¡°Th¨¦o se ha convertido en un s¨ªmbolo a su pesar¡±

Algo m¨¢s de dos semanas despu¨¦s de la paliza recibida a manos de la polic¨ªa, Th¨¦o Luhaka, todav¨ªa convaleciente, se encuentra ya en casa. ¡°Est¨¢ mejor, sobre todo de ¨¢nimo¡±, cuenta su hermana mayor, El¨¦onore, de 37 a?os. ¡°Los ¨²ltimos d¨ªas en el hospital estaba muy desanimado. Ahora duerme mejor aunque le sigue costando. Cuando llega la noche lo pasa peor¡±, a?ade. ¡°Todav¨ªa no se da cuenta de la repercusi¨®n de su historia. Se ve en la tele y se r¨ªe. Se est¨¢ convirtiendo en un s¨ªmbolo a su pesar y le va a tocar tomar la palabra y hacer algo con ella. Es un chico lleno de iniciativas, encontrar¨¢ la forma de hacerlo¡±, resume.

La historia de Th¨¦o, el peque?o de siete hermanos de esta familia modelo, cuyos padres son originarios de Congo, ha conmocionado a toda Francia y ha servido para poner de nuevo el foco en una realidad a menudo olvidada: la del abandono de las banlieues, las zonas de la periferia de las grandes ciudades donde se concentran desempleo, pobreza, fracaso escolar y franceses hijos de inmigrantes que se sienten ciudadanos de segunda. En estos barrios, la tasa de desempleo se sit¨²a en torno al 26,7% ¡ªcuando la media nacional est¨¢ por debajo del 10%¡ª, el 36% de los menores de 30 a?os ni estudian ni trabajan ¡ªel 17,4% en el resto del pa¨ªs¡ª?y la tasa de pobreza triplica la del resto del territorio, seg¨²n el Observatorio Nacional de las Zonas Urbanas Sensibles. El 26% de sus habitantes son inmigrantes, frente al 9,7% en todo el pa¨ªs.

El pasado 2 de febrero, Th¨¦o, de 22 a?os, futbolista semiprofesional y mediador social, fue detenido tras un control de identidad que acab¨® en paliza en su barrio de La Rose des Vents, en Aulnay-sous-Bois, al norte de Par¨ªs. Cuatro agentes est¨¢n imputados, tres por violencia agravada y uno por violaci¨®n: este le penetr¨® el ano con una porra provoc¨¢ndole una herida de 10 cent¨ªmetros por la que ha sido operado. En casa desde el viernes, Th¨¦o recibe ahora cada ma?ana la visita de una enfermera.

En su vecindario, tambi¨¦n conocido como la Cit¨¦ des 3.000, los ¨¢nimos se han calmado despu¨¦s de que el propio Th¨¦o pidiera no ceder a la violencia, tras varias noches de incidentes. ¡°Hemos decidido confiar en que se haga justicia porque as¨ª nos lo ha pedido, por eso hemos dejado de montar l¨ªo¡±, asegura un joven que hace guardia en una esquina. En la otra acera, una pancarta colgada en la pared reza #JusticiaParaTh¨¦o. ¡°Aunque aqu¨ª, si no eres hijo de diplom¨¢tico, la justicia no es la misma¡±, lamenta. Como la mayor¨ªa de los vecinos, denuncia que la violencia policial es frecuente.

A la entrada de la Cit¨¦ des 3000, est¨¢ todav¨ªa en pie el vetusto centro comercial de Galion, pr¨¢cticamente vac¨ªo. Apenas sobrevive un club de baile, alguna tienda de comida y otra de vestimenta magreb¨ª. Del edificio cuelga un gran cartel con la foto del futbolista del Tottenham Moussa Sissoko, originario de este enclave de los barrios norte de Aulnay-sous-Bois, donde viven unas 18.000 personas. Un cami¨®n de la Polic¨ªa vigila la entrada al barrio, aparcado frente a una pared en la que se puede leer: ¡°Que le follen a la polic¨ªa¡±.

Dentro del Plan de Reurbanizaci¨®n de la ciudad, uno de los m¨¢s importantes del pa¨ªs, est¨¢ previsto que el centro comercial sea derruido. Las grandes torres ya han sido reemplazadas por edificios de tama?o m¨¢s humano y el grueso de los dem¨¢s conjuntos de vivienda han sido rehabilitados. ¡°Hemos renovado por fuera, pero tenemos que entrar en el interior y atajar los problemas de fondo¡±, estima Leila Abdellaoui, de 34 a?os, antigua consejera en la alcald¨ªa. ¡°Tenemos que hacer m¨¢s a favor de la educaci¨®n, de la formaci¨®n, del empleo y luchar contra la estigmatizaci¨®n, aunque eso no depende solo del ayuntamiento¡±, a?ade.

¡°El problema es que esto es un gueto, los j¨®venes no salen de aqu¨ª¡±, explica Mounir Bouabdellah, de 22 a?os, estudiante de econom¨ªa aplicada y voluntario asociativo. ¡°Necesitamos que se hable m¨¢s de los ejemplos positivos, tenemos empresarios, deportistas, mucha gente muy v¨¢lida, pero los medios solo hablan de los incidentes¡±, a?ade. ¡°Al final, hay una suerte de autocensura. Lo m¨¢s a lo que aspiran los j¨®venes es a ser futbolistas, raperos o a colocar calefacciones. Eso est¨¢ bien, pero hay m¨¢s opciones¡±, concluye.