, muchos inmigrantes han empezado ya a abandonar la ciudad. Seg¨²n datos de la revista Caixin, en los nueve primeros meses de 2016 la poblaci¨®n de los seis distritos centrales hab¨ªa ca¨ªdo en 96.000 personas.
¡°Yo no voy a irme mientras mi hijo [de 6 a?os, ndr] curse la primaria. Mi marido trabaja aqu¨ª y no quiero separar a la familia. Despu¨¦s, tengo muy claro que s¨ª. En Pek¨ªn el ni?o no podr¨ªa seguir estudiando. Y para nosotros lo m¨¢s importante es que ¨¦l reciba una educaci¨®n¡±, explica Qi.?
Un sistema de puntos
Si Pek¨ªn fomenta que los inmigrantes m¨¢s pobres se vayan, tambi¨¦n intenta atraer a los de mayor formaci¨®n. Desde el pasado mes de enero ha entrado en vigor un sistema de puntos para conceder el permiso de residencia. El sistema?prima a las personas con estudios superiores y propiedades, y excluye a quienes no est¨¢n ya en edad de trabajar.
Para acceder a los servicios p¨²blicos es imprescindible contar con un certificado de residencia y haber pagado las contribuciones a la seguridad social durante al menos siete a?os consecutivos. Adem¨¢s, es obligatorio carecer de antecedentes penales.
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