Paula Gaviria: ¡°Es incre¨ªble que la gente no est¨¦ seducida con el fin del conflicto¡±
La consejera presidencial de derechos humanos en Colombia habla de los retos del acuerdo de paz
Paula Gaviria Betancur (Bogot¨¢, 1972) es la consejera del presidente de Colombia, Juan Manuel Santos, en materia de derechos humanos. Fue nombrada para ese cargo en junio de 2016, despu¨¦s de dirigir la Unidad para la Atenci¨®n y Reparaci¨®n integral a las V¨ªctimas. Abogada y experta en pol¨ªticas p¨²blicas, resalta la importancia de ¡°implementar el acuerdo de paz con enfoque de derechos humanos¡±. ¡°Creemos en la gran premisa de que la vigencia de los derechos humanos es la que le va a dar sostenibilidad a los acuerdos¡±, se?ala en esta entrevista. Acaba de recibir un reconocimiento del Banco Mundial por su aportaci¨®n ¡°a la agenda de paz y desarrollo en Colombia¡±.
Pregunta. ?Cu¨¢l es el estado de salud de los derechos humanos en Colombia?
Respuesta. El fin del conflicto representa hoy para Colombia la mayor oportunidad de garantizar los derechos humanos. Desde que iniciaron las negociaciones ha habido una reducci¨®n de bastantes ¨ªndices de violaci¨®n a los derechos humanos, sobre todo los que tienen que ver con la vida, con la libertad, con la integridad. Colombia es todav¨ªa un pa¨ªs muy desigual, muy inequitativo, con brechas enormes entre la ciudad y el campo. El fin del conflicto permite concentrarse en eso.
P. ?Qu¨¦ tienen que hacer para reconocer los derechos de las v¨ªctimas?
R. Responderles, satisfacer al m¨¢ximo sus requerimientos, pero al mismo tiempo lograr una convivencia pac¨ªfica. La m¨¢xima justicia, la m¨¢xima verdad no siempre es compatible con la convivencia. Est¨¢ la comisi¨®n de esclarecimiento de la verdad y tambi¨¦n est¨¢ la obligaci¨®n para quienes van a participar en la justicia especial para la paz de reconocer el m¨¢ximo de verdad. Un componente que es fundamental para la no repetici¨®n [del conflicto], para la convivencia, para la legitimidad, es la reparaci¨®n. Una reparaci¨®n que implica un reconocimiento de que nunca tuvo que haber pasado, una dignificaci¨®n de aquel al que se deshumaniz¨®. Pero tambi¨¦n una mirada en la reparaci¨®n restaurativa, que restituya algo m¨¢s all¨¢ de volver al estado anterior, que aporte a la comunidad, al futuro de las personas.
P. ?Y cu¨¢les son los retos del desarrollo del acuerdo en materia de derechos humanos?
R. Hay que reconocer lo que ya ha funcionado, basarnos en lo que ya ha funcionado y proyectar ah¨ª el acuerdo final. De las acciones que ya estaban proyectadas a corto, mediano y largo plazo, hay que priorizar aquellas que impactan en el cumplimiento de los acuerdos. Por ejemplo, el derecho a la propiedad de los campesinos en Colombia. Lo que la gente quiere en el campo es sentir la paz, no solamente sentir que no ya no les est¨¢n matando, sino sentir que su vida cambia en algo, que si son campesinos hoy tienen m¨¢s posibilidades de comercializar sus productos. Que si son l¨ªderes sociales, sentir que s¨ª pueden llegar al poder, que s¨ª hay garant¨ªas para poder ejercer lo p¨²blico. Los retos son tres. El Estado tiene que mejorar su informaci¨®n, tener mejores diagn¨®sticos, indicadores, y la transparencia. Dos: el tema del pluralismo pol¨ªtico y social en un pa¨ªs que todav¨ªa est¨¢ muy cerrado. Y un tercero, el tema cultural y educativo. El conflicto, adem¨¢s de ocho millones de v¨ªctimas, ha dejado una profunda desconfianza en el Estado, pero ha dejado tambi¨¦n una cultura de indiferencia, de falta de solidaridad.
P. Por ejemplo...
R. Lo hemos visto con el plebiscito. A ustedes les debe impresionar un poco, pero claro que el mundo est¨¢ un poco tambi¨¦n con esas tendencias... como tan polarizado. Es incre¨ªble que al pa¨ªs no lo seduzca la paz, la gente no est¨¢ seducida con el fin del conflicto. Algo nos pas¨®. Colombia tiene que ser un poco tratada en ese sentido. Aunque he empezado a percibir un leve cambio, por ejemplo con lo que est¨¢ pasando con los l¨ªderes sociales. Estoy percibiendo que hay una toma un poco mayor de conciencia frente a la violencia contra ese tipo de personas. Antes mataban tambi¨¦n a l¨ªderes sociales, los han matado a muchos durante mucho tiempo. No es que ahora les est¨¦n matando m¨¢s, no es ostensiblemente mayor a otras ¨¦pocas, y ah¨ª nadie dijo nada. Ahora la gente est¨¢ tomando conciencia. Est¨¢ muy mal que est¨¦ pasando, pero est¨¢ muy bien que no estemos indiferentes frente a eso.
