Desde el frente de guerra contra el ISIS, se pide a Trump que no cambie de estrategia
John Richardson, el general estadounidense que coordina los bombardeos a Mosul, prev¨¦ que la ciudad caiga en tres meses
El general de brigada estadounidense John Richardson decide qui¨¦n muere y qui¨¦n vive en Mosul. Desde un centro de operaciones en Erbil, coordina los bombardeos a la segunda ciudad iraqu¨ª, el mayor feudo en ese pa¨ªs del debilitado Estado Isl¨¢mico (ISIS por sus siglas inglesas). ¡°Soy la autoridad de objetivos de combate¡±, explica en una entrevista telef¨®nica. Cada d¨ªa, hay entre 50 y 70 ataques al enemigo.
El centenar de asesores militares norteamericanos empotrados entre las tropas iraqu¨ªes en Mosul le comunican posibles blancos, y Richardson decide si moviliza a los aviones o lanzamisiles de la coalici¨®n internacional que lidera Estados Unidos. Tiene ojos en el aire (aviones de vigilancia) y bases de datos que le ayudan a determinar si puede haber yihadistas y civiles en la zona. ¡°Mi responsabilidad es aprobar los ataques y, una vez el objetivo ha sido confirmado, garantizar que estamos [actuando] dentro de la ley de conflictos armados¡±, dice el general en referencia a la ley que proh¨ªbe un asalto intencionado a civiles.
Desde el frente de guerra, Richardson defiende la estrategia cauta del Pent¨¢gono contra el Estado Isl¨¢mico que est¨¢ en entredicho desde el inicio de la presidencia de Donald Trump, y prev¨¦ que Mosul sea liberada en tres meses. ¡°Creo que el liderazgo del ISIS est¨¢ degradado, la moral est¨¢ en ca¨ªda. Pese a que puedan tener un mejor terreno para luchar, no creo que tengan la misma capacidad que hace 100 d¨ªas¡±, sostiene el general, que lleva casi tres d¨¦cadas en el Ej¨¦rcito y combati¨® en la guerra de Irak.
Apoyadas por EE UU, las fuerzas iraqu¨ªes iniciaron en octubre la ofensiva a Mosul tras meses de retraso y ante la impaciencia de Washington. A finales de febrero, tras conquistar el este de la ciudad, iniciaron el asalto a la zona occidental, que se presume m¨¢s complicado al adentrarse en las estrechas calles del centro hist¨®rico, lo que dificultar¨¢ el apoyo a¨¦reo de la coalici¨®n. En la ofensiva a Mosul, se calcula que han muerto centenares de milicianos del ISIS y han sido desplazadas decenas de miles de personas. El temor es que, tras caer la ciudad, los yihadistas se escondan entre la poblaci¨®n.
¡°Nuestra estrategia est¨¢ funcionando. Los iraqu¨ªes est¨¢n demostrando habilidad, capacidad y coraje en la lucha contra el enemigo con el nivel de apoyo que estamos facilitando¡±, dice Richardson al ser preguntado si cree necesario aumentar el contingente de militares estadounidenses en Irak m¨¢s all¨¢ de los 5.000 actuales.
El general tampoco ve con buenos ojos permitir a los asesores militares entrar en combate. ¡°La manera m¨¢s efectiva de llevar a cabo esta campa?a contra el ISIS es permitir a los iraqu¨ªes liberar su tierra, utilizando sus soldados y nosotros prestando el apoyo que les permite hacerlo¡±, subraya. ¡°Es su liberaci¨®n de Mosul para su gente. No es una victoria americana o de la coalici¨®n. Es realmente una victoria iraqu¨ª y creo que eso es lo que querremos al final del d¨ªa¡±.
Las palabras de Richardson evidencian que los militares sobre el terreno se oponen a un viraje de estrategia, como el que sugiri¨® Trump como candidato cuando abogaba por atacar sin piedad al ISIS. En su primera semana como presidente, pidi¨® al Pent¨¢gono un plan para ¡°acelerar¡± la derrota del grupo terrorista y la pasada semana recibi¨® un abanico de propuestas. Se desconocen los detalles, pero se especula con que Trump podr¨ªa ampliar el n¨²mero de bombardeos y de militares desplegados, y relajar las directrices de combate. Esas normas limitan la actuaci¨®n de los uniformados y buscan evitar muertes civiles.
Enfoque cauto
La campa?a contra el ISIS ¡ªiniciada en 2014, cuando la irrupci¨®n del grupo yihadista forz¨® al Ej¨¦rcito estadounidense a volver a Irak tras su salida en 2011¡ª consiste en apoyo a¨¦reo a fuerzas locales y un n¨²mero limitado de asesores sobre el terreno que no entran en combate. El enfoque es similar en Siria, donde hay 900 militares norteamericanos. En ambos pa¨ªses, el Pent¨¢gono calcula que han muerto entre 50.000 y 60.000 terroristas. El pasado septiembre, admiti¨® la muerte de al menos una cincuentena de civiles en total.
Una de las cr¨ªticas habituales del candidato Trump al Gobierno de Barack Obama era que anunciara con antelaci¨®n sus planes militares. Como presidente, el republicano ha mantenido en secreto sus deliberaciones. Pero, en la Casa Blanca, ha comprobado c¨®mo su incendiaria ret¨®rica electoral, cuando abogaba por torturar a terroristas y matar a sus familias, choca con la realidad y las lecciones de m¨¢s de 15 a?os de compleja guerra contra el terrorismo islamista.
El general Richardson asegura que desde la toma de posesi¨®n de Trump, el 20 de enero, nada ha cambiado en su d¨ªa a d¨ªa ni en las ¨®rdenes que recibe del Pent¨¢gono. Tampoco el ambiente de trabajo. Y declina entrar a valorar algunas pol¨¦micas declaraciones de Trump como candidato, como cuando asegur¨® saber m¨¢s que los generales. ¡°La ret¨®rica en la campa?a no afecta nuestra actuaci¨®n profesional¡±, responde.
Richardson sirvi¨® tres veces en la anterior intervenci¨®n estadounidense en Irak (2003-2011) contra el r¨¦gimen de Sadam Husein. Fue una campa?a masiva (se desplegaron hasta 172.000 tropas norteamericanas), sangrienta (murieron unas 4.500) y costosa (se calcula que super¨® los 2 billones de d¨®lares) que no logr¨® estabilizar Irak.
El fantasma de las guerras sin fin contra el terrorismo sobrevuela Washington desde hace a?os. Igual que Obama, Trump bebe del hartazgo de la ciudadan¨ªa con las aventuras b¨¦licas y del papel de EE UU como ¨¢rbitro del mundo. Pero su doctrina es ambivalente: promete una pol¨ªtica aislacionista pero tambi¨¦n un refuerzo militar y mano dura contra el yihadismo.
El general Richardson se muestra esperanzado. Ve al Ej¨¦rcito iraqu¨ª mucho m¨¢s preparado que hace 10 a?os. Y asegura que se han aprendido las lecciones de la anterior guerra: evitar invasiones extranjeras y propiciar soluciones locales para no alienar a la poblaci¨®n ni alentar una insurgencia y tensiones sectarias. ¡°Se han dejado atr¨¢s muchas de las rivalidades del pasado porque hay un enemigo com¨²n¡±, esgrime.
Solo el tiempo dir¨¢ si, esta vez, esos pron¨®sticos se cumplen. Hasta que Mosul caiga, Richardson seguir¨¢ decidiendo cu¨¢ndo se aprieta el gatillo de los bombardeos. En los cinco meses de ofensiva a la ciudad, se han usado 14.395 bombas y otros tipos de municiones.
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