El rev¨¦s de la inmundicia
Frente a la corrupci¨®n, no reina la complicidad sino que se abren cientos de investigaciones
Jaqueados por la multimillonaria corrupci¨®n gestada entre funcionarios inescrupulosos y empresas constructoras brasileras idem, son varios los pa¨ªses latinoamericanos en los que hiede la corrupci¨®n que llega a altos niveles de la sociedad y el Estado. Y con ello el descreimiento en las instituciones y en los pol¨ªticos crece. ?Todo est¨¢ podrido?
La respuesta instintiva e inmediata es afirmativa. Eso se alimenta, adem¨¢s, en esa mezcla de preocupaci¨®n c¨ªvica ¡ªde gentes y medios de comunicaci¨®n¡ª con el morbo de la noticia, el ¨²ltimo dato, el ?no sabes qui¨¦n m¨¢s est¨¢ metido en este esc¨¢ndalo! Hay, sin embargo, un rev¨¦s de la inmundicia. Que no ocupa titulares ni reportajes televisivos, pero que es m¨¢s trascendente y fundamental: las respuestas que viene recibiendo la exuberante corrupci¨®n.
Tan importante ¡ªo m¨¢s¡ª que la foto de la corrupci¨®n es que en muchos pa¨ªses una institucionalidad democr¨¢tica se ha puesto en movimiento y est¨¢ desbrozando el camino para enfrentar en serio a la corrupci¨®n y la impunidad incluyendo una cooperaci¨®n internacional nunca antes vista. Para todos los latinoamericanos que hemos hecho de la brega por la transparencia y la democracia y contra la corrupci¨®n una opci¨®n de vida, esto es muy importante y alentador. As¨ª, muchos jueces y fiscales de pa¨ªses como Brasil y Per¨² est¨¢n marcando una pauta firme. Y como ocurre hoy en el Per¨², por ejemplo, con profesionales independientes del poder pol¨ªtico a la cabeza de instituciones claves como la justicia y el ministerio p¨²blico que, en general, est¨¢ haciendo las cosas con respeto al debido proceso. En la historia pol¨ªtica latinoamericana en circunstancias como estas la justicia sol¨ªa servir, m¨¢s bien, como manto de impunidad o de herramienta del poder de turno como venganza y persecuci¨®n del adversario.
Mientras los analistas abren hoy interrogantes acerca del efecto que tendr¨¢n en la pol¨ªtica interna estadounidense sus tradicionales checks and balances (pesos y contrapesos), la realidad en algunos pa¨ªses latinoamericanos da cuenta que lo de los pesos y contrapesos se est¨¢ instalando en nuestros predios. Doy un par de ejemplos del Per¨².
El 2009 fue condenado a 19 a?os de prisi¨®n Antauro Humala, hermano del presidente Humala. Pasaron los cinco a?os de Gobierno de Humala (2011-2016) y pese a su facultad presidencial de indultar a un condenado, no se dieron las condiciones para que el presidente considerara que pod¨ªa aplicar ese beneficio a su hermano. ?En muchos otros pa¨ªses podr¨ªa haber ocurrido algo as¨ª?
Algo parecido ocurre con el expresidente Alberto Fujimori, condenado el 2009 a 25 a?os. Pese a que el fujimorismo tiene desde hace ocho meses el control absoluto del Congreso y que casi gana las elecciones presidenciales del 2016, la situaci¨®n del condenado a¨²n no ha variado. No s¨¦ si ser¨¢ as¨ª hasta el fin del Gobierno (2021) pero lo evidente es que quien tiene el poder no puede operar m¨¢s en el vac¨ªo.
La tremenda corrupci¨®n que estalla en las primeras planas es fuente l¨®gica de desaliento y desesperanza. Pero frente a ella el terreno no est¨¢ siendo ocupado por la complicidad o la inacci¨®n sino por centenares de investigaciones y procesos independientes de investigaci¨®n que est¨¢n en marcha.
Defender la independencia de jueces y fiscales es, por eso, un asunto crucial frente a las presiones o amenazas que pudieran venir. De cualquier origen. Soy de los que est¨¢n firmemente convencidos de que son superiores las capacidades de la sociedad y sus instituciones, en varios pa¨ªses latinoamericanos, de responder con energ¨ªa, aplicar la justicia con rigor y darle, con todo eso, un nuevo impulso a la evoluci¨®n democr¨¢tica.
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