Depurar la corrupci¨®n, la clave para empezar a reconstruir las instituciones en Am¨¦rica Latina
El Foro Econ¨®mico Mundial concluye en Buenos Aires con una invitaci¨®n a todos los pa¨ªses a rematar procesos como el brasile?o
Superado el at¨ªpico primer d¨ªa del Foro Econ¨®mico Mundial sobre Am¨¦rica Latina, que coincidi¨® con una huelga general que paraliz¨® Buenos Aires, el ambiente de crisis pol¨ªtica que se vive en varios pa¨ªses por los esc¨¢ndalos de corrupci¨®n domin¨® los debates. No solo Brasil, epicentro del caso Lava Jato, casi todos los pa¨ªses latinoamericanos est¨¢n sometidos a una presi¨®n enorme de la sociedad para acabar con la impunidad de la corrupci¨®n.
Uno de los ejes de este foro, que vuelve a Argentina despu¨¦s de 16 a?os, como gesto de respaldo a las pol¨ªticas de Mauricio Macri, ha sido precisamente el surgimiento de una nueva clase media latinoamericana surgida de los a?os del boom de las materias primas que es mucho m¨¢s exigente que las anteriores. Quiere buena sanidad y educaci¨®n p¨²blicas, quiere instituciones democr¨¢ticas fuertes, reclama pol¨ªticas sociales para acabar con la desigualdad y no tolera los esc¨¢ndalos.
Ese nivel de exigencia, sumado a la crisis econ¨®mica, est¨¢ llevando a muchas personas a la calle en varios pa¨ªses y est¨¢ derribando un gobierno tras otro. "Si queremos tener futuro, tenemos que cambiar profundamente el estilo de desarrollo latinoamericano. Debemos repensar el capitalismo para reducir la desigualdad", sentenci¨® Alicia B¨¢rcena, secretaria ejecutiva de CEPAL.
Marcos Pe?a, jefe de gabinete del gobierno de Argentina, coincidi¨® en el cierre del foro: ¡°Estamos convencidos que un mundo mas integrado, sociedades mas democr¨¢ticas, nos har¨¢n una mejor humanidad, una mejor regi¨®n y un mejor pa¨ªs. Estamos en transici¨®n de un pa¨ªs que estuvo cerrado y va descubriendo que el mundo es una oportunidad mas que una amenaza¡±. ¡°Los cambios en la comunicaci¨®n traen nuevos desaf¨ªos a la democracia en nuestra regi¨®n pero es muy importante que el liderazgo social y pol¨ªtico sea capaz de entender que esa sociedad que cambi¨® requiere instituciones que tambi¨¦n cambien¡±, a?adi¨® el cargo.
La mayor¨ªa de los participantes coincidieron en que el modelo actual de crecimiento latinoamericano con enorme desigualdad y basado en las materias primas no es sostenible, pero sobre todo incidieron en la necesidad de reformar las instituciones de los pa¨ªses de la regi¨®n para enfrentarse a unas demandas nuevas de unos j¨®venes de clase media mucho m¨¢s formados y exigentes. Varios participantes en el foro coincidieron en la necesidad de que todos los pa¨ªses de Am¨¦rica Latina hagan procesos profundos de depuraci¨®n de la corrupci¨®n como el de Brasil, por mucho que eso tenga costes para la estabilidad, como una manera de lograr que esas clases medias vuelvan a conectar con las ¨¦lites pol¨ªticas y crean en sus instituciones.
Una mesa espec¨ªfica dedicada al combate de la corrupci¨®n y moderada por Alberto Bello, editor de la revista mexicana Expansi¨®n, mostr¨® las enormes dificultades que persisten en toda la regi¨®n para combatir esta lacra. Eber Betanzos Torres, subsecretario de la funci¨®n p¨²blica en M¨¦xico, el hombre encargado de perseguir la corrupci¨®n en ese pa¨ªs, reivindic¨® los esfuerzos de su pa¨ªs. ¡°La primera cuesti¨®n importante es ver con mucho cuidado eso de que la corrupci¨®n es un problema cultural. Creo que lo cultural es el rechazo a la misma; los esfuerzos que se plantean en el caso mexicano con la puesta en marcha del sistema nacional anti corrupci¨®n generan expectativas y los m¨¢rgenes para dar resultados tienen que ser muy estrechos¡±, afirm¨®, antes de subrayar la necesidad de ¡°establecer mayores mecanismos de cooperaci¨®n entre el sector privado y la sociedad civil¡±.
Pero Daniel Zovatto, director regional del instituto internacional para la Democracia y la Asistencia Electoral, desmont¨® esa visi¨®n positiva al preguntar cu¨¢ntos presos de alto nivel hay en M¨¦xico por corrupci¨®n. Y despu¨¦s hizo el recorrido por otros pa¨ªses. Nadie ha hecho lo mismo que Brasil. Tambi¨¦n incluy¨® el caso argentino, donde el promedio para la finalizaci¨®n de una investigaci¨®n de casos de malversaci¨®n ronda los 14 a?os. ¡°A Marcelo Odebrecht le dieron 19 a?os de condena. ?Cu¨¢ntos de nuestros pa¨ªses est¨¢n en condiciones de hacer lo mismo en una situaci¨®n de estas? No se trata de combatir la corrupci¨®n puertas adentro solamente. Sin una justicia que ponga fin a la impunidad vamos a seguir haciendo ejercicios gatopardistas¡±, explic¨®.
Seg¨²n el Instituto Mexicano para la Competitividad (IMCO), la corrupci¨®n en M¨¦xico se come cerca del 9% del producto bruto interno. La situaci¨®n oblig¨® a reformar el sistema anticorrupci¨®n, y crear uno que prev¨¦ centralizar las pol¨ªticas, establecer penas m¨¢s severas para los corruptos e impulsar un in¨¦dito control ciudadano. Seg¨²n Alejandro Guerrero, director general para Argentina y Uruguay de la empresa Marsh, las compa?¨ªas tambi¨¦n est¨¢n esperando que se depure la corrupci¨®n. ¡°Empresas extranjeras que quieren invertir en Argentina est¨¢n esperando un gesto de este tipo [como el de Brasil] por parte de la justicia porque su temor es ingresar a hacer negocios en un modelo de corrupci¨®n. Tenemos que dar muestras institucionales de claridad y transparencia, en lugar de las investigaciones actuales y sus demoras, que es peor que no investigar¡±.
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