Temer ignora la tormenta de corrupci¨®n e intenta acelerar sus reformas

La C¨¢mara de Diputados y el Senado brasile?o interrumpieron este mi¨¦rcoles sus sesiones previstas. Los representantes del pueblo a¨²n no se hab¨ªan recuperado del impacto de la bomba que todos esperaban desde hace semanas y que cay¨® inopinadamente en la tarde del martes: la lista de 108 aforados a los que el Tribunal Supremo va a investigar a partir de las confesiones de los antiguos ejecutivos de la constructora Odebrecht. La noticia lleg¨® en plena sesi¨®n de la C¨¢mara, y los diputados se abalanzaron de inmediato sobre sus tel¨¦fonos para consultar la lista. Alguno de los incluidos hasta se lo tom¨® con humor, como el diputado Paulo Pereira da Silva, m¨¢s conocido en su circunscripci¨®n de S?o Paulo como Paulinho da For?a, que ironiz¨® ante los periodistas: ¡°Quien tiene que preocuparse es quien no est¨¦ en la lista. Eso es un desprestigio¡±.

Entre los acusados de haber recibido sobornos o donaciones ilegales de Odebrecht a cambio de contratos o leyes que favorec¨ªan a la constructora no falta, efectivamente, casi nadie que haya sido alguien en Brasil en las dos ¨²ltimas d¨¦cadas: ocho ministros, los presidentes de las dos c¨¢maras, los l¨ªderes de los dos principales partidos del Gobierno, 12 de los 27 gobernadores de los Estados y cuatro de los ¨²ltimos cinco presidentes, Dilma Rousseff, Lula da Silva, Fernando Henrique Cardoso y Fernando Collor de Mello. El quinto expresidente que queda vivo, Jos¨¦ Sarney, est¨¢ tambi¨¦n acusado en otra ramificaci¨®n de esa macrotrama conocida como Operaci¨®n Lava Jato.

Dos a?os despu¨¦s de que estallase este esc¨¢ndalo de corrupci¨®n, con origen en los presuntos sobornos pagados por empresas a cambio de contratos con la petrolera p¨²blica Petrobras, todo el sistema pol¨ªtico brasile?o se tambalea. Hasta 15 partidos, de la derecha liberal a los comunistas, tienen a dirigentes implicados. El izquierdista Partido de los Trabajadores (PT), de Lula y Rousseff, result¨® al principio el m¨¢s golpeado. El clima pol¨ªtico creado por el esc¨¢ndalo, junto a la crisis econ¨®mica, fue el caldo de cultivo para el impeachment, el a?o pasado, de Rousseff, aunque se esgrimiese como motivo legal el maquillaje de las cuentas p¨²blicas. Ahora, los instigadores de su destituci¨®n est¨¢n tambi¨¦n bajo sospecha. Incluso la formaci¨®n pol¨ªtica que hasta ahora parec¨ªa m¨¢s a salvo, el Partido Social Dem¨®crata Brasile?o (PSDB) ¨Cprincipal sost¨¦n del Gobierno junto al Partido del Movimiento Democr¨¢tico Brasile?o (PMDB) de Temer- ha quedado muy da?ado ya que entre los objetivos de la investigaci¨®n del Supremo se encuentran su ¨²ltimo candidato presidencial, A¨¦cio Neves, y otro de sus hombres fuertes, el gobernador de S?o Paulo, Geraldo Alckmin.

Pero lo peor a¨²n puede estar por venir. El Supremo ha comenzado este mi¨¦rcoles a entregar a los medios de comunicaci¨®n los archivos con las confesiones completas de los ejecutivos de Odebrecht, incluidos registros de audio y video que contienen el relato pormenorizado de dos d¨¦cadas de compadreo con la ¨¦lite pol¨ªtica del pa¨ªs. Aunque el Supremo ten¨ªa previsto hacerlos p¨²blicos la pr¨®xima semana, una filtraci¨®n, el martes, al diario O Estado de S. Paulo oblig¨® a anticiparlo. Un cierto alivio para el Gobierno, ya que las vacaciones de Semana Santa pueden amortiguar los efectos del espect¨¢culo.

Los mensajes que llegan del entorno de Temer son que el presidente ni va a cambiar su Gobierno ni va a desistir de sus planes, en la confianza de que el recorrido judicial del caso a¨²n ser¨¢ largo. En la noche del martes transmiti¨® a algunos dirigentes pol¨ªticos que pretende continuar e incluso acelerar su programa de reformas, la m¨¢s inmediata, un recorte en el sistema de pensiones. ¡°No podemos parar la actividad legislativa¡±, ha clamado el presidente. Los mercados parecen confiar en ¨¦l, y la Bolsa de S?o Paulo no ha mostrado ning¨²n signo de inquietud. Todo lo contrario que los diputados de base de la mayor¨ªa gubernamental, temerosos de que, al desgaste por la corrupci¨®n, se sume su apoyo a una reforma de la pensiones con gran rechazo popular. Incluso un miembro del partido de Temer, el vicepresidente de la C¨¢mara, Fabio Ramalho, ha declarado que, en las circunstancias actuales, el presidente debe renunciar al recorte en las prestaciones por jubilaci¨®n.

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