Una pareja israel¨ª lucha por concebir un nieto del hijo muerto
Asher e Irit Shahar han recurrido a la Corte Suprema para tenerlo por maternidad subrogada
La vida de los Shahar se par¨® el 27 de junio de 2012. A las siete de la ma?ana un oficial del Ej¨¦rcito israel¨ª se present¨® en su casa, en Kfar Saba, para comunicarles que su hijo Omri, de 25 a?os, capit¨¢n de la Marina, hab¨ªa fallecido al volcar el veh¨ªculo militar en el que regresaba con otros tres compa?eros a la base naval de Ashdot, en la costa israel¨ª.
¡°Me derrumb¨¦, pero cuando nos pregunt¨® si necesit¨¢bamos algo, s¨®lo acert¨¦ a decirle que quer¨ªa que extrajesen el esperma de Omri. No s¨¦ c¨®mo me vino la idea, pero surgi¨® en ese preciso momento¡±, explica su madre, Irit Shahar, mientras acaricia un colgante con forma de coraz¨®n que siempre lleva al cuello con la imagen del hijo grabada. El padre, Asher, fue al juzgado y logr¨® el permiso para hacerlo. ¡°Mi hijo quer¨ªa casarse y tener descendencia, pero muri¨® antes. Yo s¨®lo trato de cumplir su sue?o¡±, justifica Irit.
Larga batalla legal
Pens¨® que la maternidad subrogada ¡ªpermitida en situaciones excepcionales en Israel¡ª le ofrecer¨ªa esa posibilidad. Pero, cuando solicit¨® la autorizaci¨®n al juzgado de familia para utilizar el esperma congelado, se top¨® con la oposici¨®n legal del Estado, que se person¨® en la causa para impedirlo y logr¨® que las muestras permanecieran custodiadas en un juzgado. Tras a?os de batalla legal, el matrimonio gan¨® el juicio, pero el Estado recurri¨® y la instancia superior fall¨® contra los Shahar. La raz¨®n: lo que pretende Irit, una vez que nazca el beb¨¦, es adoptarlo y criarlo ella, en lugar que la madre biol¨®gica. Una situaci¨®n sin precedentes en Israel.
En un pa¨ªs donde crecer y multiplicarse, tal y como aparece en el G¨¦nesis, es una mitzv¨¢?¡ªun mandato divino¡ª la inseminaci¨®n post mortem o la maternidad subrogada, prohibida en numerosos pa¨ªses europeos, no est¨¢n mal vistas. De hecho, esta semana ha llegado a la Knesset un borrador que pretende autorizar por ley a padres y parejas a extraer el esperma de soldados muertos, salvo que el fallecido deje previamente constancia de su oposici¨®n.
La justicia israel¨ª, en ocasiones, ya ha autorizado a viudas a tener descendencia de su c¨®nyuge muerto e, incluso, en 2007 se permiti¨® a los padres de un soldado, fallecido en Gaza, tener un nieto inseminando a una mujer sin relaci¨®n alguna con ¨¦l. En este caso, a diferencia de los Shahar, la madre biol¨®gica cr¨ªa al ni?o.
¡°Acabamos de presentar un escrito ante la Corte Suprema porque no estoy dispuesta a permitir que asesinen a mi hijo por segunda vez¡±, dice desafiante Irit. Se espera que el tribunal dicte sentencia en un plazo no superior a seis meses. El veredicto ha generado mucha expectaci¨®n porque, en Israel, cada vez m¨¢s familias de j¨®venes soldados congelan su esperma, por lo que pueda pasar. Seg¨²n la Asociaci¨®n Nueva Familia, con sede en Tel Aviv, al menos una veintena de ellas aguardan el fallo esperanzadas, para seguir sus pasos. ¡°Si no me permiten tenerlo en Israel, con mucho dolor tendr¨¦ que abandonar este pa¨ªs, que tanto debe a mi familia, y tenerlo fuera¡±, dice Irit enarbolando su patriotismo. Su padre y su marido tambi¨¦n fueron oficiales de la Marina del pa¨ªs.
Omnipresente en la casa
Omri ten¨ªa novia. Pensaban casarse, pero cuando falleci¨®, Irit nunca se plante¨® que fuese ella la futura madre su nieto. ¡°Era muy joven (24 a?os). Ha declarado a nuestro favor ante el juez, pero tiene derecho a rehacer su vida. Esta es mi lucha. Omri estuvo siete a?os en primera l¨ªnea de fuego. Le he dado al Estado de Israel lo que m¨¢s quer¨ªa y, ahora, tengo derecho a que este pa¨ªs me d¨¦ el consuelo de poder tener un nieto suyo¡±, sentencia Irit. Tiene otras dos hijas, una de ellas reci¨¦n casada, pero est¨¢ empe?ada en asegurar la descendencia de su ¨²nico hijo var¨®n.
La imagen de Omri, onmipresente en la vivienda, aparece serigrafiada en el parabrisas trasero del coche de Irit y en un letrero luminoso que dice?¡°Esta es la casa de Omri Shahar¡± colocado en la entrada del chal¨¦ familiar. ¡°Ni siquiera pude retirar este rinc¨®n en su honor¡±, dice Irit se?alando una especie de altar, erigido durante la shiv¨¢?¡ªlos siete d¨ªas de duelo que, seg¨²n el juda¨ªsmo, siguen al entierro¡ª. A¨²n hoy, plagado de objetos, condecoraciones y fotos del fallecido, ocupa buena parte de la cocina y el sal¨®n. Su habitaci¨®n ¡ªen la que Irit no fue capaz de entrar en dos a?os¡ª, tambi¨¦n permanece intacta por expreso deseo de la madre, incluso ahora que una de las hermanas de Omri, que necesitaba m¨¢s espacio, se mud¨® a ella.
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