La oposici¨®n turca llega al refer¨¦ndum tras una campa?a plagada de arrestos u otros obst¨¢culos
Los contrarios a dar m¨¢s poder a Erdogan sufren ataques
Apenas pusieron el pie en la aldea de ?amoba, cuando comenz¨® a o¨ªrse al muec¨ªn gritar desde el minarete de la mezquita: ¡°?Unos for¨¢neos han entrado en el pueblo! ?No les abr¨¢is las puertas de vuestros hogares!¡±. La delegaci¨®n de la Asociaci¨®n de Pensamiento Atat¨¹rkista, formada mayormente por mujeres, no sal¨ªa de su asombro: hab¨ªa acudido a esa peque?a villa en la costa del mar Egeo para promover el no en el refer¨¦ndum que Turqu¨ªa celebra el pr¨®ximo domingo y se encontraban con tal extra?o recibimiento.
No ha sido la ¨²nica ocasi¨®n durante la tensa campa?a hacia el plebiscito que decidir¨¢ si Turqu¨ªa se convierte en un sistema presidencialista en que las mezquitas entran de lleno en el debate pese a que los imanes son funcionarios a sueldo del Estado y tienen prohibido dar consignas pol¨ªticas: durante un serm¨®n el pasado febrero, un im¨¢n de Estambul inst¨® a votar s¨ª acusando de ¡°traidores a la patria¡± a quienes optasen por el no; otro im¨¢n, en la provincia de Rize (norte), grab¨® un v¨ªdeo con sus fieles apoyando el s¨ª y en un templo de Nevsehir (Anatolia Central) se repartieron caramelos con propaganda a favor del s¨ª, entre otros ejemplos. Tampoco han sido estos los mayores obst¨¢culos sufridos por los partidarios del no, en una campa?a electoral en la que han sido tachados continuamente de ¡°terroristas¡± y ¡°golpistas¡± por las autoridades turcas.
¡°?Votar¨¢s s¨ª o no en el refer¨¦ndum?¡±, pregunta un amigo a otro en una de las ¨²ltimas portadas de la revista sat¨ªrica Penguen. ¡°Ah, pero ?hay m¨¢s opciones aparte del s¨ª?¡±, responde el otro sorprendido. En efecto, paseando por las calles de las ciudades turcas, empapeladas con enormes pancartas en las que se repiten los rostros del primer ministro y el presidente y la palabra ¡°Evet¡± (S¨ª), parece que no haya otra opci¨®n que la defendida por Erdogan y los suyos. Los propios observadores de la Organizaci¨®n para la Seguridad y la Cooperaci¨®n Europea (OSCE) han dado cuenta del ¡°abuso de los recursos p¨²blicos¡± ¨Cutilizaci¨®n de veh¨ªculos p¨²blicos o de instancias y fondos de la Administraci¨®n para hacer propaganda por ejemplo- por parte de la campa?a del S¨ª, pese a que la ley lo proh¨ªbe.
Seg¨²n un informe de la principal formaci¨®n opositora, el Partido Republicano del Pueblo (CHP), agentes de polic¨ªa o simpatizantes del gobierno han atacado o amenazado hasta 231 actos de partidarios del no en toda Turqu¨ªa y 330 personas implicadas en la campa?a contra el presidencialismo han sido detenidas. ¡°En algunas provincias han prohibido nuestros actos y varios de nuestros militantes han sido detenidos cuando repart¨ªan propaganda contra el sistema presidencial porque, nos dicen, solo los partidos pol¨ªticos pueden llevar a cabo campa?as pol¨ªticas¡±, se queja el copresidente de la Confederaci¨®n de Sindicatos de Empleados P¨²blicos (KESK), Lami ?zgen. El estado de emergencia que rige Turqu¨ªa desde el pasado julio confiere a las Delegaciones del Gobierno poderes extraordinarios para autorizar o prohibir actos p¨²blicos, lo que est¨¢ siendo utilizado en detrimento de la oposici¨®n. ¡°Se nos ha vetado la calle, lo que da idea de cual es la situaci¨®n en Turqu¨ªa. Solo se escucha una voz, la del s¨ª. Por eso nos hemos centrado en una campa?a peque?a, puerta a puerta¡±, se quejaba al inicio de la campa?a el diputado socialdem¨®crata Eren Erdem.
Tambi¨¦n podr¨ªa a?adirse que se les ha vetado la televisi¨®n. De acuerdo con un estudio de la plataforma Unidad por la Democracia, m¨¢s del 90 % de la duraci¨®n de las noticias sobre el refer¨¦ndum en los principales canales de televisi¨®n est¨¢ dedicado a la opci¨®n del s¨ª ya que mediante un decreto gubernamental ¨Cque ni siquiera fue debatido en el Parlamento como contempla la ley- se elimin¨® una disposici¨®n que exig¨ªa a los medios de comunicaci¨®n p¨²blicos y privados dar informaci¨®n imparcial durante periodos electorales. No en vano, durante la campa?a, al menos cinco conocidos presentadores de televisi¨®n y periodistas que dijeron p¨²blicamente simpatizar con la opci¨®n del no fueron fulminantemente despedidos.
M¨¢s dif¨ªciles a¨²n es la situaci¨®n en las regiones kurdas del pa¨ªs. El informe de los observadores de la OSCE muestra preocupaci¨®n por c¨®mo se ver¨¢n afectados en su derecho al sufragio los casi 300.000 votantes que viven en zonas declaradas de ¡°especial seguridad militar¡± en el sureste de Turqu¨ªa y el casi medio mill¨®n de desplazados por los combates entre el grupo armado kurdo PKK y las fuerzas de seguridad turcas. A¨²n m¨¢s inquietud expresa por ¡°el hecho de que l¨ªderes pol¨ªticos y activistas se hallen entre rejas ha mermado seriamente las posibilidades de ciertos grupos de llevar a cabo su campa?a¡±. Se refiere al encarcelamiento de 13 diputados, incluidos los dos copresidentes, del Partido de la Democracia de los Pueblos (HDP) y de varios miles de cargos locales de dicha formaci¨®n prokurda acusados de colaborar con el PKK. Incluso el himno de campa?a del HDP, en lengua kurda, ha sido prohibido por un tribunal que lo consider¨® ¡°separatista¡±.
El Gobierno ha anunciado que el d¨ªa del refer¨¦ndum unos 380.000 polic¨ªas y gendarmes vigilar¨¢n la seguridad de la votaci¨®n en todo el pa¨ªs. En las regiones orientales, se desplegar¨¢n adem¨¢s unos 70.000 guardias rurales ¨Cparamilitares kurdos leales al Gobierno de Ankara- para evitar, seg¨²n el primer ministro, Binali Yildirim, que ¡°las organizaciones terroristas influyan en las voluntad popular por medio de amenazas¡± como, en su opini¨®n, ocurri¨® en las elecciones de junio de 2015 cuando el buen resultado del HDP impidi¨® a los islamistas lograr la mayor¨ªa absoluta. Sin embargo, el presidente de la Asociaci¨®n de Derechos Humanos (IHD) en la provincia oriental de Erzurum, Medeni Ayg¨¹l, se teme que esta presencia de las fuerzas de seguridad sea utilizada para ¡°presionar y amedrentar¡± a los votantes kurdos, especialmente en los pueblos m¨¢s peque?os: ¡°Esta consulta necesita a todos los observadores internacionales que sea posible¡±.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.