Hombres y mujeres desiguales hasta en las pensiones

Hay diferencias por pa¨ªses: la mayor brecha la afrontan las mujeres chipriotas, con un 48,8% menos de pensi¨®n que los hombres; la menor se da en Estonia (un 3,7%), seg¨²n datos del Parlamento Europeo. Sin embargo, pese a la diversidad, en todos los pa¨ªses la conclusi¨®n es com¨²n: ellas cobran menos y son ellas tambi¨¦n quienes se encuentran en los grupos de quienes no tienen prestaci¨®n.

Como la rumana Luminita Iacob, de Barlat, en el noreste del pa¨ªs y en una de las regiones m¨¢s pobres, que cuenta que cobra una ayuda ¡°miserable¡±. Menos de 100 euros, con los que tiene que mantenerse ella y a los dos nietos que viven en su casa desde que su hija falleci¨®. Comenta que trabaj¨® la tierra, que nunca tuvo un empleo considerado formal, y que con la prestaci¨®n que recibe en base a las ayudas que ha peleado por obtener del? Estado (parte por el trabajo agr¨ªcola y parte por carencias econ¨®micas), apenas le da para vivir. ¡°Si no fuese porque dos de mis hijos, que viven en Italia, me mandan dinero cuando pueden, me morir¨ªa de hambre¡­¡±, lamenta.

La Uni¨®n Europea vive en los ¨²ltimos a?os un debate sobre la discriminaci¨®n que soportan las mujeres a lo largo de su vida laboral, que se traduce en la cuant¨ªa de las pensiones que reciben cuando se retiran. Se plantea, por ejemplo, que las pensiones no se establezcan solo mediante la capacidad contributiva de la vida laboral. La Comisi¨®n de Derechos de la Mujer e Igualdad de G¨¦nero del Parlamento Europeo ha presentado un proyecto de informe sobre la necesidad de que la Uni¨®n elabore una estrategia para eliminar y prevenir la brecha de g¨¦nero en materia de pensiones. El texto se votar¨¢ este mes de marzo.

La propuesta recoge algunos datos preocupantes sobre las diferencias entre hombres y mujeres, como en la duraci¨®n de la carrera laboral, m¨¢s de 10 a?os inferior a la de los hombres. ¡°Las mujeres cuya carrera tiene una duraci¨®n inferior a 14 a?os son v¨ªctimas de una brecha en materia de pensiones de jubilaci¨®n dos veces mayor (64%) que las mujeres cuya carrera ha sido m¨¢s larga (32%)¡±, se?ala el documento. Mujeres que, por su mayor esperanza de vida, de media y para toda la jubilaci¨®n, ¡°pueden necesitar m¨¢s capital que los hombres¡±, a?ade.

La brecha de g¨¦nero en las pensiones es del 38% en toda la Uni¨®n Europea, seg¨²n un estudio del Instituto Europeo de Igualdad de G¨¦nero (EIGE) publicado en 2015 con datos de 2012. En Espa?a, siguiendo la misma metodolog¨ªa, era del 34%; y no hab¨ªa mejorado con respecto a 2010. Las bajas pensiones no solo son la herencia de sueldos menores ¨Cpese a que muchas veces desempe?an trabajos de igual valor¡ª. Las mujeres tambi¨¦n cobran menos prestaci¨®n de jubilaci¨®n porque en ellas las tasas de empleo a tiempo parcial son m¨¢s elevadas, como apunta la responsable de Igualdad del sindicato espa?ol UGT Cristina Anto?anzas. Tambi¨¦n las reducciones de jornada son m¨¢s frecuentes en ellas en todo el mundo.

La radiograf¨ªa de las pensiones ofrece una foto fija de la realidad social espa?ola. Y de la historia. Hasta hace poco m¨¢s de una d¨¦cada, era m¨¢s frecuente que las mujeres espa?olas percibieran una pensi¨®n de viudedad que de jubilaci¨®n, seg¨²n datos hist¨®ricos del Ministerio de Empleo. Hoy ya no es as¨ª, pero mientras dos millones de mujeres reciben pensi¨®n de jubilaci¨®n, 1,6 millones la tienen por viudedad, es decir, relacionada con la cotizaci¨®n del que fue su marido, seg¨²n datos de 2016.

En Espa?a, siete de cada diez personas que reciben pensiones de jubilaci¨®n por debajo de 700 euros mensuales son mujeres. En esta situaci¨®n hay m¨¢s de 1,5 millones. Y este es solo uno de los datos que ponen de manifiesto la magnitud de la brecha de g¨¦nero en las pensiones que todav¨ªa se vive en Espa?a y que, en opini¨®n de Mercedes Ayuso, catedr¨¢tica de Estad¨ªstica Actuarial y doctora en Econom¨ªa por la Universidad de Barcelona (UB), a¨²n tardar¨¢ en desaparecer.

