Las ad¨²lteras de Marruecos no tienen quien las defienda
La prisi¨®n de dos a?os contra una empresaria denunciada por infidelidad refleja el silencio de la sociedad ante una ley brutal
La escritora franco-marroqu¨ª Leila Slimani, ¨²ltima ganadora del premio Goncourt con su novela Canci¨®n dulce, se preguntaba el pasado viernes en el medio digital Le360 c¨®mo es que la sentencia de dos a?os de prisi¨®n firme para Hind Achabi, la presidenta de la compa?¨ªa especializada en vuelos de negocios Dalia Air, por adulterio y falsificaci¨®n de documentos, se ha producido ¡°en el Marruecos de 2017 en medio de una casi total indiferencia¡±. Al margen de los nauseabundos comentarios en las redes sociales ¡ª¡°?A la c¨¢rcel, sucia burguesa, tu dinero no te servir¨¢ de nada!¡±¡ª la noticia no ha despertado indignaci¨®n alguna. La escritora se preguntaba: ¡°?Por qu¨¦ ning¨²n intelectual, ning¨²n artista, ning¨²n hombre o mujer dedicado a la pol¨ªtica no se rebelan contra esta sentencia degradante y la ley que la permite?¡±
En Marruecos, el art¨ªculo 489 del c¨®digo penal castiga la homosexualidad con hasta tres a?os de c¨¢rcel, el 490 prev¨¦ hasta un a?o de prisi¨®n para quienes tengan relaciones sexuales fuera del matrimonio y el 491 contempla hasta dos a?os de prisi¨®n para cualquier persona casada ad¨²ltera denunciada por su pareja. Ninguno de los principales partidos pol¨ªticos prev¨¦ derogar esos tres art¨ªculos. El Ministerio de Justicia, consultado por este diario, no aporta ninguna cifra sobre hombres y mujeres detenidos por adulterio.
Para el enga?o del hombre hay siempre justificaci¨®n, incluso ante los tribunales Soumaya Naamane Guessous, soci¨®loga
La soci¨®loga Soumaya Naamane Guessous, quien public¨® en 1988 una adaptaci¨®n de su tesis doctoral sobre la vida sexual de las marroqu¨ªes titulada M¨¢s all¨¢ de todo pudor, celebrada por la cr¨ªtica y el p¨²blico, explica: ¡°En Marruecos no se publican estad¨ªsticas sobre adulterio, pero est¨¢ claro que el de los hombres est¨¢ consentido por la sociedad. Para el enga?o del hombre hay siempre justificaci¨®n, incluso ante los tribunales. A menudo se esgrime que la esposa no sacia su apetito sexual. Cuando es ella la que enga?a, aunque su marido sea impotente, se suele decir que es una viciosa o incluso una prostituta. Incluso ser¨¢n sus padres, sus hermanos, los vecinos, los que la har¨¢n avergonzarse. Jam¨¢s se liberar¨¢ de esa mancha¡±.
Un profesor universitario que prefiere no revelar su nombre indica: ¡°En Marruecos hay mucha promiscuidad. La gente se las arregla para hacer el amor, sin importarles el c¨®digo penal. Son muy pocos los que van a la c¨¢rcel. Pero eso s¨ª: el c¨®digo penal est¨¢ ah¨ª siempre como un hacha, lista para ser utilizada por el Estado contra determinadas personas¡±.
En junio de 2015, Hicham Mansouri, quien trabajaba en Rabat para una organizaci¨®n en defensa del periodismo de investigaci¨®n, fue condenado a diez meses de c¨¢rcel por complicidad en adulterio. Tras salir de la c¨¢rcel solicit¨® refugio pol¨ªtico en Francia y en la actualidad vive en Par¨ªs, en la Casa de los Periodistas. Desde all¨ª relata su experiencia: ¡°Mi detenci¨®n fue traum¨¢tica. Solo la puedo calificar de terrorismo. El 17 de marzo una amiga me visit¨® en casa a las 9:45 de la ma?ana. Algunos minutos despu¨¦s, diez polic¨ªas vestidos de civiles forzaron la puerta de mi apartamento, me agredieron f¨ªsicamente y me desnudaron. Yo comenc¨¦ a gritar pensando que me iban a matar o a violar. En un momento dado uno de ellos dijo: `?Polic¨ªa, polic¨ªa! Tambi¨¦n quisieron desvestir a mi amiga, pero se conformaron con quitarle el vestido. Despu¨¦s nos obligaron a hacernos fotograf¨ªas en la cama¡±.
Tanto Mansouri como su amiga fueron condenados a diez meses de c¨¢rcel y a pagar cada uno el equivalente a 2.000 euros al marido de ella. Mansouri asume que los perjuicios para su amiga han sido peores que para ¨¦l. ¡°Es dif¨ªcil para una mujer condenada por adulterio volverse a casar, porque se les considera una prostituta para el resto de su vida¡±.
