Las fosas de Veracruz y el colapso del Estado
El hallazgo del cementerio clandestino m¨¢s grande de M¨¦xico agudiza la crisis de violencia de la entidad
Veracruz es de nuevo el centro de atenci¨®n nacional debido al reciente descubrimiento de m¨²ltiples fosas clandestinas y a otro asesinato de un periodista. Recientemente sali¨® a la luz p¨²blica el macabro caso del cementerio clandestino de Colinas de Santa Fe, el mayor a la fecha en M¨¦xico (se han hallado 250 cr¨¢neos hasta ahora), y hoy 19 de marzo se sabe de otro en Alvarado, con 49 cr¨¢neos, a los cuales hay que sumar los hallados en meses recientes. La fiscal¨ªa reconoce que hay fosas en 44 de los 212 municipios de la entidad. Por otra parte, el 18 de marzo fue asesinado en el pueblo de Yanga un periodista local, Ricardo Monlui, el primero en el nuevo gobierno, todo ello en el marco de la agudizaci¨®n de la violencia criminal en todo el estado.
Las investigaciones realizadas por valientes periodistas y por las familias de las v¨ªctimas revelaron, desde hace 5 a?os, la participaci¨®n directa de las fuerzas policiacas estatales en muchos de los asesinatos y desapariciones atribuidos al crimen organizado. El nuevo gobierno de Veracruz est¨¢ intentando documentar esta alianza. Sin embargo, la Fiscal¨ªa General de Justicia carece de los m¨¢s elementales recursos humanos, t¨¦cnicos y operativos para llevar a cabo las investigaciones necesarias. Lo mismo aplica para el nuevo asesinato de un periodista, el cual, como los 19 acontecidos en el gobierno anterior, puede quedar en la impunidad.
El cementerio clandestino de Colinas de Santa Fe, apenas 10 kil¨®metros al norte del puerto de Veracruz, fue descubierto en agosto de 2016, con la ayuda de una denuncia an¨®nima, por el Colectivo El Solecito, una agrupaci¨®n de familiares de desaparecidos que con sus propios recursos inici¨® la b¨²squeda de restos humanos en dicho predio. Casi seis meses despu¨¦s, con el apoyo reciente del gobierno federal, se han localizado 250 cr¨¢neos, pero solo se han podido identificar a dos v¨ªctimas. La Fiscal¨ªa carece de recursos para almacenar tan impresionante cantidad de cad¨¢veres y para tomar las muestras de ADN, tanto de los restos como de las familias de las v¨ªctimas.
La elemental tarea de identificar los cientos de cad¨¢veres producto de la violencia hab¨ªa sido iniciada por el fiscal anterior, quien cre¨® una base de datos gen¨¦ticos de restos y de familiares de v¨ªctimas. Pero las tomas de muestras de ADN a casi mil personas durante 2015 y 2016 fue, al parecer, un enga?o criminal pues s¨®lo 266 de ellas son ¨²tiles. La renuncia del fiscal anterior, Luis ?ngel Bravo, fue sorpresiva, dado que por ley ten¨ªa aun m¨¢s de seis a?os de gesti¨®n por delante. Se habl¨® de un pacto con el gobierno entrante que le permiti¨® irse sin asumir responsabilidades pol¨ªticas o penales. Tal pacto implicar¨ªa el perd¨®n a una gesti¨®n caracterizada por la protecci¨®n sistem¨¢tica a las fuerzas policiacas, claramente penetradas por el crimen organizado, y la ceguera ante la brutal corrupci¨®n de los altos funcionarios estatales. Es responsabilidad del gobierno actual llevar ante la justicia a las autoridades del gobierno anterior, no s¨®lo por la alianza criminal que prohijaron y permitieron, sino por la falta de respeto a las v¨ªctimas y sus familias.
De 2010 a la fecha hay 2.345 carpetas de investigaci¨®n abiertas por desaparici¨®n. Las morgues de Veracruz tienen 300 cad¨¢veres sin identificar y hay cientos m¨¢s, que se est¨¢n localizando en las fosas clandestinas. La magnitud de esta tragedia es casi indescriptible. El gobierno estatal no tiene capacidad para almacenar m¨¢s cad¨¢veres y tampoco para procesar su ADN. Se requiere, como lo reconoce el fiscal, ayuda internacional para construir instituciones m¨ªnimamente operativas en las polic¨ªas, la procuraci¨®n de justicia y el poder judicial de Veracruz.
En M¨¦xico apenas estamos entendiendo el incre¨ªble vac¨ªo de Estado que ha caracterizado al r¨¦gimen. La violencia extrema, los muertos y desaparecidos por miles, las familias desesperadas, son s¨®lo la manifestaci¨®n m¨¢s dram¨¢tica de un gigantesco colapso del Estado.
Alberto J. Olvera?es investigador del Instituto de Investigaciones Hist¨®rico-Sociales de la Universidad Veracruzana
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