La voluntad del pueblo
Muchos dudan si el disparo ser¨¢ mortal o si a¨²n cabe la esperanza de que el paciente se recupere
Trigger?es la palabra de moda en Reino Unido. Trigger, el sustantivo, significa gatillo. Trigger el verbo significa literalmente apretar el gatillo. Los pol¨ªticos y los medios llevan meses hablando del d¨ªa cuando finalmente iban a trigger?el art¨ªculo 50, a invocar la cla¨²sula que formalmente declara la intenci¨®n unilateral de Reino Unido de salir de la Uni¨®n Europea, y este mi¨¦rcoles finalmente lo han hecho.
Lo que muchos se preguntan es si el disparo ser¨¢ mortal o si a¨²n existe la esperanza de que el paciente ingl¨¦s se recupere de su bala a la sien; si ya no hay marcha atr¨¢s o si a¨²n existe la posibilidad de que Reino Unido permanezca dentro de la UE.
No son pocos los brit¨¢nicos que quisieran que se celebre un segundo refer¨¦ndum: el 48% vot¨® a favor de la permanencia en el refer¨¦ndum del 23 de junio del a?o pasado. Ni son pocos los diputados que proponen un voto en el Parlamento de Westminster para ratificar o no el acuerdo al que se llegue tras los dos a?os que se esperan de negociaciones con Bruselas.
El Gobierno de la primera ministra Theresa May se ha opuesto a ambas posibilidades. Ella y sus subalternos repiten como un mantra que hay que respetar ¡°la voluntad del pueblo¡±, aportando a la frase un valor sagrado, como si fuese una herej¨ªa poner en duda el resultado de un refer¨¦ndum en el que la gran mayor¨ªa vot¨® con poco conocimiento de las consecuencias materiales de abandonar la UE.
Otros art¨ªculos del autor
David Davis, el ministro encargado de gestionar el Brexit, dio por fin una explicaci¨®n el lunes de porqu¨¦ el Gobierno no acepta siquiera que el acuerdo final se someta a un voto parlamentario: porque esto dar¨ªa a los europeos del otro lado de la mesa otro incentivo para ponerse duros con los brit¨¢nicos y condenarles a un acuerdo manifiestamente da?ino para la econom¨ªa de su pa¨ªs.
Lo que no dijo Davis ni ha dicho nadie es que exista alguna raz¨®n constitucional para prohibir tal voto (claramente no la hay) o para impedir la celebraci¨®n de un segundo refer¨¦ndum. Y como esto lo saben los dem¨¢s miembros de la Uni¨®n Europea, el incentivo al que se refiere el se?or Davis no dejar¨¢ de flotar por las mentes de los negociadores en Bruselas.
Dijo una vez un primer ministro brit¨¢nico que una semana es mucho tiempo en la pol¨ªtica. Dos a?os son una eternidad. O al menos tiempo suficiente para que ocurra de todo (?impeachment presidencial en Estados Unidos?), incluyendo que los brit¨¢nicos recapaciten y entiendan que, en vez de que el Brexit permita a Reino Unido ¡°volver a ser grande¡±, han empeque?ecido su pa¨ªs en lo econ¨®mico, lo pol¨ªtico, lo militar y lo moral.
La ret¨®rica intransigente de la se?ora May no es la ley
La voluntad del pueblo no est¨¢ escrita en granito. La ret¨®rica intransigente de la se?ora May no es la ley. Si llegase el d¨ªa en el que surgiera un clamor a favor de otro refer¨¦ndum, o quiz¨¢ de una elecci¨®n general centrada en la aceptaci¨®n o el rechazo del acuerdo pactado para la salida de Reino Unido de la UE, el Gobierno no lo podr¨¢ ignorar. Dada una segunda oportunidad, el suicida puede cambiar de plan.
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