El Senado confirma a Neil Gorsuch como juez del Tribunal Supremo
Los republicanos brindan a Donald Trump una importante victoria al ratificar a su nominado tras una intensa pelea con los dem¨®cratas
Donald Trump ya ha dejado su huella en el Tribunal Supremo de Estados Unidos. El Senado ha confirmado este viernes a su nominado, el juez federal Neil Gorsuch, para ocupar un cargo vitalicio en la corte superior del pa¨ªs. La c¨¢mara alta estadounidense ha cerrado adem¨¢s una de sus batallas pol¨ªticas m¨¢s intensas de los ¨²ltimos a?os, que solo llega a su fin despu¨¦s de que los republicanos hayan cambiado las reglas de funcionamiento del Senado para evitar que Trump tuviera que retirar a su candidato.
Gorsuch (49 a?os)?ha recibido el apoyo de los 54 senadores republicanos y de otros dos dem¨®cratas. El resto de la oposici¨®n, 45 dem¨®cratas, vot¨® en contra. Desde el Supremo, el juez puede resultar clave en los pr¨®ximos meses, cuando se espera que el Tribunal Supremo estudie la legalidad del veto migratorio del presidente Trump, regulaciones sobre la posesi¨®n de armas o la separaci¨®n entre Iglesia y Estado en las escuelas americanas.
Trump celebr¨® este viernes la confirmaci¨®n del juez, al que atribuye ¡°un intelecto excepcional, una integridad inigualable y un historial de independencia que le convierte en el candidato perfecto¡±. A pesar de que el nuevo juez del Supremo no cambiar¨¢ el equilibrio ideol¨®gico de la corte ¡ªcinco conservadores y cuatro progresistas¡ª Gorsuch ha ascendido al cargo con un respaldo extremadamente inferior al de sus antecesores, en un claro reflejo de la polarizaci¨®n que afecta al cuerpo legislativo estadounidense. Esa brecha se ha acentuado a¨²n m¨¢s desde la llegada de Trump al poder.
El presidente republicano prometi¨® en la campa?a electoral que nombrar¨ªa a un juez digno de heredar el puesto de Antonin Scalia, el magistrado fallecido en 2016 y que defendi¨® algunas de las posturas m¨¢s conservadoras gracias a su estricta interpretaci¨®n de la Constituci¨®n. Gorsuch comparte con Scalia el arte de hacer literatura con sus sentencias y encaja en su mismo molde ideol¨®gico. Trump, amigo de las grandes escenograf¨ªas, le present¨® poco despu¨¦s de llegar a la Casa Blanca en una ceremonia medida al mil¨ªmetro para la televisi¨®n y en la que estaba presente la viuda de Scalia.
Desde ese mismo instante, los republicanos se han deshecho en elogios hacia un juez con una d¨¦cada de experiencia en el circuito federal y un curr¨ªculum aparentemente intachable. Los dem¨®cratas, sin embargo, han coleccionado todo tipo de objeciones, aunque ninguna ha servido para impedir que 65 d¨ªas despu¨¦s de su nombramiento, Gorsuch pueda vestirse la toga.
Los principales argumentos contra el nuevo magistrado del Supremo empiezan por el presidente que le avala, Trump, y el hecho de que est¨¦ siendo investigado por el Congreso y el FBI por su posible colaboraci¨®n con Rusia durante las elecciones. Pero el rechazo creci¨® a¨²n m¨¢s cuando Gorsuch se neg¨® a responder a las preguntas de los senadores dem¨®cratas acerca de si garantizar¨ªa derechos sociales como el aborto, adquiridos desde hace d¨¦cadas por los estadounidenses.
Los tres d¨ªas de audiencias en el Senado sirvieron para escenificar las distintas opiniones de Gorsuch seg¨²n el partido pol¨ªtico. Mientras los republicanos elogiaban sus talentos y alud¨ªan a elementos triviales de su carrera judicial ¡ªcomo su afici¨®n a la pesca o al esqu¨ª¡ª, los dem¨®cratas rescataban escritos de cuando asesor¨® al Departamento de Justicia de George W. Bush en el uso de torturas en los interrogatorios a sospechosos de terrorismo.
La pelea para confirmar a este juez de Colorado se recrudeci¨® a¨²n m¨¢s esta semana, cuando los dem¨®cratas anunciaron que ten¨ªan suficientes votos para impedir su ratificaci¨®n. Las reglas del Senado establec¨ªan hasta este jueves que cualquier nominado necesitaba recibir al menos 60 apoyos. Los republicanos, con 52 senadores, depend¨ªan del voto de ocho dem¨®cratas para impedir que Trump se viera obligado a cambiar de candidato.
Pero todo cambi¨® en apenas tres horas de dram¨¢tico debate en el Senado. El l¨ªder de la mayor¨ªa republicana, Mitch McConnell, cambi¨® las reglas para que en vez de 60 votos, Gorsuch pudiera ser confirmado por mayor¨ªa simple, 51. La decisi¨®n afecta a los pr¨®ximos nombramientos de jueces al Supremo y marcar¨¢ un antes y un despu¨¦s tanto en la corte como en el funcionamiento del Senado.
Tanto republicanos como dem¨®cratas han lamentado en los ¨²ltimos d¨ªas que, al no exigir un mayor consenso para ratificar a los nominados al Supremo, Trump ¡ªy futuros presidentes¡ª podr¨¢n elegir a candidatos de posturas m¨¢s radicales que hasta ahora. El m¨ªnimo de 60 votos exig¨ªa hasta ahora convencer a los legisladores de la oposici¨®n. Gorsuch es de hecho el primer candidato de los ¨²ltimos 16 jueces que han llegado a la corte que no es capaz de superar ese umbral.
La batalla entre los dos partidos se remonta a 2013, cuando los dem¨®cratas tambi¨¦n rebajaron ese requisito en el caso de nombramientos de jueces federales tras la obstrucci¨®n de los republicanos. ?stos bloquearon por causas pol¨ªticas la confirmaci¨®n de 79 cargos judiciales de Obama, m¨¢s de la mitad de todas las obstrucciones realizadas en la historia de EE UU. Los dem¨®cratas decidieron cambiar las reglas, pero excluyeron los votos de los aspirantes al Supremo, al considerar que su huella ideol¨®gica en la Corte tiene consecuencias mayores y durante m¨¢s tiempo.
Tres a?os despu¨¦s, tras el fallecimiento de Scalia, los republicanos se negaron a considerar al nominado por Barack Obama, que entonces era el presidente leg¨ªtimo para tal elecci¨®n. El partido de McConnell aprovech¨® su mayor¨ªa num¨¦rica en el Senado para impedir que se convocara ninguna audiencia sobre el elegido de Obama, Merrick Garland. El rencor del Partido Dem¨®crata desde entonces ha estallado en su oposici¨®n mayoritaria al primer juez que Trump, como prometi¨® a los republicanos durante la campa?a electoral, ha logrado sentar en el Supremo.
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