Jesse Klaver: criptonita para Wilders
El candidato ecologista, en las ant¨ªpodas ideol¨®gicas del l¨ªder xen¨®fobo, se dispara en las encuestas
Geert Wilders era el m¨¢s popular del reino. Cada ma?ana al despertar el espejo m¨¢gico le recordaba que nadie acaparaba m¨¢s portadas de peri¨®dicos ni m¨¢s horas de televisi¨®n que ¨¦l. Todo el mundo ten¨ªa algo que decir sobre el pol¨ªtico xen¨®fobo de melena rubia, ya fuese con rencor o con admiraci¨®n, en un caf¨¦ o en un psiqui¨¢trico. No exist¨ªa nadie m¨¢s mentado en Holanda, vivo o muerto. Hasta que hace unas semanas el espejo lo sac¨® de su enso?aci¨®n y por primera vez en mucho tiempo pronunci¨® otro nombre: el del ecologista Jesse Klaver.
A tres d¨ªas de las elecciones, el candidato de 30 a?os ha protagonizado un espectacular ascenso en las encuestas con un mensaje opuesto al de Geert Wilders. Si el l¨ªder del Partido de la Libertad (PVV) hace campa?a culpando a los musulmanes de los males del pa¨ªs, Klaver mantiene un discurso multicultural, m¨¢s acorde a la tradici¨®n holandesa basada en las libertades individuales y la tolerancia al otro. La prensa anglosajona lo compara f¨ªsicamente con el primer ministro de Canad¨¢, Justin Trudeau ¡ªel parecido es evidente¡ª, y le atribuyen el talante del expresidente de Estados Unidos, Barack Obama. Estirando el chicle, sus seguidores han acu?ado el lema Jesse we can, que parafrasea el Yes we can de Obama
El equipo de Klaver parece m¨¢s una startup m¨¢s que un partido pol¨ªtico. El jefe de prensa podr¨¢ vestir chaqueta y zapatos pero se ve a leguas que es un veintea?ero. Sus asesoras tienen m¨¢s o menos su misma edad, aunque en los verdes tambi¨¦n hay otros miembros m¨¢s mayores, viejos comunistas o luchadores sociales que han perdido la esperanza en los partidos tradicionales, como los socialdem¨®cratas.
Ese contraste de j¨®venes y veteranos se dej¨® caer el jueves en la noche por el Afas live, una sala de conciertos frente al Amsterdam Arena, el estadio del Ajax. Klaver congreg¨® en este mitin a 5.000 personas, r¨¦cord en toda la campa?a. Sin americana, con las mangas de la camisa remangadas, se refiri¨® en el escenario a los contratos basura de los j¨®venes, al cambio clim¨¢tico, a los problemas de los holandeses para pagar el m¨¦dico y de la necesidad de acoger a los refugiados que huyen de la violencia y la guerra. En todo momento se refiri¨® al resto de candidatos como ¡°los pol¨ªticos¡±, como si no perteneciera al oficio. Con este discurso ha multiplicado por cuatro en las encuestas el n¨²mero de votos de su partido, Groenlinks.
Hijo de un marroqu¨ª (la minor¨ªa a la que Wilders se refiere como ¡°escoria¡±) y una madre de ra¨ªces tailandesas, est¨¢ casado y tiene dos hijos. Le saca de quicio que los inmigrantes de segunda y tercera generaci¨®n se sientan rechazados y no consigan integrarse como ¨¦l lo ha hecho. Todav¨ªa es dif¨ªcil encontrar un buen trabajo si en tu curr¨ªculum pone que te llamas Mohamed.
La frescura y ese aspecto de pol¨ªtico poco convencional le ha granjeado el favor de los m¨¢s j¨®venes. Seg¨²n la publicaci¨®n Volkskrant, tambi¨¦n ser¨¢ el aspirante m¨¢s votado por los gais. Subido a una ola, todos parecen querer a Klaver, que charl¨® un rato con EL PA?S en medio de unas escaleras tras el mitin: ¡°Soy lo opuesto a Wilders, esa es la realidad. Creo en una sociedad donde la gente no sea juzgada por su cultura, religion o color. Hemos construido mi campa?a alrededor de la esperanza y la empat¨ªa. Wilder lo ha hecho sobre el miedo y el odio¡±.
Interesado por la pol¨ªtica espa?ola, cree que Pablo Iglesias hizo ¡°un buen trabajo¡± en la ¨²ltima campa?a electoral. ¡°Podemos le pidi¨® a la gente que no se enfadara con los refugiados porque no era su culpa. Dijo que era culpa de los pol¨ªticos y ten¨ªa raz¨®n. ?Fue incre¨ªble!¡±.
Relaci¨®n con la prensa
Pese a las diferencias, los dos se parecen en que no necesitan a la prensa. Wilders est¨¢ enfrentado a casi la totalidad de los medios holandeses, a los que acusa de gallinas por no ser capaces de ¡°contar lo que de verdad piensa la gente¡± y refugiarse en la correcci¨®n pol¨ªtica. Wilders apenas concede entrevistas y cuando tiene ganas de dar una, ¨¦l llama a quien quiere otorg¨¢rsela. Nunca al rev¨¦s. Klaver tiene un trato exquisito con los medios pero su movimiento ha crecido al calor de las redes sociales. Groenlinks conecta m¨¢s con su electorado a trav¨¦s de Facebook Live que con las formas tradicionales de propaganda electoral.
Los holandeses que no quieren ver ni en pintura a Wilders conf¨ªan en que Klaver sea su criptonita. Ahora mismo no existe para la izquierda un referente m¨¢s importante que ¨¦l. El l¨ªder m¨¢s joven que ha tenido nunca un partido holand¨¦s cree que no es la inmigraci¨®n lo que est¨¢ acabando con las tradiciones holandesas sino el populismo de extrema derecha. Es decir, Wilders, el hombre que un d¨ªa se mir¨® al espejo y vio que alguien ya empezaba a hacerle sombra.
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