Mansouri asegura que en la c¨¢rcel conoci¨® a unos diez hombres acusados de adulterio. Respecto al c¨®digo penal, el periodista se?ala: ¡°Lo que m¨¢s me indigna es que la ley no se aplica de la misma manera para todo el mundo. En los barrios m¨¢s acomodados de Rabat la gente vive de manera libre, como en Europa, y a veces a¨²n mejor. La ley solo se aplica en los barrios pobres y contra los activistas, militantes, opositores y periodistas cr¨ªticos¡±.
Para el soci¨®logo y profesor Abdessamad Dialmy est¨¢ clara la raz¨®n por la que la gente no se rebela contra ese tr¨ªo de art¨ªculos que atentan contra las libertades del individuo: ¡°El Cor¨¢n prev¨¦ 100 latigazos para quienes fornican, sin especificar si son casados ad¨²lteros o gente fuera del matrimonio. El profeta despu¨¦s concret¨® que ser¨ªan cien latigazos para quienes fornican fuera del matrimonio y los ad¨²lteros ser¨ªan lapidados, sin distinguir entre hombre o mujer. En la pr¨¢ctica era la mujer la susceptible de ser castigada, porque para el hombre est¨¢ permitida la poligamia y la compra de esclavas sexuales. En Marruecos la compra de esclavas era legal hasta 1926, en que los franceses lo anularon. Y a¨²n se permite la poligamia¡±.
¡°En el c¨®digo penal¡±, contin¨²a Dialmy, ¡°no se emplean las mismas palabras que en el Cor¨¢n ni los mismos castigos, pero protege la misma moral patriarcal del islam. As¨ª que para el marroqu¨ª, como musulm¨¢n, no hay nada que discutir contra esos art¨ªculos, porque castigan un pecado. Con toda modestia, he de decir que fui yo la primera persona en Marruecos que pidi¨® la derogaci¨®n de los tres art¨ªculos. Lo hice en 2007¡±.
A veces, las v¨ªctimas de esos art¨ªculos son las menos pensadas. En agosto, Moulay Omar Benhammad, de 63 a?os, y F¨¢tima Nejjar, de 62, fueron sorprendidos dentro de un coche en una playa pr¨®xima a Casablanca ¡°en flagrante delito¡± sexual, seg¨²n recog¨ªa la denuncia policial. Omar est¨¢ casado y tiene hijos. F¨¢tima es viuda y madre de seis v¨¢stagos. Pero la clave del asunto es que ambos eran vicepresidentes del Movimiento Unidad y Reforma (MUR), el ala ideol¨®gica del islamista Partido de la Justicia y el Desarrollo (PJD). Y las elecciones estaban a la vuelta de la esquina, en octubre. Varios dirigentes del PJD alegaron que todo se deb¨ªa a una oscura maniobra por parte de ¡°los poderes ocultos del Estado¡±, con el fin de perjudicarles en las elecciones.
En el caso de los dos islamistas, fue la esposa quien renunci¨® a interponer denuncia, como suele ocurrir en la mayor¨ªa de las ocasiones. As¨ª pudo Omar Benhammad librarse de la c¨¢rcel. Pero los tres art¨ªculos del c¨®digo penal siguen en plena vigencia, listos para ser aplicados en cualquier momento.
Leila Slimani: ¡°La gente se ha acostumbrado a esconderse y mentir¡±
La escritora franco-marroqu¨ª Leila Slimani tiene previsto publicar en los pr¨®ximos meses un ensayo sobre la vida sexual de los magreb¨ªes. Desde Par¨ªs ha expresado a este diario, su sorpresa ante las pocas personas que se rebelan en Marruecos contra un c¨®digo penal que penaliza las relaciones sexuales fuera del matrimonio, el adulterio y la homosexualidad. ¡°Me ha sorprendido que mucha de la gente que he encontrado, y sobre todo los j¨®venes, son muy cr¨ªticos en relaci¨®n con esas leyes, pero no se plantean la posibilidad de que sean derogadas. Han interiorizado las prohibiciones, se han acostumbrado a ellas. Todo el mundo ha cogido la costumbre de esconderse, de fingir, de mentir. Y adem¨¢s, para muchos, esas leyes no pueden ser cambiadas porque, seg¨²n ellos, van acordes con la religi¨®n o la tradici¨®n¡±.
Slimani cree que en Marruecos, ¡°como en otras partes¡± hay muchas parejas clandestinas. ¡°Pero viven con la amenaza de ser detenidos. Y en mi opini¨®n, el hecho de tener miedo no ayuda a rebelarse contra la ley. Cada uno intenta protegerse y no hay mucha solidaridad¡±.
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