Entre esas 1,5 millones de espa?olas est¨¢ Vicenta Sanz, de 79 a?os, que vive de una prestaci¨®n de 590 euros mensual. ¡°Gracias a Dios no tengo que pagar el piso porque ya lo tengo pagado, si no, no s¨¦ qu¨¦ har¨ªa¡±, comenta en una cafeter¨ªa de Madrid. Sanz relata que durante d¨¦cadas s¨®lo trabaj¨® en casa, cuidando de sus cuatro hijos ¨Ctres varones y una mujer¡ª y del hogar. Empez¨® a trabajar cuando termin¨® su matrimonio. Y de sus contratos temporales, en ocasiones de jornadas reducidas, y alternos se deriva su baja pensi¨®n.

Su amiga Milagros, de 83 a?os, cabello corto y te?ido de color miel, por el contrario, cobr¨® su primera prestaci¨®n hace dos a?os, cuando falleci¨® su esposo. La de viudedad es la ¨²nica pensi¨®n de la que dispone. Aunque como Sanz trabaj¨® en casa, y frecuentemente ayudaba en una florister¨ªa de su pueblo, M¨®stoles (en Madrid). Por aquellas ¡°horillas¡± nunca cotiz¨®. ¡°La verdad es que en esos tiempos no ¨¦ramos muy conscientes¡­ ahora s¨ª lo habr¨ªa pedido. No dejo de insistirles a mis hijas y a mis nietas para que trabajen, se busquen bien la vida y no dependan de nadie¡±, afirma. Dice que con la pensi¨®n de viuda le da para vivir, pero que le habr¨ªa gustado obtener los frutos de su trabajo.

Sus casos son la herencia de la historia de Espa?a. porque aunque la situaci¨®n ha cambiado, hubo un tiempo no muy lejano en que era mucho m¨¢s frecuente para las mujeres espa?olas recibir una pensi¨®n de viudedad que de jubilaci¨®n. Son las cifras de la herencia de la dictadura franquista (1936-1975), una ¨¦poca en la que estaba prohibido que las mujeres casadas trabajaran. El veto no fue eliminado hasta 1960; y solo en algunos casos y profesiones.

Es complicado ponerle fechas a la reducci¨®n de la brecha en las pensiones, pero esta experta cree que hay margen para el optimismo: ¡°Podemos prever una reducci¨®n, teniendo en cuenta la mayor participaci¨®n de las mujeres en el mercado laboral en las ¨²ltimas d¨¦cadas, y el alargamiento de sus carreras laborales¡±, asegura. En la d¨¦cada de 1970, cuando en Espa?a se producen los efectos de un baby boom muy acentuado con un gran incremento en las tasas de natalidad, las mujeres o no trabajaban o lo hac¨ªan solo hasta que nac¨ªan sus hijos, explica Ayuso.

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¡°Desde finales del siglo XX el comportamiento cambia de manera significativa. Aunque el porcentaje de poblaci¨®n ocupada masculina sigue siendo mayor, se han reducido notablemente las diferencias por intervalos de edad en cuanto a permanencia en el mercado laboral para hombres y mujeres¡±, a?ade esta experta, miembro del grupo de investigaci¨®n Riskcenter de la UB.

Los efectos de ese cambio de comportamiento ya se aprecian en las estad¨ªsticas, asegura Ayuso. Aunque si se analiza la cuant¨ªa media de las pensiones de jubilaci¨®n la brecha de g¨¦nero parece inamovible, en realidad, y aunque muy lentamente, ha ido menguando en los ¨²ltimos a?os. En 2015, el importe medio de las nuevas pensiones para los hombres fue de unos 1.480 euros, un 34,2% superior al de las mujeres (unos 1.103 euros). ¡°Sin embargo, en 2006, la pensi¨®n media de las altas de jubilaci¨®n para los hombres era pr¨¢cticamente el doble¡±, subraya Ayuso, que concluye: ¡°Aunque las mujeres siguen cobrando pensiones de jubilaci¨®n significativamente inferiores, la brecha de g¨¦nero se ha reducido en los ¨²ltimos diez a?os¡±.

En el caso de Espa?a, el ¨²nico caso en el que la brecha de g¨¦nero juega a favor de las mujeres es en las pensiones de viudedad (683,71 euros en las altas producidas en 2015 frente a 450,05 para los hombres). Pero ¡°no hay que olvidar el origen de dicha diferencia¡±, se?ala Ayuso, que ¡°es consecuencia de las menores bases reguladoras asociadas a las c¨®nyuges femeninas, derivadas de carreras laborales m¨¢s cortas y/o menores salarios¡±. ¡°Muchas mujeres solo cuentan actualmente con los ingresos derivados de la pensi¨®n de viudedad, aunque se espera que esto vaya cambiando¡±, a?ade.