Park Geun-hye, la ¡°princesa de hielo¡± surcoreana ca¨ªda en desgracia
La hija del dictador Park Chung-hee parec¨ªa destinada a hacer historia. Este viernes la dej¨® por la puerta trasera
Parec¨ªa destinada a hacer historia. Era la hija de una de las figuras m¨¢s controvertidas de la historia reciente surcoreana, el dictador militar Park Chung-hee. Se convirti¨® en la primera mujer jefe de Estado de su pa¨ªs, con una de las mayores proporciones de votos a favor de la historia democr¨¢tica surcoreana. Y finalmente, s¨ª,? Park Geun-hye, la ¡°princesa de hielo¡± surcoreana, ha acabado pasando a los anales. Pero no por los logros de un mandato anodino e impopular, sino por el modo de su marcha: es la primera l¨ªder de su pa¨ªs expulsada del poder por la presi¨®n popular desde la implantaci¨®n, hace tres d¨¦cadas, de la democracia.
Despu¨¦s de la decisi¨®n del Tribunal Constitucional, Park deber¨¢ ahora abandonar la Casa Azul, la residencia presidencial, donde ha pasado los ¨²ltimos cuatro a?os de su vida y que en los ¨²ltimos meses se ha visto rodeada, semana s¨ª y semana tambi¨¦n, de manifestantes que reclamaban su dimisi¨®n. Para ella, su marcha tendr¨¢ una resonancia especial: es la vivienda en la que pas¨® la mayor parte de su infancia.
La ya expresidenta lleg¨® a la Casa Azul con 10 a?os, cuando su padre asumi¨® el poder tras un golpe militar en 1961. Fue una ¨¦poca tan turbulenta en la historia surcoreana (entonces un pa¨ªs sumido en la pobreza tras la guerra contra el norte) como tan controvertida es la figura de Park Chung-Hee: para sus detractores, fue un dictador que viol¨® compulsivamente los derechos humanos. Para sus simpatizantes, el hombre que hasta su asesinato en 1979 sent¨® las bases para el espectacular desarrollo econ¨®mico del pa¨ªs.
El mayor choque de la vida de la joven Park, con unas consecuencias para su futuro que nadie habr¨ªa imaginado entonces, ocurri¨® en 1974: su madre, Yuk Young-soo, muri¨® en un atentado fallido contra el general. La muchacha, con apenas 23 a?os, asumi¨® las tareas de primera dama. Frente a su dolor por la p¨¦rdida de su madre, Geun-hye encontr¨® consuelo en Choi Tae-min, un curioso predicador, fundador de una secta, la ¡°iglesia de la Vida Eterna¡°, que fund¨ªa en una extra?a mezcla creencias cristianas, budistas y animistas.
Choi aseguraba que, a trav¨¦s de ¨¦l, la joven podr¨ªa ponerse en contacto con su madre muerta. Los lazos entre ambos continuaron hasta la muerte del predicador y se extendieron, despu¨¦s del fallecimiento, a Choi Soon-sil, hija de aquel y apenas un poco m¨¢s joven que la propia Park.
En 1979, Park Chung-Hee era asesinado por su propio jefe de seguridad. Su hija, hu¨¦rfana, se retir¨® de la luz p¨²blica para seguir lo que defini¨® a?os m¨¢s tarde como ¡°una vida muy normal¡±.
Volver¨ªa a la escena pol¨ªtica a ra¨ªz de la crisis financiera en Asia de los a?os noventa. Nunca se cas¨® y se distanci¨® del resto de su familia para, seg¨²n ella, evitar las sospechas y tentaciones de posible corrupci¨®n que han salpicado de esc¨¢ndalos la vida pol¨ªtica y econ¨®mica surcoreana durante sus 30 a?os de democracia.
Sus ¨¦xitos al frente de los conservadores le valieron su otro apodo, ¡°la reina de las elecciones¡±. Con ella al frente, su partido gan¨® m¨¢s de 40 convocatorias locales y parlamentarias, hasta romper su racha en las presidenciales de 2007, cuando no logr¨® ser candidata. Ese a?o, la Embajada estadounidense en Se¨²l redactaba un cable que emerger¨ªa filtrado por Wikileaks, y que recog¨ªa las profundas sospechas que rondaban a la relaci¨®n entre la candidata y los Choi: se rumoreaba que el predicador goz¨® de ¡°completo control del cuerpo y alma de Park durante sus a?os formativos y, como resultado, los hijos de este acumularon una enorme riqueza¡±.
El desquite lleg¨® en 2012, cuando volvi¨® como presidenta a su hogar de la infancia, la Casa Azul, con un programa que hac¨ªa hincapi¨¦ en la dureza frente a Corea del Norte. Para entonces ya le llamaban ¡°la princesa de hielo¡±, por su car¨¢cter distante, sus maneras autoritarias y su aparente falta de apego familiar.
Su gran crisis lleg¨® en 2014. El transbordador Sewol se hundi¨® casi en directo ante los ojos horrorizados del pa¨ªs entero. Murieron 304 personas, la mayor¨ªa adolescentes en una excursi¨®n escolar. Park estuvo ausente durante un largo rato y solo se dirigi¨® a la naci¨®n siete horas despu¨¦s de una tragedia resultado ¡ªcomo se comprobar¨ªa a posteriori¡ª?de la incompetencia y la corrupci¨®n.
Si algo se rompi¨® entonces en la confianza entre la presidenta y su electorado, la crisis se hizo definitiva el a?o pasado. El hallazgo de un miniordenador que Choi hab¨ªa extraviado expon¨ªa a un p¨²blico estupefacto hasta qu¨¦ punto esta empresaria ten¨ªa acceso a Park y participaba, sin contar con ning¨²n papel oficial, en las tareas m¨¢s delicadas del Estado. Desde la redacci¨®n de discursos hasta decisiones sobre el rumbo de la pol¨ªtica exterior, pasando por la elecci¨®n del vestuario de la presidenta.
El resto ¡ªlas manifestaciones masivas para exigir su dimisi¨®n, su cese en el Parlamento, la sentencia judicial de este viernes¡ª es historia. La historia para la que estaba destinada Park. Y de la que hoy la presidenta ha salido por la puerta de atr¨¢s.
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