Ivanka Trump: la fulgurante ascensi¨®n de la Primera Hija
La carrera pol¨ªtica de la empresaria y modelo se dispara despu¨¦s de que su padre la contrate como su asistenta en la Casa Blanca
Lo cuenta la propia?Ivanka Trump. Era ni?a, rubia y gen¨¦ticamente emprendedora, cuando decidi¨® abrir un puesto de venta de limonada. En la fastuosa Torre Trump resultaba imposible, as¨ª que opt¨® por hacerlo junto a la mansi¨®n de verano de Connecticut. Pero ah¨ª el vecindario era demasiado rancio. ?Qu¨¦ hacer? La peque?a Ivanka no lo dud¨®. El guardaespaldas, el ch¨®fer, las internas y hasta el personal de limpieza acabaron rasc¨¢ndose los bolsillos y comprando la limonada. Conclusi¨®n: ¡°Hay que sacar lo mejor de las peores situaciones¡±.
Ivanka Trump es as¨ª. Naci¨® rica, privilegiada y con apellido. Pero siempre ha pensado, y lo explica en su libro The Trump Card, que las ventajas se pueden volver inconvenientes. Que ser hija de Donald Trump exige mucho y que a ella, en ocasiones, le piden m¨¢s que a los dem¨¢s. Eso mismo ha ocurrido ahora con su ins¨®lito nombramiento como asistenta del presidente de Estados Unidos. A sus 35 a?os, ha logrado empleo y despacho en la Casa Blanca. Algo pr¨¢cticamente inalcanzable para los mejores cerebros de su generaci¨®n. Pero la millonaria se ha apresurado a destacar que no le dar¨¢n sueldo. ¡°Y estar¨¦ sujeta a las mismas reglas que cualquier otro empleado federal¡±, ha insistido como si fuera posible no estarlo.
Cargada de p¨®lvora, su entrada en Ala Oeste ha sido entendida por muchos como un acto m¨¢s de arbitrariedad en alguien incapaz de distinguir entre los negocios, la familia y la pol¨ªtica. ¡°Es un caso de nepotismo claro¡±, ha denunciado Norman Eisen, letrado para asuntos ¨¦ticos de la anterior Casa Blanca.
Otros van m¨¢s all¨¢ y apuntan al futuro. Con su presencia en la m¨¦dula del poder se confirma que la hija mayor y predilecta del presidente se ha lanzado a la caza mayor. Junto a su marido y tambi¨¦n asesor presidencial, Jared Kushner, formar¨¢ una de las facciones m¨¢s influyentes de la corte imperial. Un d¨²o cuyo talante supuestamente moderado se contrapone al tenebroso y ultranacionalista estratega jefe, Steve Bannon.
El salto no sorprende. Ivanka nunca ha sido timorata. En la campa?a electoral fue la sombra de su padre. Le aconsej¨®, defendi¨® y atemper¨®. Quienes les han visto juntos, aseguran que es de las pocas personas que puede hacerle recapitular. Incluso en los peores momentos. As¨ª ocurri¨® cuando Trump fue atacado por su sexismo y se hicieron p¨²blicas las salvajes grabaciones donde insultaba a las mujeres: ¡°Si eres una estrella, te dejan hacerles cualquier cosa, incluso agarrarlas por el co?o¡±. Ivanka, que durante meses hab¨ªa definido a su padre como feminista, le oblig¨® a pedir disculpas. Luego declar¨®: ¡°Los comentarios fueron claramente inapropiados y ofensivos. Me enorgullece que se haya excusado¡±.
Su influencia es fuerte. Y rec¨ªproca. Hay algo simbi¨®tico entre ambos. ?l siempre ha mostrado su admiraci¨®n por ella. E Ivanka, casada y con tres hijos, jam¨¢s se ha alejado de la estela de su progenitor. Estudi¨® en la misma universidad, trabaj¨® para su corporaci¨®n, le acompa?¨® en el programa de telerealidad El aprendiz y, como buena Trump, siempre le han gustado los focos. Ya fuera en su faceta de modelo, empresaria o ¨²ltimamente de Primera Hija.
La fama le gusta y, a diferencia de su madrastra, a quien ha eclipsado, Ivanka no deja de figurar en los actos palaciegos de m¨¢ximo nivel. Pese a no tener responsabilidad de gobierno, se ha codeado con el primer ministro japon¨¦s, Shinzo Abe, y con la canciller alemana, Angela Merkel. Pero donde su af¨¢n de protagonismo brill¨® con m¨¢s intensidad fue a mediados de febrero, en la visita del mandatario canadiense, Justin Trudeau. Ah¨ª no tuvo empacho en posar en la misma mesa presidencial, el casi sagrado escritorio Resolute que Jacqueline Kennedy orden¨® trasladar en 1961 al Despacho Oval.
Sentada entre su padre y Trudeau, su enorme sonrisa dio la vuelta al mundo y mostr¨® el tama?o de su ambici¨®n. Desde entonces se ha alejado de su peque?o emporio de joyer¨ªa, perfume y moda, y ha tratado de buscar espacio en la Casa Blanca. El primer intento para darle cabida se hizo p¨²blico hace una semana cuando se anunci¨® que dispondr¨ªa de una oficina en el Ala Oeste. Numerosas voces criticaron la proximidad al comandante en jefe de alguien que carec¨ªa de empleo federal. Para soslayar este escollo, el presidente ha decidido contratarla como su asistente. Un cargo que se le queda peque?o. Ivanka ya representa mucho m¨¢s. Primera Hija, casi Primera Dama y quiz¨¢ alg¨²n d¨ªa el relevo de Trump.
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