P. Y desde la perspectiva de los derechos humanos, ?qu¨¦ pueden que hacer frente al goteo constante de asesinatos de l¨ªderes sociales?
R. En el a?o 2016 hubo 64 casos, seg¨²n la ONU. Hay unas realidades que hay que analizar en profundidad, nos parece que lo m¨¢s serio no es saltar a conclusiones preliminares. Sobre todo cuando se trata de asesinatos, que las conclusiones las haga la Fiscal¨ªa, que es la que tiene el mandato de investigar de manera judicial con todas las pruebas del caso.
P. ?Qu¨¦ retos plantean los otros tipos de violencia que permanecen en el pa¨ªs y que, de nuevo, provocan fen¨®menos como el desplazamiento de la poblaci¨®n?
R. No es menor para el escenario humanitario en Colombia avanzar r¨¢pidamente en la negociaci¨®n con el ELN. Bajar¨ªa la intensidad de la victimizaci¨®n en Choc¨®, Arauca, algunas partes de Nari?o y Cauca. Lo que sucede en otras zonas como Urab¨¢ y bajo Cauca est¨¢ relacionado con las Autodefensas Gaitanistas. El problema es que si sigue el negocio [drogas], la labor del Ej¨¦rcito no va a tener el impacto en el mediano plazo.
P. ?En qu¨¦ ayuda militarizar m¨¢s ciertas zonas de Colombia en lo relativo a los derechos humanos?
R. He visto una Fuerza P¨²blica con m¨¢s herramientas y conciencia de respeto de los derechos humanos. Se han hecho esfuerzos enormes en la capacitaci¨®n, en el uso de la fuerza y en la protecci¨®n a la poblaci¨®n civil.
P. ?C¨®mo est¨¢ siendo la salida de las menores de las filas de las FARC?
R. El Consejo Nacional de Reincorporaci¨®n nos encarg¨® la puesta en marcha del programa en colaboraci¨®n con el CICR, UNICEF y otras organizaciones sociales. Las salidas se han ido produciendo en base a informaci¨®n que nos ha facilitado las FARC. Ya se han producido tres, escalonadamente se continuar¨¢ con el operativo. El programa planteado se articula en torno a las necesidades de los j¨®venes, una manera de trabajar que no ha sido habitual. No hay experiencias similares en el mundo.
P. ?C¨®mo son estos chicos? ?Qu¨¦ necesidades tienen?
R. Son menores de edad que vienen de contextos de mucha vulnerabilidad, no se sienten v¨ªctimas del conflicto y forman parte de una transici¨®n en la que el grupo al que han pertenecido est¨¢ desarm¨¢ndose. Hay que entender las l¨®gicas en las que han vivido, adaptarse a sus rutinas, el tipo de alimentaci¨®n que han tenido, cu¨¢l ha sido su papel en el grupo y saber valorar los conocimientos que han adquirido y potenciarlos. Tambi¨¦n se preguntan por qu¨¦ tienen que salir antes del grupo que los grandes. En ellos se mezcla la ilusi¨®n frente al futuro, pero tambi¨¦n un tremendo temor. Yo les he prometido que les voy a cumplir. El reto m¨¢s grande que tenemos como Estado es recuperar la confianza.
P. Cruz Roja ha llamado la atenci¨®n a Colombia por la situaci¨®n en las c¨¢rceles del pa¨ªs.
R. La Jurisdicci¨®n Especial para la Paz (JEP) no es solo uno de los puntos estructurales del acuerdo, sino que ha sido aprobada por un Congreso que ha tendido a ser muy punitivo. En un pa¨ªs donde tenemos este dicho: ¡°Ojal¨¢ se pudra en la c¨¢rcel¡±. Y es literal. La JEP lanza el mensaje de que se pueden tener otros tipos de justicia y efectivos. Yo constat¨¦ en el 98 que en las c¨¢rceles se vive en un estado infrahumano. En aquel momento se decret¨® que era inconstitucional, pero no se atac¨® el problema de fondo. Hoy las prisiones est¨¢n hacinadas con graves problemas de salubridad. Una nueva sentencia ha solicitado al Estado plazos para que se mejore en una situaci¨®n de crisis. Nadie lo desconoce. Nosotros visitamos c¨¢rceles, recogemos denuncias, trabajamos con los miembros del INPEC [organismo penitenciario] el tema de violencia contra la poblaci¨®n LGTBI. Es un reto enorme.
P. Las cifras sobre violencia sexual no mejoran. En el ¨²ltimo informe de Medicina Legal se apuntaba a que un 70% de las violaciones es a menores.
R. Era un delito invisible en Colombia, hab¨ªa miedo y verg¨¹enza a denunciar por la cultura machista, se sienten culpables de los que les ha pasado. Y, otra vez, falta de confianza en el Estado por la impunidad ante el delito. Estamos articulando una estrategia con varios organismos como la Unidad de las V¨ªctimas y la Fiscal¨ªa que se llama Reconstruyendo. Estamos evidenciando que estos delitos no son solo consecuencia del conflicto, el indicador de la violencia intrafamiliar es mayor.
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