Despedido el fiscal de Manhattan tras negarse a presentar la renuncia

La demolici¨®n del legado de Barack Obama se acelera. El presidente Donald Trump ha ordenado el cese fulminante de 46 fiscales designados por su antecesor. La operaci¨®n de limpieza llega cuando crecen las voces en el entorno presidencial exigiendo una purga para acabar con la influencia de la anterior Administraci¨®n y poner coto a las filtraciones.

El golpe afecta a los denominados fiscales de distrito, con un enorme poder en sus circunscripciones y de los que dependen los casos habitualmente m¨¢s sonoros. Hasta que se proceda al nombramiento de los reemplazos, sus funciones ser¨¢n asumidas por sus segundos, todos ellos pertenecientes a la escala t¨¦cnica.

Los despidos han sorprendido por su brusquedad. Las sustituciones son moneda com¨²n durante el cambio de presidencia, pero se desarrollan de forma m¨¢s gradual. Salvo contadas excepciones, como en el primer mandato de Bill Clinton, donde se procedi¨® a otra tala masiva, los presidentes tienden a mantener en el puesto algunas figuras especialmente relevantes. En este caso, el barrido ha sido casi completo y ha afectado a fiscales tan reconocidos como el de Manhattan, Preet Bharara, conocido por su lucha contra la corrupci¨®n en Wall Street y que en noviembre, tras visitar la Torre Trump hab¨ªa logrado la aprobaci¨®n del republicano.

Bharara, tras recibir el viernes? la llamada del Departamento de Justicia para que presentase su cese inmediato, se neg¨®. Su resistencia apenas dur¨® 24 horas. Sus superiores le despidieron sin contemplaciones. El manotazo ha tra¨ªdo a la memoria el despido en enero pasado de la fiscal general interina, Sally Yates, por su negativa a defender los postulados del veto migratorio. Su cese, tras 27 a?os de servicio, fue fulminante y emiti¨® una clara se?al pol¨ªtica en los primeros d¨ªas de mandato presidencial.

Con la decisi¨®n de forzar la salida de los ¨²ltimos cargos de la era Obama en el ministerio p¨²blico, Trump da manos libres al nuevo fiscal general, el halc¨®n Jeff Sessions, para determinar el color pol¨ªtico del Departamento de Justicia. Al igual que el presidente, Sessions defiende las deportaciones masivas de inmigrantes indocumentados y ha mostrado su aversi¨®n al islam. Hombre pol¨¦mico, en los ochenta fue rechazado para un puesto de juez federal por sus actitudes racistas, y la semana pasado qued¨® malherido por el esc¨¢ndalo del espionaje ruso. Al descubrirse que minti¨® ante el Senado sobre sus conversaciones en Washington con el embajador Sergei Kislyak, se vio forzado a recusarse a s¨ª mismo en todas las investigaciones abiertas sobre la presunta conexi¨®n entre el equipo de Trump y el Kremlin.