La s¨¢tira que hace temblar a los poderosos
El semanario ¡®Le Canard Encha?n¨¦¡¯ ha sacudido la campa?a electoral
Cada martes, poco antes de las cinco de la tarde, se repite el mismo ritual ante el n¨²mero 173 de la rue Saint-Honor¨¦, en Par¨ªs. La fila var¨ªa, pero suelen ser varias decenas las personas que aguardan la llegada de la camioneta con los ejemplares del ¨²ltimo n¨²mero de Le Canard Encha?n¨¦. Hacen cola mensajeros motorizados que ni se quitan el casco, mujeres y hombres trajeados que se conocen de venir cada semana y que se toman un momento para saludarse antes de partir r¨¢pidamente con uno o varias decenas de ejemplares. Son enviados del Gobierno, de los medios, de empresas, de los partidos pol¨ªticos¡ Todos aquellos, en fin, que no pueden esperar a que el semanario sat¨ªrico llegue el mi¨¦rcoles por la ma?ana a los kioscos o buzones para saber qu¨¦ revelaciones contiene la publicaci¨®n que m¨¢s hace temblar a los poderosos de Francia, de izquierdas, de derechas y hasta de los que rehuyen etiquetas.
¡°Que dit de moi le volatile?¡±, ?qu¨¦ dice de m¨ª el ave?, sol¨ªa preguntar el general Charles de Gaulle cuando, las tardes del martes ¡ªla tradici¨®n de los poderosos de enviar a alguien a buscar la ¨²ltima edici¨®n viene de largo¡ª recib¨ªa en el El¨ªseo su ejemplar adelantado.
Fiel a su tradici¨®n, el semanario sat¨ªrico ha vuelto a sacudir el mundo de la pol¨ªtica. Le Canard es el responsable de que la carrera del conservador Fran?ois Fillon hacia el El¨ªseo estuviera a punto de descarrilar con su revelaci¨®n sobre los presuntos empleos ficticios que el candidato de Los Republicanos proporcion¨® a su mujer, Penelope, abriendo la puerta a una cadena de esc¨¢ndalos que casi le cuesta la candidatura y le ha supuesto una investigaci¨®n judicial. Su influencia es tan grande que Fillon admiti¨® que tambi¨¦n hab¨ªa contratado a sus hijos. ¡°Y eso no lo sab¨ªamos¡±, se carcajea Nicolas Brimo, administrador del semanario.
Sin presencia en Internet
Le Canard es un rara avis en el mundo de la prensa, y no solo porque su s¨ªmbolo sea un pato. No est¨¢ en Internet, no acepta publicidad para mantener su absoluta independencia y, desde hace 24 a?os, no ha subido su precio. Pese a ello, sus ventas hacen palidecer de envidia: entre 400.000 y medio mill¨®n de ejemplares cada semana. En ocasiones ha llegado hasta el mill¨®n, como cuando en 1981 revel¨® que el ministro de Presupuestos del presidente Giscard d'Estaing, Maurice Papon, colabor¨® en la deportaci¨®n de jud¨ªos durante la Segunda Guerra Mundial, hecho por el que acab¨® siendo condenado a?os despu¨¦s. La ¨²nica concesi¨®n a los nuevos tiempos que ha hecho es que ¡°ahora escribimos m¨¢s corto que hace 30 a?os¡±, dice Brimo. Bien lo sabe: lleva desde 1971 en Le Canard, que viene de celebrar su centenario.
Brimo lo ha visto casi todo. Fue ¨¦l quien firm¨® el art¨ªculo sobre Papon. Tambi¨¦n trabajaba all¨ª cuando, el 3 de diciembre de 1973, el peri¨®dico sorprendi¨® a agentes de inteligencia disfrazados de fontaneros intentando colocar micr¨®fonos en la redacci¨®n. Desde entonces, fiel a su humor ¨¢cido, en esta cuelga una placa de m¨¢rmol sobre un boquete que qued¨® de esa noche y que reza: ¡°Donaci¨®n de Marcellin, ministro del Interior, 1968-74¡±. La frustrada escucha, con la que pretend¨ªa averiguar las fuentes del semanario, acab¨® cost¨¢ndole el puesto.
Son pocos en el mundo de la pol¨ªtica francesa, e incluso europea, a los que no conocen los periodistas de Le Canard. Lo que no sucede necesariamente a la inversa. Para la entrevista con varios periodistas europeos, Brimo rechaza salir en una foto o un v¨ªdeo. No es por miedo, pese a que la publicaci¨®n haya recibido en los ¨²ltimos d¨ªas amenazas de muerte tan serias que la justicia ha abierto una investigaci¨®n. ¡°Si no aguantas las amenazas, mejor no estar en esto¡±, comenta secamente. Tampoco es la primera vez. Tras el atentado contra Charlie Hebdo en enero de 2015, tambi¨¦n esta publicaci¨®n fue amenazada.
Lo de no dejarse retratar se debe m¨¢s bien, explica, a su capacidad de poder seguir entrando en todas partes sin ser reconocido. ¡°Nunca hay que salir al sol con mantequilla en la cabeza¡±, sonr¨ªe. Porque la caracter¨ªstica de este semanario es que, tras la iron¨ªa y la presunta ligereza, se encuentra un periodismo muy serio, gracias a un equipo que investiga y encuentra lo que muchos medios serios no saben ¡ªo no quieren¡ª hallar. Y no se casa con nadie. Esta vez le toc¨® el turno a Fillon, pero fue tambi¨¦n Le Canard el que revel¨® que el socialista Fran?ois Hollande ten¨ªa en el El¨ªseo un peluquero al que pagaba m¨¢s de 9.000 euros al mes. Por eso, a Brimo no le inquieta demasiado qui¨¦n acabar¨¢ en el El¨ªseo. ¡°No se preocupen¡±, dice. ¡°Siempre pasa algo divertido¡±.
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